You Are

CAPÍTULO o8

Me quedé viendo como se alejaba Jenn. Pero, ¿por qué me había dicho eso? ¿Por qué ya no éramos amigas?

Una lágrima rodó y para ser sincera me dolía lo que me había dicho; aunque sólo tuviera pocas semanas de conocerla esto me hacía sentir pésimo.

Me di cuenta que mamá ya había llegado. Con el dorso de mi mano sequé mis ojos y subí al auto.

—Hola mi pequeña, ¿qué tal tu día en la escuela?

—Bien —bajé la cabeza—, creo —susurré.

—¿Segura? Te escucho triste, dime qué pasa. ¿Peleaste con Josh?

—No mamá, lo que pasa que tuve un pequeño problema con Jenn —mamá me miró fijamente, como preguntando qué problema—. Un problema algo tonto.

—Mi pequeña, espero y ese pequeño problema se solucione pronto.

—Yo igual —mascullé.

Al llegar a casa y después de comer, mamá subió al cuarto de arte. Yo me fui a mi habitación y después de hacer mis deberes tomé mi bloc de dibujo y comencé a dibujar como me sentía.

El dibujo que resultó fue dos chicas dándose la espalda, una de ellas enojada y la otra llorando. El fondo era negro, pude darme cuenta que esas dos éramos Jenn y yo.

Cerré mi cuaderno y me recosté en mi cama a un lado de mi “hija”.

«Amor, estoy afuera de tu casa; baja».

Miré por la ventana y vi que Josh estaba recargado en su auto. Salí y él corrió hacia mí.

—Hola, mi amor —me besó.

—Hola, amor. ¿Qué haces aquí?

—Te vengo a invitar a salir —sonrió.

—¿A dónde?

—Hay una fiesta en casa de James. Irán las animadoras, chicos del equipo de baloncesto.

—Gente popular —mascullé.

—¿Qué?

—No, nada —sonreí—. Creo que no es buena idea que vaya.

—Claro que es buena idea, eres mi novia. Vamos, ¿sí?

—Está bien, sólo deja, le aviso a mi madre, me arreglo rápido y nos vamos.

Después de ponerme ropa algo apropiada para la fiesta y arreglar un poco el cabello, bajé a la sala dónde me esperaba Josh con mi madre.

Me despedí de ella y nos fuimos a la fiesta.

Josh detuvo el auto frente a una casa grande color verde, él me sonrió, era señal de que habíamos llegado.

—Llegamos.

—¿Es aquí? —pregunté nerviosa.

—Sí. Ahora vamos que deben de estar esperando al capitán y a su novia —sonrió.

—Y si mejor vas sólo y yo regreso a casa.

—Jane, estaría loco si te dejo ir sola, y no pienso entrar a la fiesta si no vas a mi lado —besó mis nudillos.

—Josh, las fiestas, las personas populares y yo estamos divorciados. Me sentiré incomoda en medio de gente que no conozco —Josh me miró.

—Está bien —puso las manos en el volante—, no te obligare a que entrés.

—No te enojes.

—No estoy enojado —su voz era normal—, solo que si tú no estarás cómoda, yo estaré igual que tú.