Acabamos de comer y la tarde se me hace lo más aburrida posible.
Son las 19:43.
No he vuelto a ver a Nathan y, siendo sincera tampoco quiero hacerlo.
Sigo enfadada.
Llego a casa y lo primero que hago es llamar a Matt. Lo necesito, necesito desahogarme.
Desbloqueo el móvil y marco su número.
-Hola Matt.
-¡Hola Audrey! Vaya. Ese "Hola Matt" no me ha gustado.-comenta.
-Nada tranquilo no me pasa nada, solo quería hablar un rato contigo.-miento.
-Audrey... Te conozco, sé que te pasa algo. ¿Me lo vas a contar, o voy a tener que ir hasta tu apartamento?-dice.
Suspiro, y la verdad es que tengo ganas de llorar. Ganas de llorar por Nathan. Por mí. Por toda ésta situación.
-Dame un cuarto de hora y estoy allí.-dice convencido.
-No... Matt estoy bie.-me cuelga.
Genial, ahora además de haber tenido un día de mierda, he preocupado a mi hermano sin motivo. Genial Audrey.
Exactamente quince minutos después llaman a la puerta. Abro y aparece Matt con dos pizzas bajo el brazo y una botella de Tequila en la otra.
Levanta los hombros en señal de 'Hoy necesitamos esto más que nunca.' Y yo le sonrío tristemente y le dejo pasar.Mientras meto las pizzas en el horno colocamos la mesa.
-Bueno pequeña... ¿Me vas a decir que ha pasado hoy con Mills?-me pregunta directamente.
Yo asiento y mientras nos sentamos, le cuento todo. Su beso, la pelea, y mis confusos sentimientos hacia él.
Saco las pizzas del horno y nos ponemos a cenar, mientras Matt me cuenta su relación con Cindy.
Matt nunca ha sido muy comunicativo con sus relaciones personales, asique que me lo cuente me enorgullece bastante.
La verdad, parece que ésta misteriosa chica le tiene pillado.
Vaya par de tontos.-me digo.
-Ya... Esque no sé, en fin, ella tiene pareja asique nada.-dice mientras coje otra porción de pizza y se la lleva a la boca.
-¿Pero habláis y esas cosas?-le pregunto.
-Sí, solemos hablar de vez en cuando, pero bueno. No sé, sin más ¿sabes?
-Bueno, almenos habláis. Mírame a mí, suspirando detrás de un hombre al cual le soy completamente indiferente.-comento.
Matt me mira y rápidamente aparta la vista.
Yo sigo hablando.
-Matt... No se lo que siento, me estoy confundiendo. No sé que hacer, ni cómo controlar ésto.-sollozo.
Matt me acoje en sus brazos, y me da uno de esos abrazos que me arreglan el alma.-Audrey, a ver...-Se para, piensa las palabras y después continúa.- Sé que necesitas tenerlo todo controlado, pero no sé, date un margen. Todo ésto es nuevo para tí, y deberías disfrutarlo. Aunque, como ese tío te haga daño, lo mato.-dice muy serio.
Yo, no puedo evitar sonreír. Le quiero demasiado, es mi ángel de la guarda.
-Te quiero Matt... No sé como me aguantas la verdad...-digo mirando al suelo.
-Ya sabes que siempre te apoyaré, al igual que tú a mí. Estamos juntos en todo esto. Sí tú saltas, yo salto, ¿recuerdas?
No puedo aguantar más y comienzo a llorar desconsoladamente en sus brazos. Matt me consuela, y de vez en cuando me besa la cabeza.
Unos minutos después consigo calmarme.
-¿Mejor?-pregunta Matt con una leve sonrisa.
Yo asiento y le sonrío.
Acabamos de recoger los restos de la cena y nos tumbamos en el sofá a ver una película.
Nos servimos un chupito cada uno de la botella que trajo antes Matt y brindamos.
-¡Por nosotros!-dice Matt mientras me dedica una de esas sonrisas suyas.
Es genial. Me arrepiento de no decirle a menudo lo mucho que le quiero, y lo mucho que me hace falta.
Pero él sabe que todo ese tipo de cosas me cuesta expresarlas.Le sonrío, y contesto.
-¡Por nosotros!
Matt sonríe y antes de llevarnos el chupito a la boca digo:
-Por nosotros... Y por todas las noches en las que el cielo se vuelve gris.
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Todas las noches en las que el cielo se vuelve gris
Romance;EN EDICIÓN PUEDE QUE ALGUNOS DATOS Y NOMBRES NO COINCIDAN. SE RUEGAN DISCULPAS. PRIMERA PARTE DE LA TRILOGIA MIS NOCHES. "Audrey Swan es una chica tímida de 21 años, romántica como ella misma, luchadora y enamorada de la ciudad en la que vive...