CAPÍTULO 19

195 14 4
                                    

Dallas. Pensar que en un momento odié con todas mis fuerzas a Dallas y, ahora no quiero alejarme.

Nunca pensé que mi vida fuera cambiar en sólo un par de meses. Nunca imaginé que conocería personas increíbles. Mucho menos pensé encontrar a un chico muy especial.

En el momento en que vi esos boletos de avión supe que mi vida en Dallas había terminado. Sabía que irme de Dallas era dejarlo a él. Dejar mi amor hacia él e irme para no volver a verlo jamás.

Pensé en salir corriendo hacia su casa, abrazarlo, besarlo; pero era imposible. Sabía que verlo significaría debilidad y no querría irme. Pero hice todo esto por el bien de los dos.

Decidí escribirle sólo una carta, no soy amante de las despedidas así que preferí que leyera a que me viera llorar.

Mi nueva vida comienza aquí... en Manhattan.

Mi madre decidió venir a vivir aquí ya que nadie se imaginará que decidimos hacer una vida en este lugar. Sé que Manhattan es un lugar grande y hermoso; pero no he salido de casa desde que llegamos ya que lo extraño a él, a Jenn y a Dallas.

De ahora en adelante, mi nueva vida comienza y termina aquí, en Manhattan.

                                   UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS...

—¡Jane! —escuché que gritaron mi nombre. Así que giré y pude ver que era Gabe.

—¡Gabe! —grité. Sonreí y caminé hacia él lo más rápido que pude para abrazarlo—. ¿Cómo está el sexy Gabe?

—Excelente. ¿Y cómo está la sexy Jane?

—Magnifica —sonreí—. ¿Qué tal estuvo la universidad ayer? ¿Lloraron porque falte a clase?

—Yo sí lloré —sonrió—. Te extrañé.

—Yo también te extrañé, pero ya sabes, mis hermosas terapias son primero.

—Si tanto te fascinan esas terapias, sigue bebiendo y maneja a toda velocidad.

—Que malo eres Gabe. Ya pareces mi madre… Y ya he dicho que no tomaré más; ya aprendí la lección. Y créeme que mi pierna me lo recuerda cada mañana.

—Pronto sanará bien la lesión de tu pierna y podrás correr —sonrió—. Dame esos libros, te ayudo.

—Pensé que nunca lo dirías —reí.

—Algo que se me olvido decirte —dijo mientras tomaba mis libros—, es que entrará un alumno nuevo.

—¿Así? —Gabe asintió—. ¿Cómo te enteraste? ¿Será chico o chica? ¿Qué carrera estudiará?

—Deja saco mi libreta para decirte. Ya ves que soy el director y lo sé todo.

—Noté tu sarcasmo.

—Desde que te conozco haces miles de preguntas al mismo tiempo. ¿Nunca podrás hacer una pregunta a la vez?

—No lo creo —me encogí de hombros—. Es algo con lo que nací. Digamos que es mi don.

—Pues que don tan raro —rió—. Pero así te amo.

—Y yo te amo a ti —sonreí y sujeté su brazo, en señal de un abrazo. Comenzamos a caminar—. ¿Contestarás mis preguntas?

—Lo sé porque el maestro Harry se lo dijo ayer a toda la clase. Ya ves como es de comunicativo. Y no sé si será chico o chica, mucho menos a que carrera viene. Sólo sé que a de ser muy incomodo llegar cuando ya todos se conocen.

You AreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora