Capítulo 23.

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¿Cómo que le van a encerrar por mí culpa? ¿Estar conmigo ha afectado a su cordura? Esto es todo por su culpa, no por la de Carol, ¡Valgame Dios!, ella solo es una víctima. Es todo culpa de ese hombre, el hombre que me obliga a hacer cosas horribles, el hombre que me devolvió a la vida, el hombre que piensa que le debo tal favor, que matando a todas las personas del mundo, aún le tendría que satisfacer más. Voy a encararme con él, pero si por si acaso no me deja vivir, tengo que sacar a Carol de ese lugar. ¡Rápido! Cojo el coche que hay en mi cabaña y lo arranco lo más rápido que el motor de los años 80 me permite. Es un Jeep azul. Me lo regaló mi madre justo antes del accidente. Corriendo, aparco en en parking del enorme edificio, y me paro en recepción.
-Hola buenas tardes, vengo a ver a la última chica llegada aquí, Carolina.
-Buenas tardes muchacho. -la recepcionista es una mujer de unos 60 largos años, con el pelo canoso y recogido en un moño bajo. Es preciosa, una de las mujeres más bellas que he visto.- Carolina está en la habitación 365, subiendo las escaleras a la derecha. Puesto que soy la única trabajadora aquí, iré unos diez minutos a mí descanso, así que no estaré aquí, la vía estará libre.-la mujer me guiña el ojo. ¿Cómo ha sabido mis intenciones?
Subo las escaleras y giro a la derecha, llamo a la puerta 365. Cuando abren, un grito ahogado sale de la chica que hay detrás del umbral.
-¡Álex! ¡Estás aquí! ¿Tú sabes por qué demonios me han metido aquí?
-Cállate, dame la mano y sígueme.
Avanzamos por los pasillos y salimos por la gran puerta. Le dejo a la mujer 10€, y una notita: «te lo agradezco, muchísimas gracias, acabas de salvar a una inocente»  Acto seguido, nos subimos en mi Jeep, y abandonamos el parking.
-Álex, te quiero, te amo.
-Carol, te amo, te quiero.

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