Pasado de Briana (Parte 2)

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Pasaron dos meses. Dos meses desde la pérdida de Briana. Dos meses estando sola viviendo en un callejón. Dos meses robando comida para acabar con su hambre.

Dos meses extrañando a sus familia.

Ella cada noche recordaba los buenos momentos que pasaba al lado de sus padres. Esos momentos divertidos. El calor y el amor que le brindaba cada uno. Ellos realmente los extrañaba. Quería volver a verlos, quería estar con ellos, estaba sola y tenia miedo.

Tenia pesadillas de ese día. La sangre que vio, los cadáveres de sus padres. Despertaba llorando y con miedo.

Lo único que le deba fuerzas para seguir era el collar de su madre. Aun puede sentir un poco de amor dentro del collar. Era su mayor tesoro.

—¿Que tenemos aquí?

Briana abre sus ojos tras haber escuchado una voz a lo lejos. Se levanta del suelo ya que estaba durmiendo y fija su mirada a la distancia. Hay una tierna anciana que la esta mirando con una enorme sonrisa.

—¿Quien es usted?— pregunta asustada y restrocediendo.

—No te asutes linda— se acerca lentamente— ¿No crees que es un lugar muy oscuro para una niña?

Mira los ojos de la anciana y ve una tierna mirada, una son malas intenciones.

—L-Lo es— dice con voz temblorosa.

—Ven, te daré un poco de comida ¿no tienes hambre?— le ofrece la anciana extendiendo su mano a Briana.

La pequeña sólo miro la mano extendida de la anciana. Tenía miedo. Jamas la habían tratado amablemente desde lo de sus padres. Pero ella realmente necesitaba a alguien que la quisiera, que se preocupara por ella.

—Te-Tengo hambre— se rompe en llantos mientras toma la mano de la anciana.

Sale con la anciana del callejón dejando que la luz del sol iluminara a Briana.

—¿Estas herida?— pregunta algo preocupada la anciana al ver la ropa de la niña. Estaba llena de sangre. Pero no de ella, de sus padres.

—N-No...

—Pero si estas llena de sangre.

—N-No es mia— comenzaron a caer lágrimas de nuevo.

La anciana miro a la niña y se inclino para abrazarla.

—Debes haber pasado por mucho— se separa de ella y toma su rostro entre sus manos— Por desgracia no te puedo llevar, vivo en un hospital desde hace tanto tiempo pero...— le sonríe— Te aseguró que pasaremos grandes momentos juntas, ya no estarás sola.

Briana entre llantos la volvió a abrazar a la anciana sintiendo su calor. Era lo que necesitaba.

La anciana se llevo a Briana a un pequeño local de comida, acompañadas de una enfermera que venía con la anciana. Briana tomó el menú y elijio unos waffles. Que eran lo mas barato.

—Puedes elegir lo que quieras— le sugerio la enfermera con una sonrisa.

—Pe-Pero mi mami siempre me dijo que nunca hay que aprovecharse de la amabilidad de las personas— dice en tono triste tras recordar a su madre decir esas palabras.

—Y tiene razon— asiente en aprobación la anciana— Pero si te estamos ofreciendo que eligas lo que quieras, deberías hacerlo.

—E-Esta bien...

Briana pidió lo que pudo y comió como si no hubiera un mañana. Tenia demasiada hambre.

Pasaron los días, semanas y meses. La anciana seguía viendo a Briana sin falta cada día, acompañada de la enfermera que aparentemente se había encariñado con la pequeña. Así que, la enfermera le había permitido visitar cuando quisiera a la anciana en el hospital. Incluso, al saber del asma de Briana, la enfermera consiguió un inhalador para ella y uno de repuesto por si acaso. Briana se divertida mucho con esa anciana. Hasta comenzó a llamarla abuela. Siempre jugaban e incluso Chelsy, la anciana, le contaba sus historias de cuando era joven, de como se enamoro de su difunto esposo. Llegaron a ser tan íntimas que Briana le contó todo lo que había pasado con su familia, el porque estaba llena de sangre y el porque está viviendo sola en el callejón. Chelsy realmente se había encariñado con Briana, la queria. Ella jamas pudo tener hijos pero veía a esa pequeña como una hija.

Quien hubiera pensado que esos momentos de alegría acabarían.

—Lo siento Bri— se disculpa la enfermera tras darle la triste noticia sobre la muerte de Chelsy.

La pequeña no dijo nada. Se mantuvo callada. La enfermera se sorprendió al ver que los ojos de la joven se apagaron. Dejaron de brillar. Estaban vacíos.

—Otra vez...— susurra.

—¿Otra vez?— pregunta confundida la enfermera.

Briana salio corriendo del hospital sin poner atención a los llamados de la enfermera. Regreso a ese oscuro callejón y callo arrodillada mientras lloraba.

De nuevo estaba sola. De nuevo tendría que pasar frío y hambre. De nuevo tenia que sufrir. No queria. Quería estar con Chelsy. Quería a sus padres de vuelta.

De nuevo, meses de soledad. Meses de hambre y frío. Su asma se hacia frecuente, por suerte aun conservaba el inhalador que le habían dado y el de repuesto. A pesar de eso, aun se sentía débil.

—¿Que tenemos aquí?

Briana creyó haber escuchado la voz de Chelsy. Eran las misma palabras con la que le hablo. Emocionada volteo pero sus ojos se entristecieron al ver a dos hombres.

Ya no tenia ni ganas de huir o hacer algo. Estaba cansada.

—Pero si es una linda niña ¿que haces sola por aquí?—  los hombres se acercan a ella.

—N-No tengo a donde ir...

—Pobrecita— finge lástima uno de ellos— Nosotros te daremos un hogar. Seras feliz.

—¿De verdad?— pregunta un poco feliz.

¿Sera posible? ¿ya no volverá a estar sola? Estos hombres no son tan viejos como correr el riesgo de morir por una enfermedad.

—Claro. Solo ven con nosotros— le extiende la mano el hombre y ella la toma sin dudar.

Estaba feliz. Volvería a estar con alguien. Podría obtener el cariño de alguien de nuevo.

Los hombres caminaron por un bien tiempo. Ella noto que las calles por las que estaban pasando estaban aisladas. Parecían los barrios de mala muerte que le contaba su padre.

Aun así, no le preocupo.

Esta feliz.

—Aqui es querida.

Briana mira alrededor con un enorme en sus ojos. Ve a varios niños en el suelo durmiendo. Estaban suscios, algunos estaban golpeados. Otros estaban sentados viendo a la nada.

—¿Qu-Que es aqui?— pregunta asustada tras ver aquella escena.

Los hombres la toman de los hombros y la empujan junto con los demás niños haciendo que caiga al suelo y se lastime.

—Tu nuevo hogar mocosa.

Sin mas. Ellos se fueron entre risas. La castaña se levanta del suelo haciendo un gesto de dolor.

—Bi-Bienvenida— escucha una pequeña y tierna voz a sus espaldas.

Gira sobre sus pies y ve a un pequeño niño de pelo negro. Estaba tan delgado.

—¿Qu-Que es este lugar?

—Tu nuevo hogar— dice casi en un susurro—...Todos aquí fuimos abandonados ¿tu tambien?

La castaña abre los ojos como platos.

—¡Y-Yo no fui abandonada!— dice molesta.

—¿E-Entonces que haces aquí?— pregunta el niño nervioso.

—Y-Yo...no lo se— trata de no llorar— Ya no quería estar sola...

—¿Como te llamas?— la pregunta del niño la sorprende.

Vaya cambio de tema.

—Bri-Briana Moner.

El chico sonríe tímidamente.

—Yo soy Zack— le extiende la mano. La pequeña noto que la mano del niño temblaba sin parar.

La tomo.

—Un gusto Zack.

Ella Me SalvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora