Capítulo 10.

9 3 0
                                    

Tengo miedo a girarme, no sé que pasará si lo hago. Oigo como mi madre respira cada vez más alto y fuerte.
-¡Hola mamá! -me giro como si no hubiera ocurrido nada.
-Carolina, ¡¿se puede saber qué estás haciendo?!
-Lo siento mamá, solo estaba visitando a Álex un rato.
Espero durante unos segundos a que Álex diga algo, pero al ver que la espera no tiene recompensa, me giro a obligarle que haga algo.
Pero ¿Dónde está Álex? ¿De verdad se ha ido? ¡Pero qué cara tiene!
-Anda Carol, cariño, vamos ya a casa, el cansancio te está jugando una mala pasada.
Durante todo el camino no paro de pensar.
¿Dónde se ha ido? ¿De verdad sentirá algo por mí? Pero lo que verdad me importaba...¿Qué quería decir con que no era quien yo pensaba que era? ¿Será el Yeti? Ante ese pensamiento tan absurdo, me empiezo a reír yo sola.
-Carol, ¿De qué te ríes?
-De nada mamá, ya sabes, cosas mías.
Cuando llegamos a casa está mi padre terminando de hacer la cena.
-Hola hooola caracolaas! -grita como hace siempre, mientras, mi madre coge un vaso de agua.
-Hola papuchii! -le respondo alegremente. Este hombre... es de lo que no hay! :)
-Hola mi amor. -el tono de mi madre es entrecortado, suave, y un pelín mas grave de lo normal.
-Cariño, ¿Te ocurre algo? -pregunta mi padre. Creo que hemos pensado lo mismo.
-No pasa nada, Felipe. Solo es que me encuentro un poco indispuesta esta noche.
-¡Anda mamá! ¡Deja de usar esas palabrejas tan raras, mujer!
-Bueno, creo que me voy a la cama a descansar. Buenas noches Carolina. Felipe.
Mi madre sube lentamente las escaleras, tocándose la tripa con dolor. Se le ve, está enferma de verdad. Pero lo que ni mi padre y yo sabíamos era la razón de ese dolor tan repentino y extraño.

EL CADAVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora