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Las maletas iban y volvían. Todos estaban preparados para emprender viaje. Los autos estaban cargados de cosas que se necesitarían y la familia Estrella, ya se encontraban listos para partir.

-Por favor mamá, te lo suplico,-Sol se arrodilló delante de ella, levantando sus puños juntos a su mentón- no permitas que viaje con ese idiota.

-Ya está decidido, Sol-dijo su madre, claramente enojada-. ¡Tienes quince años, cariño! Sé madura.

-¡Por eso mismo, mamá!-exclamó a gritos- déjame quedarme en casa, soy bastante responsable para estar sola aquí.

-No. Este viaje es en familia.

-Mamá...

-Daniel, decile algo a tu hija.

-Sol...-llamó su padre en tono de advertencia, metiéndose a la casa de nuevo para ir en busca de más maletas.

Sol gruñó frustrada. Ayer en la noche, se había prometido que hablaría con ella para quedar en un acuerdo, pero estaba fracasando terriblemente.

-Prometo que no vendrá nadie-siguió insistiendo- no haré fiestas, seré limpia...

-Ya te he dicho que no, Sol- apretó los dientes su madre, colmando su paciencia- no pienso dejarte sola todo un mes. Agarra tu maleta y métela en el auto.

Soltó otro gruñido mientras hacia lo que le pidió, ¿Me dice que ya soy adulta pero aun así, debo seguir sus órdenes? -Pensó-Es injusto, no podes obligar a tu hija a viajar y mucho menos con tu  enemigo. En realidad, era una regla claramente prohibida.

Metió las cosas en el maletero, pensando en otra forma de llegar a un acuerdo con sus padres. Se mordió el labio al darse cuenta que su intento de convencer no era bueno.

-Papá, te lo pido por favor, no permitas que vaya a ese estúpido viaje.

Oh, al menos no soy la  única.

Se volteó al escuchar su voz. Mateo Palacio. Desde chica supo que él sería como un grano en el culo: Molesto y con ganas de sacártelo a toda costa. No entendía porque, de millones y millones de chicas, le tuvo que tocar a ella pasar toda su infancia con él. A veces pensaba que había nacido ya con la mala suerte.

Lo miró; Mateo estaba rogándole en la puerta del coche, arrodillado y abrazado a las piernas de su padre.

-Mateo haceme el favor de levantarte del suelo.-pidió su padre, rodeando los ojos.

-No me dejen viajar con ese demonio, no por favor-apretó más el agarre mientras escondía la cabeza entre sus brazos.

-¡Si yo seré un demonio, vos serás el mismísimo satán!-exclamó Sol.

-¿Y a vos quién te dio vela en este entierro, pendeja?- se levantó del suelo para encararme.

- Deja de llamarme pendeja, pelotudo.

-Deja de llamarme pelotudo, pendeja.- imitó con un tono burlón.

-Ojalá te caigas y te quiebres la pierna, bicho raro.

Él la empujó lejos y Sol se lo devolvió, empezando una guerra de pequeños empujones y terminando en el suelo con grandes golpes en la cara.

-Soltá mi pelo, idiota-chilló ella mientras tiraba el suyo mucho más fuerte.

Mateo la empujó y se levantó rápidamente mientras tomaba distancia.

-¡Loca!-exclamó su enemigo mientras tocaba su pobre y maltratado pelo-Pendeja de mierda.

-¿Qué me dijiste, infeliz?-inquirió cabreada mientras se abalanzaba hacia él y volvía a golpearlo.

A todo esto, sus padres pasaban por al lado de ellos con las cajas y las maletas para seguir cargando, Sol miró a su pequeño hermano Tiago, buscando ayuda pero ni él le daba importancia de lo acostumbrado que estaba de sus típicas peleas. Es más, nadie los separó en ningún momento. 

Sol iba a golpearlo en la cara pero la agarraron de las axilas, alejándola de Mateo.

-¡Basta che!-exclamó Daniel, su padre. Parecía molesto- ¿Cuando va a ser el día en que ustedes se lleven bien?

-Ni loca penses que voy a viajar con este- Su padre rodó los ojos al escucharla hablar y la miró con cara de pocos amigos- no me mires así, te lo digo en serio. ¿Sabías que la boludes se contagia? si me junto con este, me haré re boluda en poco tiempo, y decime ¿vos querés una hija boluda?

-Para tu información, "este, -se señaló Mateo -el mejor freestyler, tiene nombre y es Mateo o como me suelen llamar mis fans: Trueno el hermoso. Y aclaro que ya sos boludita, por lo tanto, no se te puede pegar algo que ya está en tu sangre.

-Nadie te llama "Trueno el hermoso", te llaman "Trueno, el pibe que no sabe hacer un doble tempo como la gente"- Mateo se tocó el pecho ofendido a lo exagerado. Sol volvió a mirar a su padre- ¿Ves papá? ¿Ves con quién vas a hacerme pasar el tiempo?-preguntó casi llorando- No soporto verlo ni escucharlo y ¿vas a obligarme convivir con él?-lo señaló- No sé qué tan miserable queres que sea.

-¡Basta, Sol!-exclamó su padre, preso del enojo. Atrás de ella, se sintió la risita irritante de su enemigo- Escúchame bien, este viaje es muy importante para nosotros, no quiero que lo arruinen con sus peleas.

-Si no queres que lo arruine ¿por qué nos hacen ir juntos?-cruzó sus brazos.

-Porque es un viaje en familia.

-Ellos no son mi familia-murmuró Sol.-Al menos él, gracias a dios, Jesús, a los ángeles, y a los santos.-se persignó.

Su padre negó la cabeza, sabiendo que no había forma de que ella entrara en razón. 

-Vayan a ayudar, que faltan cosas por cargar todavía.-Dijo yéndose. 

Sol se volteó y lo miró de arriba abajo, Mateo hizo lo mismo.

-Ojalá se abra la puerta en medio de la autopista y salgas rodando-dijo Sol y dio media vuelta para ir hacer lo que su padre había ordenado.

Te odio - Mateo Palacios/TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora