H E L I U M || Chrizzie [Terminado]

X. Ángel

Ya salimos del hospital.
Se podría decir que las cosas volvieron a la normalidad, aunque no del todo.
Seb está muy al pendiente de mí y del embarazo, así como yo de él, tengo la esperanza de que algún día pueda volver a caminar, porque se ha vuelto un amargado, y no lo culpo, después de todo lo qué pasó. Ahora bien ¿Y Chris? No he hablado con él desde aquel día en el hospital, y he llegado a una conclusión: Cada que él aparece, llegan los problemas, así como si fuera un imán para atraerlos. Así que trataré de mejor alejarme de él, y evitar otro encuentro a toda costa.
Ya nos están cobrando la multa del accidente. De hecho, ahora mismo voy a la oficina de mi jefe a solicitarle el dinero.
Toco la puerta.

-Pase- dice Robert y yo entro- Lizzie, hermosa, te presento a mi ahijado Tom Holland. Tom, Lizzie. Lizzie, Tom.
-Encantado- dice el adolescente besando mi mano.
-Lo mismo digo, Tom- respondo.
-Sal de aquí, mocoso- grita Robert.

Su ahijado obedece y nos deja al jefe y a mí solos.

-Están solicitando el dinero- digo secamente.
-Te lo di je Liz zie. Tengo voz de profeta.
-Necesito la cantidad ahora.
-¿Y crees que la tengo aquí? Lizeth no seas estúpida.
-Soy Elizabeth, ¿Dónde puedo ir a recogerlo?
-Hay un restaurante, cerca de tu casa... podemos...
-No, no pienso ir a cenar con usted.
-Pues entonces yo no pienso darte el dinero.
-¿A qué hora y en dónde?
-Yo paso por ti.
-Claro que no, Seb se molestaría mucho.
-A las ocho, te mando la dirección por correo.
-Pues si no tengo de otra...

[...]

Llegó la hora de ir por el dinero. Voy saliendo de mi casa pero Seb me detiene.

-¿A dónde demonios vas a esta hora con esa ropa tan ajustada?- reclama Seb.
-No está ajustada. Ah, y a conseguir el dinero de tu multa.
-¿Así que a eso te dedicas? No te conocía así Elizabeth, resultaste ser una cualquiera.
-Soy yo la que te desconoce, jamás me habías hablado así.
-Es que jamás me habías sido infiel.
-Hablas como si fueras la persona más fiel del mundo ¿Es necesario que te recuerde todas las veces que me engañaste? Y no obstante yo te perdoné, te perdoné porque ¿Sabes algo? El verdadero amor perdona.
-No Elizabeth. El verdadero amor nunca traiciona.
-Tú me traicionaste primero.
-Pero yo soy hombre y...
-¿En qué momento cambiaste tanto?
-Siempre he sido así, fingía contigo para tenerte, pero ahora no más, ya te tengo segura.
-No te confíes Seb, así como un día estoy, el siguiente ya no.
-A estas alturas me da igual.

Con lágrimas en los ojos, tomo mi bolso y abro la puerta sin siquiera despedirme de mi esposo.
Camino hasta llegar al restaurante. Ahí está el Señor Downey en una mesa, con la comida ya servida.

-Lizzie, te demoraste un poco, así que pedí un platillo por ti. Pasta Alfredo, espero que te guste.
-No me gusta.
-Pues te lo comes porque no es veneno.
-Conociéndolo a usted, no dudo que esté adulterado.
-¿Tan ruin crees que soy? No Elizabeth, tengo otros métodos para conquistar.
-El chantaje, por ejemplo.
-No sólo eso.
-Eres un ser repugnante.
-Scarlett no pensó lo mismo.
-¿Qué?- digo sorprendida.
-Nunca te has puesto a pensar ¿quién es el padre de su hija?

Como veo que no tiene el dinero, comienzo a comer la pasta, realmente no me gusta pero debo de fingir. Después Robert pide la cuenta y paga. Salimos del restaurante y al fin me armo de valor para pedirle la cantidad.

-¿Dónde se supone que está el dinero?
-En mi auto ¿Me acompañas?

