Capítulo 4

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Son las 11:56 de la mañana y me espera mi última entrevista de trabajo, he de reconocer que las otras tres no me han ido muy bien, en casi todas las editoriales pedían un mínimo de experiencia.

Suspiro,

-Como no tengas suerte aquí, lo llevas claro Audrey.-me digo para mis adentros.

Mi última entrevista es para la multinacional SH Mills Inc. es una de las mejores editoriales de la ciudad y la verdad es que trabajar aquí me abriría muchas puertas en el mundo de la edición, espero poder algún día publicar alguno de mis relatos, aunque visto lo visto, lo veo casi una misión imposible.

Salgo disparada a la boca del metro mas cercana y exactamente diecisiete minutos más tarde me encuentro cruzando las puertas de SH Mills Inc.

Se trata de un edificio completamente acristalado, muy diáfano y me llama la atención especialmente, todo es muy frío, en tonos blancos y grises.

El vestíbulo se encuentra encabezado por un enorme mostrador de cristal con dos guardias de seguridad perfectamente uniformados a cada lado de la mesa.

-¿Necesita ayuda?-me pregunta uno de ellos amablemente.

-Sí, tengo una entrevista de trabajo para el puesto de ayudante del editor.-digo finalmente.

-¿Me permite su nombre y su DNI porfavor?-dice mientras se acerca al ordenador.

-Si, soy Audrey Swan.-digo mientras le tiendo mi DNI.

-Perfecto, muchas gracias señorita... Swan.-dice mientras me devuelve mi DNI.- Planta veinticuatro, allí tiene los ascensores.-continúa diciendo.

Asiento y tras esbozar una tímida sonrisa me acerco a los ascensores.

El número de cada piso se va reflejando en la pequeña pantalla mientras yo no puedo parar de moverme.
Al final, las puertas se abren y salgo pareciendo lo más formal posible aunque con los nervios que tengo lo más probable es que esté consiguiendo todo lo contrario.

Me acerco hasta una pequeña recepción en la que se encuentra una chica de unos treinta y tantos años, con un moño bien peinado, del que no se escapa ni un pelo y vestida con una falda de tubo gris y la más impoluta camisa que haya visto nunca.
Miro hacia mi ropa y suspiro, quizás mi camisa de cuadros y mis vaqueros no hayan sido buena elección para esta entrevista. Pero bueno, ya no puedo hacer nada asique me limito a no perder los nervios.

-Hola, buenos días soy Audrey Swan, tengo una entrevista para ayudante del editor, ¿es aquí donde tengo que ir?- comento titubeando un poco.

-Hola. Sí,  el señor Brooks la recibirá en dos minutos.-comenta ella de manera muy eficiente

Me siento en unos pequeños sillones de cuero negro, poso mi vista en la planta y me doy cuenta que es prácticamente igual que el vestíbulo, es un lugar muy ascéptico y, por un lado me gusta pero por otro siento que desentono totalmente aquí.

Salgo de mis ensoñaciones cuando un hombre me tiende la mano.

-Buenos días señorita Swan, soy Jason Brooks, ¿me acompaña a mi despacho porfavor?.-comenta mientras me sonrie.

-Hola, buenos días, si, claro, por supuesto.-Audrey cálmate, estás haciendo el ridículo.-me digo a mí misma.

Entramos en su despacho y, vaya. No me sorprendo al ver que es prácticamente como el resto del edificio, un gran despacho acristalado, con muebles blancos y un suelo brillante.
Interesante.

Me siento justo enfrente a él, y me intento tranquilizar un poco. -Tú puedes Audrey.-me digo a mí misma.

-Bueno señorita Swan, veo que acaba de graduarse en la Universidad de aquí, de Seattle.-dice mientras lee una hoja que creo que es mi curriculum.

-Sí, acabo de graduarme en unos estudios superiores de edición literaria.-respondo lo mas eficiente que puedo.

-Dígame, ¿por qué cree que debería contratarla?.-me pregunta, y yo, siendo consciente de lo que me acaba de preguntar y de la importancia de esa pregunta para mí me quedo en blanco.

-Em, verá... Yo....-intento seguir. Miro al suelo, siempre lo hago cuando estoy nerviosa.

De repente se abre la puerta y entra un chico de manera decidida.

-Brooks, quiero los presupuestos de este mes para poder hacer la...-se calla, instintivamente alzo la mirada para comprobar por qué se han quedado en silencio, y cuando me quiero dar cuenta, el Señor ojos grises me está mirando.

Todas las noches en las que el cielo se vuelve grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora