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-Mamá, debo ir. Van a estar todo los pibes.

La madre de Mateo ni lo miró. Solo dobló la ropa adecuadamente y la metió al ropero.

-Ya te dije que no. Estas castigado, Mateo. Cortala.

Mateo se cubrió los ojos, frustrado. Llevaba media hora tratando de convencer a su madre, sin embargo, ella no sedia. Ni siquiera le estaba dando bola.

-Entiendo que soy un pelotudo-la mujer lo miró con reproche por la mala palabra-uh, bueno perdón, un tonto. Pero no podés obligame a no salir. Estoy de vacaciones, mamá. Déjame pasarla bien al menos un día.

-¿Y cómo sé que no te las vas a agarrar con Sol?

-Ya le pedí perdón, ¿Qué más querés?-mentira, ella fue quién le pidió perdón. Pero no podía decirlo-. A ver, ¿Querés que le haga el desayuno cada mañana o que le cuente cuentos antes de dormir?

Su mamá suspiró. Odiaba el sarcasmo de su hijo.

-Prometeme que serás su amigo.

Mateo no pudo evitar la cara de asco que se le formó. ¿Ser amigo de Sol? Los dos se llevaban para la re mierda. Eran agua y aceite.

Siempre tuvieron algo con qué pelear. Era imposible que opinaran o pensaran lo mismo, por algo siempre discutian y se cagaban a piña. Es mas, el podría decirle todas las razones por la cual Sol y él no podían ser amigos. Pero ¿Para qué? Sus padres no entendía la mala relación de ellos. Pensaban que era cosa de caprichosos y que se les iba a pasar.

Diez años creyendose eso.

-No tengo problema en intentarlo, aún que no creo que quiera.

Sol no solo no iba a querer, también iba a pedir una explicación. Se le haría sospechoso que de la nada él intentara mantener si quiera una conversación o una amistad con ella. Apenas Mateo se acercara, ella intentaría cagarlo a piñas.

-¿Estás siendo sincero conmigo o me lo decís para zafar?

Para zafar.

-Estoy siendo sincero, má. Prometo llevarme bien de ahora en más con ella.

La madre lo dudo un poco y al final, asintió con la cabeza, aceptando el trato. Mateo levantó el puño de victoria y se acercó para llenarla de besos.

-Te amo, te amo, te amo.-repitió él.

-Mateo, no seas cargoso.-habló la madre, dándole unos buenos golpes en la nuca para que la dejara tranquila.

(...)

-¿Nicole no va a venir?

-No, se quedará con Joaquín.-contestó Daniel y dobló hacia la derecha, parando en un semáforo.

Los tres ya estaban arriba de la camioneta. El padre de Mateo le confió el auto a Daniel para llevarlos a la fiesta que el quinto escalón iba hacer en esa ciudad.

Iban a ir todos. La mayoría, competirán esa misma semana ahí, y querían festejar el viaje.

Sol andaba inquieta. No paraba de hablar y eso a Mateo se le hacia fastidioso.

-¿Mateo, me pasas internet?

Mateo río.

-Si, dos veces.

-Con una me es suficiente, gracias.

-Ajá, déjame que busque mi celular-ironizó abriendo la ventana para que entrara el aire.

Nueve de diciembre y hacia un calor infernal.

-Mateo, por favor. Necesito internet.

-Deja de romperme las bolas.

-Puto.

-Te dicen-dijo Mateo.

-A vos te dicen-contratacó Sol.

-Los dos son putos. Listo.-habló Daniel con voz cansada.

Mateo rió. Daniel no soportaba escucharlo a los dos hablar. No tenía paciencia. Siempre que peleaban, o se iba o amenazaba con matarlos.

Sol espero un momento para que Mateo estuviera distraído. Mientras él cantaba una canción que pasaba por la radio, Sol no tuvo la mejor idea que robarle el celular de su bolsillo. Mateo sintió la ausencia de él y cuando volteó, ya ella lo tenía en sus manos.

-Sol, dame el celular.

-Espera, me voy a pasar internet.-contestó ella desbloqueando el teléfono fácilmente.

Mateo se indignó, había cambiado la contraseña hacia hace poco. ¿Como la había adivinado?

Bruja.

-No, dame, Sol.

-Esperá.

Se puso de los pelos. Odiaba que le tocaran el celular. ¿por qué debe pasarle internet? La pobre es ella.

Mateo se dió vuelta e intentó quitarselo. Ella se alejó.

-Sol, la concha de tu hermana, damelo o te mato.

-Bueno, bueno, nos vamos calmado che-habló Daniel mientras seguía en el volante.

Mateo divisó el celular de sol y se lo sacó del bolsillo también. Volvió a sentarse en su lugar, pero a los segundos, ya tenía a Sol colgada del asiento, intentado quitarselo.

-¡Para, pelotuda, me vas arrancar un ojo!

-¡Dame YA mi teléfono antes que te re cague a trompadas!-gritó Sol en la oreja de los dos. Tenía una voz muy chillona-¡Mateo, me lo das!

Mateo estiró el móvil lejos, para que Sol no lo alcanzara. Ésta, agarró el pelo de él con fuerza.

-Ay, la puta madre-exclamó él cuando sintió el tironeo de ella. Los dos, estaban en una batalla de golpes y piñas en miedo de la carretera.

-Eu, calmensen, por favor.

La voz de Daniel se notaba nerviosa. Tenia el cuerpo de Sol al lado de él y casi le mete un codazo por pelear con Mateo.

Sol alcanzó el celular y cada uno empezó a tirar de lados contrarios.

Sol soltó de golpe, haciendo que el brazo de Mateo se mandara hacia atrás y el celular salió expulsado de la ventanilla del auto.

—¡NO!–La voz escándalosa de Sol asustó a los muchachos.

Sol miró hacia atrás, viendo cómo su celular (que no tenía ni dos meses de uso) se hacía mierda en el piso y como los autos pasaban arriba de él.

—¡Hijo de puta, me debes un celular nuevo!–gritó como loca, y se volvió a colgar del pelo de Mateo.

***
Hola!
Lamento los errores. Soy muy floja para editar :vvvv

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Te odio - Mateo Palacios/TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora