H E L I U M || Chrizzie [Terminado]

XXIX. Lo que pasa en Santa Mónica...

Alerta: Capítulo MUY cursi❤️

Chris continua manejando y yo aún no se a donde me lleva.
Cuando por fin me armo de valor para preguntarle, él se estaciona y baja del auto.
Yo bajo y camino tras él, después me toma la mano.

-¿Puedo preguntar dónde estamos?- le digo confundida caminando de su mano.
-Supuse que ya lo sabrías.

En este momento miro bien el paisaje y creo que logro reconocerlo.

-¿Santa Mónica?
-¡Bingo, Lizzie! ¿Por qué tardaste tanto en reconocerlo? ¿Qué acaso no te dieron tu primer beso en la rueda de la fortuna?
-No, para nada. Mi primer beso fue en un Walmart cuando Seb y yo nos escondimos de mis papás.
-¡Qué romántico!- dice Chris con sarcasmo y empieza a reír como desquiciado.
-No te burles, es el mejor recuerdo de mi adolescencia. Teníamos 15 y 16 años, ambos con brackets, ya te imaginarás lo ridículo que fue.
-¿En él área de electrónica?
-No, en el área de panadería- digo y Chris al oír la respuesta continúa riendo aún más fuerte- ¿Qué te hacía pensar que había sido en esa rueda de la fortuna?
-No sé, supongo que es lo que un Californiano promedio haría. Jamás pensé que tu historia tenía que ver con la panadería de Walmart- sigue riendo, al parecer nunca va a superar esa anécdota.
-¿Acaso tu historia es mejor?
-Mi primer beso fue con Ximena, ambos teníamos 12. Recuerdo que ella me robó el beso después de un partido de fútbol americano.
-¡Que aburrido!
-¿Ah sí, Lizzie? ¿Crees que es aburrido?

De la nada Chris me suelta la mano y comienza a desabrocharse la camisa.

-Espera... ¡Chris! ¿Qué demonios haces? ¡No puedes desnudarte en plena calle!- digo intentando abrocharle la camisa de nuevo.
-Estamos en la playa, Elizabeth.
-Estamos en un estacionamiento al lado de la playa que es muy distinto.
-Es igual, Lizzie. Y creo que tú tendrás que hacer lo mismo.
-¿Qué dices? ¡No! Ni siquiera traigo traje de baño.
-Yo tampoco, pero uso ropa interior ¿tú no?
-Chris...
-Chris nada. Estamos en una playa, y es lo que hace la gente en la playa. Así que...- apunta a mi vestido con una mirada extraña- Lizzie, no vas a nadar con ropa.
-Bien, bien. Pero yo no me quito la ropa hasta llegar a la playa.
-Es lo mismo- susurra Chris.

Chris y yo seguimos caminando y él se va quitando la ropa. Cuando por llegamos a la playa decido a quitarme el vestido y los tacones.
Dejamos nuestra ropa y nos metemos al mar.
Debo confesar que aunque no sé nadar, estando con Chris me siento completamente segura.

-¡Este lugar es precioso!- le digo a Chris.
-¿Apenas te das cuenta?- me responde.
-Casi nunca vengo por aquí.
-¿Y eso? ¿Qué no se supone que es el lugar más visitado por los niños de California, aparte de Disneyland?
-Mamá no quería que viniéramos porque una ex novia de mi padre trabajaba en el parque de diversiones.
-¿En serio? ¿Sólo por eso arruinaron tu infancia?
-Ella era muy celosa, y él era demasiado relajado.
-Dicen que los opuestos se atraen.
-Se atraían, porque ya no están vivos.

El hecho de recordar a mis padres me pone un poco mal, aún sigo lamentándome lo que sucedió.

-Mis padres tampoco- menciona Chris- Mi papá murió en la guerra del golfo pérsico cuando yo tenía diez años.
-Por eso tu interés por ser militar ¿cierto?
-Exactamente. Aunque después decidí integrarme a la C.I.A.
-No tienes idea de lo orgulloso que se siente Adam cuando dice que su papá es un agente secreto.

Seguimos corriendo por la playa y jugando en el mar.
De nuevo nos ponemos nuestra ropa y caminamos hacia el muelle.

-¿Y tu madre?- le pregunto recordando que no la mencionó.
-Murió de cancer de pulmón a principios de año.
-Lo siento, Chris, no lo sabía.
-Traté de que nadie lo supiera. Mi madre no era de las que les gustaba que sintieran lástima por ella.
-¿Tú tuviste que hacerte cargo de todo?
-En gran parte, mis hermanos no eran de mucha ayuda. Comencé a verme muy apurado por su enfermedad y decidí que lo más sano era terminar la relación con Ximena.
-¿Por eso se separaron?
-Xim creía que no les dedicaba tiempo suficiente a ella y a Melanie.
-¿Y qué hay de Melisa Vancamp?
-Es sólo mi mejor amiga. No me digas que leíste el artículo de esa revista...
-Todo el tiempo estaba investigando sobre ti.
-Lo sé, me lo dices en varias de tus cartas.
-Por cierto ¿En cuál vas?
-En la diecinueveava.
-¡Qué rápido!
-¿Crees que soy rápido? Pues te reto, el que llegue primero al muelle gana.
-Chris, bien sabes que no tengo condición, aparte está muy lejos- me quejo.
-¡Que perezosa eres Elizabeth! Ya falta poco.
-Eso dices porque eres rápido.
-Yo te llevo.

Subo a su espalda y él me lleva cargada hasta llegar al parque de diversiones del muelle.
Subimos a la montaña rusa, al dragón de mar, nos tomamos fotos en el letrero de Pacific Park y Chris se ganó un peluche de osito que de seguro lo va a pedir Adam.
Ahora subimos a la rueda de la fortuna.

-No tienes idea de cuánto me estoy divirtiendo- le digo agradecida.
-Esa era mi intención.

Chris se acerca a besarme y la canastilla se inclina hacia mi lado.

-¡Chris, me voy a caer!
-Tranquila Lizzie, estás cosas son muy seguras.
-Si tú lo dices...
-Estamos juntos, no hay nada que temer.

Al fin llegamos a la cima de la rueda de la fortuna y podemos observar un hermoso atardecer en el mar.

-Lizzie, hay que hacer algo- propone Chris.
-No, ni pienses que voy a escupir desde aquí arriba, ya dejé esa etapa- digo y Chris se ríe.
-Nada de eso, yo me refería a un juego. Después de tanto tiempo sin vernos ambos tenemos dudas. Tú preguntas, yo respondo; yo pregunto tú respondes.
-Va, empieza.
-Elizabeth ¿Cuál es tú canción favorita?
-No tengo una en específico, pero me gusta "Helium" de Sia.
-Bien, tú preguntas.
-Christopher ¿Cuál es tú comida favorita?
-Alitas.
-Bien, tú sigues de preguntar.

Chris toma su celular y de inmediato aparecen fuegos artificiales en el cielo  con letras que forman la frase "Lizzie, Will you marry me?"

-Esa es mi pregunta- dice Chris sonriendo y mostrándome un anillo.
-¡Sí, Chris!- le grito emocionada.

Me lanzo sobre él a besarlo y la canastilla se inclina.

-¡Lizzie, me voy a caer!- grita Chris.
-No me importa- lo callo con un beso.

Chris sonríe y nos besamos por un largo rato. Después de eso me pone el anillo y acaricia mi mejilla.

-Estamos juntos, no hay nada que temer- me dice en el oído.