CAPÍTULO 16

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—Para mí lo es —Josh se puso de pie—. Y no me importa lo que piensen los demás.

—Eres guapo y no creo que mi amiga te de lo que necesitas —caminó hacia Josh—. Yo puedo darte todo lo que quieras.

—Jane me da todo lo que necesito. Así que no necesito más —bajó de las gradas y se fue más que furioso.

—¡Yo sé lo que los chicos quieren! —gritó—. Puedo darte todo.

—Ella me da lo que quiero —al momento de decir eso se giró para verla—. Jane me da amor verdadero y eso es lo único que quiero.

Le dio la espalda a Kate y se fue, dejándola sola en las gradas.

* * *

Lavé mis manos y miré mi reflejo en el espejo. Acomodé mi cabello y salí.

Josh estaba recargado en la pared. Al verme caminó hacia mí y me besó.

—¿Y Kate?

—Está en las gradas.

—¿Por qué la dejaste sola? Te dije que te quedaras con ella —no dijo nada—. ¿Qué pasa? ¿Kate, te cae mal?

—No pasa nada, sólo es que tardaste mucho y vine a buscarte.

—Josh, no tardé ni diez minutos. Sé que te tomas muy en serio lo de ser mi guardaespaldas pero...

—Te amo —me abrazó.

—Y yo te amo a ti. Pero...

—Chicos, creo que es hora de irnos —habló Kate, tras de mí.

—Sí, opino lo mismo —dije y caminé hacia ella.

En el auto sólo hablábamos Kate y yo. Josh no hablaba y eso fue todo el camino.

—Gracias por traernos, Josh —dijo Kate bajando del auto.

—Ve a casa yo ahora te alcanzo —le dije a Kate y en cuanto ella asintió y se fue, giré para ver a Josh—. ¿Pasa algo?

—No.

—Amor, estás muy serio. En la mañana estabas bien y ahora de la nada, ya no sé qué sucede.

—No pasa nada. Mañana pasó por ti —me dio un beso—. Te amo.

Salí del auto y miré como arrancó y se fue. Dejándome sola, y ahí susurré un: “También te amo”.

Caminé hacia casa, secando mis lágrimas. No dije nada al entrar a casa sólo caminé a mi habitación y me encerré en mi pensamiento.

¿Qué había hecho para que Josh se comportara de esa forma? ¿Acaso era porque llevé a Kate al entrenamiento?

Llamaron a la puerta y me sacaron de esos pensamientos.

—Adelante —sequé mis lágrimas.

—Amiga —dijo Kate, entrando a mi habitación—. ¿Qué tienes?

—Estoy cansada y me duele la cabeza —mentí.

—¿Quieres qué te traiga algo para el dolor de cabeza?

—No, gracias. Ya tomé una pastilla.

—Oye, si pasa algo sabes que puedes contármelo.

—Lo sé. Lo que pasa es que Josh… está muy raro.

—Todos los chicos son raros. Ya se le pasara —se puso de pie y caminó hacia la puerta—. No te preocupes, tal vez mañana esté bien.

A la mañana siguiente me levanté muy temprano, me bañé y le pedí a Kate que me llevara a la escuela con el auto de mamá.

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