Epílogo

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                              CINCO AÑOS DESPUÉS...

Me encontraba caminando por las calles de París, con mis dos pequeños de la mano. Sí, tenía dos hermosos hijos; una niña y un niño.

Gemelos.

Los dos hijos del único hombre al que amé y seguiré amando por siempre.

Verlos a ambos era como verlo a él. A Josh.

Mi pequeña había sacado el cabello y labios de Josh y mi pequeño tenia el mismo color de ojos al de él.

Las expresiones de mis hijos eran idénticas a las de su padre. Cuando reían, gritaban, jugaban; en todo eran idénticos a él.

Todo mundo decía que mi pequeña era la que más se parecía a él pero yo decía que ambos eran idénticos, no había diferencia entre ellos y su padre. Y eso me hacía feliz, porque a pesar de todo ellos eran el vivo retrato de él, eran lo que me recordaba que nuestro amor seguía ahí, aunque él...

—¡Papá! —gritaron mis pequeños, sacándome de mis pensamientos.

Soltaron mi mano y corrieron hacia la persona que caminaba a lo lejos.

Entrecerré mis ojos para distinguir la silueta de la persona que se acercaba a nosotros y ahí estaba él; poniéndose de rodillas para abrazar a mis niños.

Abrazó a cada uno con sus brazos y se puso de pie caminando con ellos arriba, en sus brazos.

Al estar frente a mí sonrió.

—Hola, mi amor —dijo.

—Hola, mi cielo —sonreí y lo besé.

—¡Ugh! Se besaron —dijo mi pequeño, en su cara demostrando asco.

—Ven acá. Te puedo besar a ti también —dije sonriendo.

—¡No! —gritó—. ¡Papá, bájame!

—Campeón —dijo mientras lo bajaba—, cuando crezcas amarás que las niñas te besen.

—Claro que no. A mí ninguna niña me besará.

—¡Yo sí! —dijo mi pequeña, sonriendo—. Y te besaré ahora.

—¡NO! —gritó y comenzó a correr.

Los dos corrieron.

Johanna detrás de Joshua. Gritando y riendo como siempre lo hacían.

Dejé escapar una risa y comencé a caminar hacia ellos, mi mano junto a la de él.

—Me gusta cuando sonríes —dijo mientras me atraía a él y me abrazaba.

—Me gusta cuando dices que te gusta algo de mí.

—Y a mí me gusta que me ames de la forma en que lo haces.

—A mí me gusta que estés siempre a mi lado y ames a mis pequeños.

—Me gusta el brillo que hay en tus ojos cada vez que me ves.

—Me gusta... —en ese momento mi mente estuvo en blanco.

—Nunca me ganarás —sonrió—. Me gusta todo de ti. Que digo me gusta, amo todo de ti.

—Y yo amo todo, todo de ti —sonreí y lo besé.

* * *

A la mañana siguiente me levanté muy temprano ya que tenia algo importante que hacer y tenia que preparar el desayuno.

Josh y Joha estaban en la sala mirando un programa para niños; me acerqué a mis dos pequeños y les sonreí.

—El desayuno está listo.

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