Capítulo 13

131 28 5
                                    

Me levanto con un terrible dolor de cabeza. No he podido pegar ojo desde lo que ocurrió ayer.

Sin darle más vueltas, negándome a volver a pensar en él, me obligo a dejar de suspirar y a dejar de recordarlo.

No puedo pasarme toda la mañana encerrada en esta habitación.
Solo ha sido un beso, ¿no?
Vale, sí. Un beso espectacular, probablemente el mejor que me han dado en toda mi vida, pero esto se acabó.

No puedo seguir así, todo esto ha sido un tremento error.

Al fin tras debatirme durante media hora consigo levantarme de la cama.

No puedo desayunar, tengo el estómago cerrado, aunque últimamente no me sorprende.

Me siento en el sofá y enciendo el portátil.  Es sábado, pero he decidido traerme un poco de trabajo a casa para ir adelantándolo y para estar algo entretenida.

Un par de minutos después los archivos se abren a doble página ante mí. Los observo intentando concentrarme, pero es imposible.

No puedo huir de él, ni en sueños.

¿Que voy a hacer?-suspiro.

Suena el teléfono y salgo de mi ensoñación. Voy corriendo, lo cojo y descuelgo.

-¿Si?-pregunto.

-Enana, soy Savannah. ¿Qué tal? ¿Que haces?-me pregunta.

Savannah es mi otra hermana, tiene veintitrés años, al contrario de Matt y de mí, es rubia, aunque tiene pequeños reflejos castaños, tiene unos ojos de un color miel muy cálido. Es perfecta. Siempre la he admirado, desde pequeña.

Dudo en decirla que estoy al borde de la desesperación, pero no quiero preocuparla.

-Hola, bien y ¿tu? Pues la verdad es que no estoy haciendo nada interesante. Estaba intentando adelantar algo de trabajo, pero no puedo concentrarme ¿tú?.-contesto.

-Vaya, pues nada tampoco, te llamaba para ver si te apetece quedar para comer.-sugiere.

-Genial, no me viene mal despejarme un poco, aparte, tengo que contarte muchas muchas cosas Sav.-le digo.

-Vale, sí y yo también ¿Te parece bien a las 14:30?-pregunta.

-Claro. Te espero aquí.-cuelgo.

Tras dejar el móvil en la encimera de la cocina me encamino al baño. Necesito una ducha.

Como siempre, conecto el iPod al reproductor y le doy al modo aleatorio. De repente comienza a sonar Maps de Maroon 5.

Suspiro. ¿Porqué tengo que identificarme con todas las canciones? Menuda tortura. Aún así canto la canción.

"But I wonder where were you
When I was at my worst down on my knees
And you said "you had my back"
So I wonder where were you
When all the roads you took came back to me
So I'm following the map that leads to you."

Y sí, sigo buscando el mapa que me lleve hasta tí.

Después de darme la ducha más larga de mi vida y trás maquillarme un poco, salgo en dirección a la cocina.

Miro el reloj 13:45. Vaya, me quedan tres cuartos de hora todavía. ¿Y ahora qué?

Cojo el portátil, y sin darme cuenta me encuentro buscando en Google "Nathan Mills"

Todos los sitios que consulto le definen como eficiente, frío e inteligente.

No puedo evitarlo, doy par atrás y selecciono la pestaña de 'Imágenes' pulso <<Enter>>

Al instante la pantalla se llena de fotos del  increíble hombre que me tiene sin poder dormir. Fotos de él en galas y presentaciones de empresas. Vaya. Está tan guapo como siempre, aunque no se porqué, pero no me sorprende. Es guapo, muy guapo.

Me topo con un artículo cuyo título es "Nathan Mills ¿mujeriego o promíscuo?"
En el artículo hay fotos de Nathan en lo que parece ser una fiesta en un yate, rodeado de rubias.

¿¡Pero qué pasa le con las rubias!?-me pregunto, o más bien me grito.

Lleva unos pantalones cortos que le caen sugerentemente sobre las caderas, con una camiseta azul, y su pelo está alborotado por el viento.

Tuerzo el gesto y cierro el portátil de un golpe, lo dejo encima de la cama meto la cartera y unas cuantas cosas más en el bolso y salgo por la puerta.

Savannah me está esperando en la esquina, al final de la calle con el coche aparcado.

-Hola enana.-me saluda nada más entrar mientras me da dos besos.

-Hola tata.-le contesto mientras le sonrío.

-¿A dónde quieres ir a comer?-me pregunta.

Se me ocurre una idea, muy loca. Pero es una idea. Y ¿quién soy yo para no hacerle caso a mis impulsos?

-Conozco un sitio que está muy bien, se llama Depheny's. Ya te digo yo dónde es.-le digo.

Savannah asiente y comienza a conducir.

Llegamos al pequeño restaurante, y aunque es sábado tengo la mínima esperanza de que Nathan baje a comer aquí.

Espera, Audrey. ¿Qué has hecho?

Espero que no venga.

Porfavor, porfavor.

Savannah me mira al ver mi extraña reacción y no duda en preguntar.

-Audrey, ¿qué te pasa? ¿no querías venir aquí?.-pregunta.

Tengo que contarle lo que acabo de hacer, acabo de meter la pata hasta el fondo. Aunque prefiero comenzar por el principio.

-A ver... ¿Te acuerdas lo que te conté del señor Mills...?-asiente, y yo continúo.- Vale pues... Ayer, cuando salí con Matt y unos amigos, volví a verle.

Savannah abre los ojos y yo continúo.

-Bueno pu...pues, me besó.-suelto al fin.

-¿Cómo que te besó? ¿Enserio? Tienes que estar de broma Audrey.-me dice.

Niego con la cabeza, y acabo contándole el porqué le he dicho de venir aquí. He tenido que admitirle que quería ver a Nathan.

Comemos unas deliciosas lasañas de carne y verduras, mientras hablamos.

Me dice que no me agobie, y que vaya poco a poco con el tema de Nathan.

Savannah me cuenta que está genial con Jamie.

Jamie es su novio, llevan más de dos años juntos, y la verdad es que son un amor. Me dice que está muy contenta en su trabajo, aunque dentro de poco abrirá su propio negocio. No puedo estar más orgullosa de ella.

Acabamos de comer y cuando Savannah está pidiendo la cuenta, no puedo evitar fijarme en la puerta.

Suspiro. Ahí están otra vez. Ese par de ojos grises. Pegados a ese hombre que me tiene suspirando. Nathan Mills.

Savannah ve mi reacción y tras decirle que Nathan está apoyado en la barra se gira discretamente le mira y después vuelve a fijar la vista en mí.

-Enana, ese tío va a ser tu perdición.


Todas las noches en las que el cielo se vuelve grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora