Una semana llevaba Sol saliendo con el salame de Mauro, ¡Una semana!
Es que Mateo no lo podía creer. Millones de pibes en el mundo, y este gil terminó encantando a Sol. Es que era increíble.
Y ahí estaban los dos. Besándose en la puerta de la cabaña. Mateo podía sentir la presión de su pecho mientras espiaba sigiloso desde la ventana de la sala de estar. Sol se veía tan estúpidamente feliz a su lado.
Sin soportarlo un poco, fue hacia la puerta y lo abrió de prepo, asustandolos, que tuvieron que parar de chapar.
-¿Interrumpo?-preguntó Mateo celoso.
-Nop, ya me iba-contestó Mauro.
Desde que él y Sol estaban saliendo, Mauro dejó de saludarlo. Mateo desconocía el motivo.
Le dió un beso fugaz a Sol solo para enojarlo más y se fue. Sol miró a Mateo y lo empujó de la puerta, entrando.
-Mauro me cae para el orto-comentó Mateo.
-Ah, ¿Te aplaudo?
Desde la última vez que discutieron, Sol se digno a dejar de hablar con Mateo. Al final, terminó siendo una batalla de quién ignora a quién.
-¿Qué se siente salir con un fracasado?-picó él, riendo de mala gana.
Sol sabía que Mateo quería hincharle las pelotas. Ella se cruzó de brazos y lo enfrentó.
-Lo siento, no salgo con vos para vivir la experiencia.-contraatacó.
-Fua, ni sabes lo que yo sería de novio.
-Ni quiero saber, campeón.
Mateo la miró mal.
-¿Este es tu plan? Salir con un pelotudo.
-Mauro es manso pibe. Me trata muy bien. No como vos que lo único que haces es tratarme como una basura.
-Claro, porque vos sos un amor conmigo, seguro-ironizó él.
-¿Qué mierda querés, Mateo?-Preguntó Sol ya cansada- Loco, te estoy dejando en paz, era lo que vos querías.
Ese era el problema. Mateo no quería eso. Pero daba entender algo que era completamente diferente a lo que tenía en mente. Pero ¿cómo se lo decía a Sol? ¿Cómo le dejaba en claro que lo único que hace es pensar en ella?
-Nada. Solo quería dejarte en claro que estás saliendo con manso nabo pero allá vos.
-Sos un boludo-terminó de decir Sol luego de analizarlo. Mateo era tan raro a veces. Ella no lo entendía.
Caminó hasta las escaleras. Pero Mateo la detuvo. Al parecer tenía ganas de discutir.
-Sol, ¿no te das cuenta que estás saliendo con el más boludo del mundo? Apuesto mil pesos a que no sentís nada por él.
Sol se volvió a mirarlo.
-¡Y a vos que puta te importa!-Explotó caliente. Se había puesto roja, como si el comentario de él la estuviera sacando de sus casillas.
Mateo se encogió de hombros. Agradeció que las familias estuvieran en la playa en estos momentos, y no en la cabaña. No quería armar un show patético.
-¡Deja de comportarte como un celoso de mierda! ¡Me estás tocando los ovarios, pelotudo!-gritó Sol.
-Celoso, dice. ¡Jamás me pondría celoso por alguien como vos!
-Admitílo boludo, dale, admití que estás celoso. La concha de tu madre, ¡Acabas mi paciencia!
-¿Yo acabo tu paciencia?-preguntó Mateo caliente- la que tiene que admitir acá sos vos.
-¿Yo?-Sol se señaló, riéndose sin gracia por la pavada que acaba de escuchar.
-Si. Dale, Sol, no te hagas.- ella lo miró sin entender- Mauro siempre te aburrió. Jamás le diste un tronco de bola. ¿Y ahora de la nada venís y salís toda una semana con él? ¿Que cuento nos querés vender, flaca?
-Pero a vos te tiene que chupar un huevo lo que yo haga con mi vida, boludo.
-Si. Pero sé que lo haces por mí.
-¿Qué?
-Me querés poner celoso.
Sol soltó una carcajada forzada.
-¿O sea que admitís estar celoso?
Mateo se pegó mentalmente. Pelotudo.
-No.
-Admitilo.
-No tengo que admitir nada.
-Te pusiste celoso. Te molesta que salga con Mauro, ¿Verdad?
-Me vale mierda.
-Si, se re nota-. Dijo Sol sarcásticamente.-¿Sabes qué, Mateo? Dejame hacer mi vida tranquila. Demasiado tengo con estar tolerandote.
Volvió a darse vuelta y empezó a subir las escaleras hasta llegar a su habitación. De ahí, Mateo pudo escuchar el portazo que pegó Sol.
Pateó el cabezal del sillón y se llevó las manos a la cabeza.
Pelotudo, pelotudo, pelotudo...
No podía explicar la confusión interna que tenía. Su mente giraba en torno a Sol.
Subió las escaleras. Suspiró profundamente cuando se encontró en frente de la pieza de ella, y luego, de un solo tirón, abrió la puerta de par en par.
Sol lo miró desde su cama. Estaba sentada y tenía los ojos rojos. Había llorado.
-Está bien, lo admito.
-¿Qué cosa?-preguntó Sol, dudosa y con la voz quebrada.
-Estoy celoso.
Sol entrecerró los ojos.
-¿Por qué?
-Porque Mauro es un pelotudo y porque no te mereces para nada estar con él-proclamó-. Admito que odio la relación de ustedes.
-Andate de mi pieza, Mateo.
Mateo se llevó la mano en la frente y se calmó.
-Admito que...extraño charlar con vos.-Ella abrió los ojos, sin poder creer la declaración de Mateo. El siguió:-Que pelear con vos me ha destrozado por primera vez en la vida.
-¿Qué decís, Mateo?
-Lo único que hago es pensar en vos y en el estúpido beso que nos dimos la última vez-Se sintió débil, estúpido, frágil-. Y lo peor de todo es que quiero más besos tuyos.
Sol quedó helada, sin poder creer lo que le decía Mateo.
-¿Acaso esto es una broma? Porque si es así, es de muy mal...
-Estoy volviéndome loco-comentó tapándose la cara-Y no sé cómo sobrellevar la idea.
-¿Qué idea?
Mateo suspiró antes de hablar.
-Que posiblemente me esté enamorando de vos, Sol.
**
Dos días seguidos publicando. Se lo merecen por mi ausencia inexplicable.Comenten si les gustó el capítulo. Si hay buena repercusión, subiré otro.
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Te odio - Mateo Palacios/Trueno
Fanfic-¿Que Mateo y yo hacemos linda pareja?-Volvió a reír mientras negaba la cabeza-. ¿Qué te fumaste chabón?