Caminamos rumbo a su auto. Reviso en la cajuela y no hay nada, tampoco en los asientos.

-¡¿Dónde demonios está el dinero?!
-Podrías ayudarme a buscarlo, en mi departamento...
-No pienso ceder a nada más.

Intento alejarme de él, pero me jala del pelo, abre la puerta trasera del carro y me empuja, después intenta acercarse a mí, por suerte alguien lo saca y comienza a golpearlo ¡Es Chris! Lo deja inconsciente.

-¡Vámonos Lizzie!- grita Chris tomando mi mano.
-Pero... ¿Cómo supiste que esto iba a pasar?
-Trabajo en la C.I.A., te tengo bien vigilada ¡Luego te explico!

Salimos corriendo del estacionamiento. Chris se ofrece a acompañarme a mi casa.

-Gracias al cielo que llegaste, Chris. No sé que hubiera pasado si...
-Ni lo digas, Lizzie.
-Va a poner una demanda en tu contra.
-Fue en defensa, aparte, no olvides que yo trabajo en esto.
-No cabe duda que eres un ángel. Estoy completamente agradecida contigo. Pero, no es necesario que me acompañes...
-Estás en riesgo, Lizzie. No pienso dejarte sola.
-Seb se enfadaría mucho si me ve llegar contigo.
-Él te ama, tiene que entenderlo. Sebastian es un buen hombre.
-Era- corrijo- Últimamente se ha portado mal conmigo.
-No sé por qué siento que es mi culpa. Llegué y lo eché todo a perder, creí que él era el amor de tu vida...
-Yo también creí que él era mi media naranja.
-No existen las medias naranjas, son dos naranjas rodando en la misma dirección.
-¡Yo ni rodar puedo!
-Y aunque las naranjas tomen caminos distintos, si en su destino está, se volverán a unir.
-Es lo más cursi que te he oído decir.
-Es lo único cursi que me oirás decir, y no le digas a nadie que lo dije, eso arruinaría mi reputación.
-La mía ya está arruinada. Mi vida entera está arruinada.

De inmediato Chris saca un papel de su bolsillo y me lo entrega.

-¿Qué es esto?- pregunto.
-Llegamos a una negociación, y reducirán el costo de la multa. Es un cheque para que puedas cubrir los gastos, espero que te sirva de algo.
-No, no puedo aceptarlo.
-No tienes otra opción, así puedes zafarte de Downey.
-Gracias Chris. Siento que ya lo dije antes, pero ¡Eres un ángel!
-No, él ángel eres tú. Desde que apareciste le has dado sentido a mi vida.

Pone sus manos en mis mejillas para besarme, pero yo me alejo de él.

-No puedo, Chris. Seb me necesita. Aparte, temo que algo suceda, cada que apareces me traes un problema nuevo.
-¿A qué te refieres?
-No es sugestión, pero... Chocamos y Robert comenzó a acosarme, escapé contigo y después me peleé con mis padres y estuve a punto de terminar a Seb, nos reencontramos y sucedió el accidente, nos vimos en el hospital y ahora hay una multa metiendo presión.
-Tal vez hoy sea la última vez que nos veamos.
-¿Por qué lo dices?
-Montreal, en cuatro días estaré en otro país, comenzando desde cero, y no hay marcha atrás.
-No Chris, cuando te dije eso no me refería a que... a que te fueras. Te quiero aquí, conmigo.
-No estamos destinados, tú tienes tu naranja y yo la mía. Si te hubiera conocido antes... chocamos en un mal momento.
-No me puedes dejar. Fue el mejor momento. Íbamos por carriles completamente opuestos, pero chocamos y fue el accidente más maravilloso de mi vida.
-Gracias por todo lo que me has dado, por todas esas lecciones. Pero es momento de dejar de mirar hacia atrás y levantar la cara a lo que está por venir...
-No quiero levantar la cara si no es para mirar tus ojos, Chris, no te vayas.
-No está en mí, Lizzie. Es lo que debo de hacer.
-¿Qué va a pasar con nosotros?
-Quizás, cuando nos volvamos a encontrar, habremos madurado, entonces tal vez exista un nosotros...