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-¿Se puede saber por qué tuvimos que traerla hasta su casa?

Mateo estaba enojadisimo. Odiaba que su padre se llevara bien con su enemiga y también que siempre la defienda en todo. A veces Mateo se preguntaba cuál de los dos era hijo de Peligro.

Su padre dobló a la esquina con el auto. Dejaron a Sol en su casa unos minutos antes y Mateo ni siquiera la miró cuando ella se despidió.

-Daniel me preguntó si la podía dejar en su casa-comentó su padre.

Mateo miró por la ventanilla.

-¿Ahora te dedicas a chófer?-Soltó Mateo con sarcasmo. Y su padre solo lo ignoró-. No me dejes en casa, me voy a lo de Underdann.

-No, hoy tenemos cena familiar y no podes faltar-dijo su padre y Mateo golpeó la cabeza con el espaldar del asiento.

-¿Por qué decís "cena familiar", cuando ellos no tienen ni siquiera nuestra sangre?-preguntó enojado, cruzando sus brazos en modo berrinche- No entiendo por qué hacen este tipo de cena si termina siendo un total fracaso y no solo eso, me termino amargando lo que resta de mi día culpa de ella.

Los padres de Sol y los de él hacían cenas familiares una vez por mes y obligaban a sus hijos a ser parte de aquella idea de reunirse. Mateo la veía todos los días, en la escuela y en el quinto escalón. No podía sacársela de encima en ningún momento y eso lo alteraba. Sentía que sus padres los obligaban a convivir como si fuesen primos. 

-Baja un cambio, campeón.-su padre se dio cuenta lo difícil que era su hijo con el tema de Sol.- Es una cena, no más.

-Lo decís como si fuera fácil, claro, ellos son tus mejores amigos desde que tenés memoria, pero déjame decirte que Sol y yo jamás vamos a ser lo que vos y sus padres quieren.-Dijo Mateo con un tono bastante elevado.

Su padre estacionó en la cochera de su casa, y bajó del auto sin dar importancia lo que su hijo había dicho. Mateo suspiró.

**

El timbre sonó de lejos y el grito de su mamá se oyó desde la cocina.

-¡Mateo, abrí!

Mateo puso en pausa el juego de su play y se levantó a abrir la puerta.
Atrás de ella, estaba la familia Estrella esperando afuera. El señor y la señora Estrella lo saludaron con una sonrisa y caminaron hacia dentro a encontrarse con los padres de Mateo. 

Mateo siempre se burló del apellido de ella. Le parecía patético que le hayan puesto Sol Estrella, ni siquiera pegaba y siempre se preguntó por qué no se les ocurrió otro nombre. Millones hay en google, y le pusieron eso.

Sol se cruzó sus brazos y lo miró de arriba abajo.

-No estoy feliz de verte-comentó ella y entró a su casa sin pedir permiso.

-Yo tampoco.-Cerró la puerta y la siguió. Sol se sentó en el sillón y prendió la play para jugar. Mateo le quitó el jostin - No toques mis cosas, niñas.

-Hay algo que se llama "prestar".-dijo ella.

-Hay algo que se llama "Pedir"-contestó imitando su voz.-Correte, yo estaba sentado ahí.

Sol se movió y Mateo se tiró lejos de ella. 

Empezó a jugar solo a un juego de carreras cuyo nombre desconocía Sol. Se movía y mordía su lengua concentrado en el juego.

-Perdiste. Me toca-dijo Sol pero este negó la cabeza y renaudó la partida -Eu, me toca a mí.

-No toques mis cosas, idiota.

-Idiota son tus tetas-contestó Sol y lo empujó. Mateo hizo lo mismo, y al minuto, ya estaban en el piso, uno arriba del otro, tirando sus pelos y pegando cachetadas mientras se gritaban lo mucho que se detestaban.

En un momento sin previo aviso, el padre de Sol apareció tras ella y la levantó como una pluma, alejándola de Mateo.

-Vamos a comer-dijo sin importar el hecho de que su hija estaba golpeando a alguien. Eso hacía que Mateo lo sacase de quicio. Si su padre veía que él estaba peleando con Sol, lo castigaba y le prohibía todo y  Sol salía ganando como siempre.

-¿Por qué tu viejo no te dice nada?-Preguntó Mateo mientras se acomodaba su ropa desprolija y luego peinaba su cabello.

Sol se encogió de hombros, indiferente.

-Me dijo que no piensa gastar saliva en algo que no vamos a cumplir.

Ojalá mi padre fuera así-pensó mientras seguía a Sol hasta el comedor.

La cena duró más de lo que esperaba. La madre de Mateo había hecho lasaña y todos estaban hambrientos. Varias veces el padre de Mateo llamó su atención por el barullo que ocasionaban ellos dos. Ella lo pateaba por debajo de la mesa a propósito y Mateo se los devolvía de la misma forma.

-Aleja tu pata de mi pierna, inepta-murmuró con los dientes apretados y se mordió el labio cuando Sol le pateo la canilla.- Hija de put...

-¿Les decimos?-La voz de la señora Estrella se escuchó elevada y Mateo se contuvo por no mandar a la mierda a Sol. Los dos se miraron y luego miraron a la mujer.

-¿Decir qué?-Preguntó Sol, quitándole la pregunta de la boca a Mateo.

-Hum, bueno-empezó a hablar el padre de Mateo- estuvimos pensando que deberíamos pasar las vacaciones juntos.

-¿Se van?-Entrecerró los ojos Mateo, ilucionandose con esa posibilidad. Si ellos se iban, iba a estar solo en su casa. Lo que significaba dos cosas: dormir hasta la hora que quiera y no ver a Sol por un gran tiempo.

-Nos vamos-corrigió su padre. Mateo negó la cabeza.

-No, no quiero ir.

-Si, yo tampoco-dijo Sol.

-Que lástima. Porque si irán.-contestó el padre de Sol masticando pan.

-¿En serio van hacer esto?-Preguntó incrédula Sol, señalando algo inexistente-¿Por qué esa necesidad de hacerlo todos juntos?, ¿No se cansan?

-No-dijo su madre, mirándola con cara de "¿Y tus modales?"-. Ya lo decidimos y no hay quejas.

-Papá no lo hagas por favor-rogó Mateo, mirándolo con cara de suplica.

-La vamos a pasar bien-animó su padre.

Los dos volvieron a mirarse. Sol suspiró y negó la cabeza. Él también lo hizo. Ninguno de los dos quería y eso era raro, porque significaba que estaban de acuerdo por primera vez en algo.

***
Perdón por estar tan desactualizada con esta historia. Prometo meterle pilas :D

Te odio - Mateo Palacios/TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora