—¡Pero miren quiénes llegaron!–la voz de Lit killah, Mauro, sonó alegre. Cuando notó la cara de los tres, su sonrisa se fue–Uh, ¿Y esas caras?
Mateo entró sin saludar y Sol hizo lo mismo. En cambio Daniel, apretó su mano y lo abrazó.
—¿Vienen peleando?
—Algo así–dijo Daniel entrando a la gran casa.
La fiesta se hacía en la casa donde se hospedaban todos los competidores del quinto escalón. La música estaba al tope y las bebidas salieron apenas empezó la reunión.
A la media hora, ya había otro tipo de gente entrando. La mayoría eran chicas, quienes venían en grupo para ser parte de la dichosa fiesta.
Sol estaba re caliente. Se había sentado en una de las butacas y veía a todos bailar.
¿Cómo le iba a decir a sus viejos que ya no tenía teléfono? Lo único que había recuperado de él era la tarjeta de memoria que seguía intacta en el suelo, ahora lo otro, estaba hecho mierda.
Mateo ni siquiera se disculpó y eso la hizo enojar aún más. Entendía que ella se lo había buscado, pero vamos, ¿No se siente al menos un poco culpable ante tal pedo?
—Sol, ¿Vamos a bailar?–. Mauro apareció al lado de ella con un vaso de Fernet. Ella sonrió falsamente.
—No, gracias.
Mauro intentó chamuyarsela incontable veces pero Sol no estaba lo demasiado interesada. Lo quería, pero no de esa forma. Aparte, los dos no eran buenos para mantener una conversación divertida.
—¿Estás bien?–preguntó el muchacho dudoso.
Ella dijo que si y Mauro no insistió más con el tema. Al rato, varios intentaron animarla o joderla. Pero no había caso, la mina estaba idiota.
Cinco de la mañana, la mayoría borrachos, empezaron a aburrirse. Matías, gran conocido por Ecko, quién era el que mas en pedo estaba, sugirió jugar a la botella.
Se empezaron a sentar en ronda como indios. Nadie podía negarse y decir que no iba a jugar. O lo hacías o te ibas, y Sol no pensaba quedarse afuera de la casa cagandose de frío.
Mateo se sentó al lado de Sofía, una amiga de Dam. Este los presentó esa misma noche, y a Mateo le había caído bien. Era linda y simpática. Todo lo contrario a Sol.
Aún que ahora notaba algo raro en ella. En el sentido físico. Desde que le llegó la pubertad, Sol había ganado atributos bastantes grandes(de los dos lados). Mateo se odiaba por creer que Sol se había puesto bonita. Y era más, cuando la vió con el vestido negro pegado a su cuerpo, tragó saliva como un pelotudo, apartando la mirada por ver a Sol así.
Ya todos sentados, Matías llevó la botella de ron en el medio del círculo.
—Si alguien se niega a besar, se debe quitar una prenda de ropa. Es así la regla.–dijo y todos asintieron estando de acuerdo.
Empezó la pequeña ronda. Varios chicos se besaron. Las veces que le tocó a Mateo, se comió a dos chicas diferentes. Daniel, se había sacado el pantalón cuando le tocó besar a una desconocida. "Estoy comprometido" comentó mientras se bajaba la prenda.
A Sol todavía en las dos rondas le había tocado el "espacio en blanco" que consistía en un lugar donde nadie había y se usaba como un comodín (si caía ahí, no besaba a nadie y mucho menos se debía despedir de su ropa)
La tercera vez, volvió a mover la botella como un trompo. Ésta se movió rápidamente y al parar, se detuvo entre ella y, al subir la mirada, encontró los ojos sorprendidos de Mateo.
Mierda.
—No, volveré a darle vuelta–habló Sol rápidamente e intentó llegar a la botella, pero todos gritaron en contra.
—No, no podés. Beso o prenda.–habló Mks.
Sol no podía elegir la prenda. Tenía un vestido. No pensaba quedarse en ropa interior ni en pedo. En cambio, tampoco quería besar a Mateo.
—Por favor, una oportunidad–pidió.
La mayoría empezaron a gritar: "chape, chape".
—Dale Sol, cumplí con el juego–empujó uno de los chicos, y la levantaron del suelo como una pluma.
Mateo seguía en su lugar, sin saber dónde meterse. Sol se acercó dudosa. Se arrodilló frente él, cara a cara. Todos estaban ansiosos y apuraban cada vez más. Sin embargo, Mateo no los escuchaba, solo la veía a ella, esperando algún movimiento.
Sol tomó su cara y acercó sus labios a las de él. Mateo la correspondió titubiante, sin embargo, conforme iba avanzando el beso, él acercó más su rostro para profundizar. Sus bocas se movían ritmicamente con la otra, como si ya hubieran chapado antes.
Matías llevaba el tiempo. Al minuto, gritó un "basta" y Sol se separó. Sin embargo, Mateo seguía sin caer. Cuando abrió los ojos, ella se estaba sentando donde estaba mientras los demás soltaban silbidos y piropos ante tal actitud.
Ella No parecía afectada ni enojada ni nada. Estaba muy casual.
Y Mateo se quería matar. ¿Qué mierda acababa de pasar?
***
Regalo de navidad chiquillas. Ya era hora de escribir un cap asi. Ojala les haya gustado ❤❤
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Te odio - Mateo Palacios/Trueno
Fanfiction-¿Que Mateo y yo hacemos linda pareja?-Volvió a reír mientras negaba la cabeza-. ¿Qué te fumaste chabón?