Capítulo 41

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La mañana pasa lo más tediosa y aburrida posible. No puedo quitarme de la cabeza lo que ha pasado.

¿Yo? ¿Novia de Nathan Mills? 

Suspiro y me centro en lo que tengo por delante. Tres manuscritos anónimos, los cuáles tengo que leer y clasificar por género y tema. Ya le he echado un ojo a uno de ellos, Quarterback quiero recordar que se llamaba. Únicamente he leído la sinopsis, pero tengo claro que llegará muy lejos.

Cuando estoy completamente sumida en mis pensamientos suena mi teléfono. Es Casey.

-Audrey, tenemos una reunión en la planta 25 ahora. ¿Puedes coger los presupuestos de maquetación y bajar?

-Por supuesto jefe, tres minutos. 

Y cuelgo. Rápido y eficiente.

Me encuentro con Hugo, es nuevo en la empresa, y éstos días he estado enseñándole un poco como funciona todo ésto. Es Español, algo que verdaderamente me encanta. Su pelo es castaño y sus ojos marrones, tiene una complexión fuerte y me encanta cómo viste. Estamos hablando mientras vamos de camino a la sala de conferencias en la que tendrá lugar la reunión justo cuando veo que cuatro chicas a las cuales no conozco están chismando junto a la puerta.

Genial. Las típicas asistentas barra secretarias cortitas, cotillas y jodidamente bien vestidas. Llamadme cruel, pero es así.

Giro la cabeza y conecto directamente con los ojos de Nathan que ávidos me esperaban a través de la increíble cristalera de cristal que separa las dos estancias. 

Me sonríe y, joder, en verdad todos somos así. No podemos explicar lo que hace que nos fijemos en esa persona. Es simplemente la forma en la que esa persona te hace sentir y nadie más puede hacerlo.

Pasamos al lado de las cuatro chicas para entrar en la habitación justo cuando, sin quererlo y, porque joder, tengo oídos. Escucho su conversación.

-Vaya, vaya, con el jefazo... ¡Está potentón! 

Yo miro a Hugo, ambos nos reímos, y nos dirigimos sin demora hacia los asientos coronados por un pequeño papel en el que figura nuestro nombre. 

 Instantes después, varios directivos, entre los que se encuentra Nathan, entran en la estancia. Es una sala rectangular de paneles claros y una cristalera que da al Sound. En el centro de la estancia hay una larga mesa con varias sillas y, en un lateral, varias mesas más pequeñas. Nathan preside la mesa justo frente a mí. Su mirada implacable me hace reir. Nathan me mira intimidantemente, haciendo que me sonroje al instante y sin apartar su mirada gris de la mía inquiere.

-Buenos días. Comencemos.

Una interminable hora después, bostezo disimuladamente y mientras la reunión continúa su curso, recibo un mensaje en mi portátil. Y cómo no, es de Nathan.

 <<Querida señorita Swan, ¿le ocurre algo? ¿Sueño quizá? Su boca la delata. PD: Es usted la novia más sexy de la reunión. Nathan Mills xx>>

Sin mover mi cabeza, lo observo a través de mis pestañas. ¿Tendrá morro? Decido responderle el correo. 

<< Estimado señor Mills, estoy trabajando le agradecería que dejara de distraerme. Audrey Swan xx>>

Sé que lo recibe. Lo veo mirar con interés a la pantalla y cómo se va curvando la comisura de sus labios. Al cabo de pocos segundos, teclea de nuevo y al poco rato recibo otro correo.

 <<Sus palabras me desconcentran, ¿está enfadada por algo? PD: Esa ropa le sienta fenomenal.>>

Me muevo en mi silla, incómoda. ¿Tanto se me nota? Intento sonreír,avergonzada, pero mi boca se niega. Durante unos minutos atiendo a la reunión hasta que mi ordenador me indica que he recibido otro mensaje. ¿Todas las reuniones tienen que ser así de animadas siempre?

Todas las noches en las que el cielo se vuelve grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora