Capítulo 28

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Cruzo la redacción y no puedo evitar mirar a mi alrededor buscando a Nathan. Me permito a mí misma pensar que me muero de ganas de
verle.

No pienso caer en mi autocompasión y la autodestrucción a partes iguales a estas horas de la mañana asique guardo la caja en uno de los cajones de mi escritorio y con una estúpida sonrisa dibujada en mi rostro comienzo a trabajar.

Estoy contenta.

Después de esta pequeña sorpresa de Nathan, he sido incapaz de dejar de sonreír durante todo el día. Son las 20:42 de la tarde, y ya no queda nadie en la redacción.

Con todo el trabajo y el estrés que hemos tenido durante la última semana Casey ha decidido que nos fueramos marchando a casa según fueramos acabando.
Yo estoy sentada a mi mesa, con los
cascos puestos, escuchando música y trasteando un poco con el ordenador, mirando mi Twitter, el Facebook, nada importante. No me he
marchado a casa porque me apetece adelantar algo de trabajo.

Todo está en calma y silencio.

A través de los cascos comienza a sonar Losing Sleep de Jhon Newman. La canción perfecta para el momento perfecto.

"Please don't stop loving me, loving me
Wanting me, wanting me like you do"

Aunque estoy sola, canto bajito. Me da
vergüenza pensar que alguien pueda oírme.

Me parece oír un ruido. Alzo la mirada pensado que es Casey, pero como siempre estaba equivocada. Sonrío nerviosa al ver al señor Mills guapísimo como si no hubiera un mañana enfrente de mi mesa.

Me observa con una preciosa sonrisa esbozada en sus labios. Sus ojos denotan algo de sorpresa, aunque no sabría decir por qué. Tiene el pelo revuelto y se ha quitado la americana, lo que para mí es casi peor, porque deja al descubierto la forma tan atractiva de su espalda, y en la manera tan sugerente que le caen los pantalones azul marino sobre las caderas. Tiene la corbata algo aflojada y, como siempre, una inmaculada camisa blanca, ahora remangada hasta los codos.

Tardo unos segundos en reaccionar.

-Vaya novedad Audrey.-me digo

Pero cuando lo hago me quito los cascos de un tirón y me incorporo rápidamente. La canción continúa sonando a través de los cascos abandonados en la mesa.

-Emm... Yo, yo... Ya he acabado todo el trabajo.-me disculpo, y la verdad es que no se por qué lo hago.- Únicamente me quería quedar para adelantar trabajo.

Él no dice nada, pero tampoco aparta su intensa mirada gris de mí.

Me gustaría hablar con él, pero otra vez todas las palabras se me acumulan en la garganta, y no se ni cómo reaccionar ante su presencia.

¿Por qué no dice nada él? Continúa observándome y yo me siento demasiado tímida y halagada por su presencia al mismo tiempo.

Un inmenso sentido dentro de mí no quiere
que deje de contemplarme por nada del
mundo.

En ese momento el pitido de mensaje entrante suena en mi móvil. Es Darek.

<<Pequeña te estoy esperando abajo, después de dejarme plantado ayer me debes una copa. Y me prometiste que hoy quedábamos. Venga baja ya.>>

Joder, es verdad. He quedado con Darek, y he estado tan ocupada durante todo el día en mí misma que ni siquiera me he acordado. Le respondo con un seco <<Ya bajo>>

Nathan me mira con un gesto que soy incapaz de entender.

-Esto... Me tengo que ir señor Mills.-digo mirando intermitentemente al suelo y señalando el móvil que cojo nerviosa antes de rodear mi mesa para ir hacia la puerta.

Todas las noches en las que el cielo se vuelve grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora