Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]

15. Resiliencia...

Marinette se había acoplado nuevamente a la vida que había estado llevando desde el invierno. Las cosas habían mejorado tanto en su hogar como en la academia, donde finalmente Félix y Lilia le habían dado el visto bueno para empezar a practicar la coreografía, misma que ya dominaba casi a la perfección, tan solo le quedaba afinar unos cortos detalles que correspondían a la representación del personaje.

Practicaba la mayoría de las tardes después de clases, siendo vigilada por sus dos entrenadores y de vez en cuando por las otras niñas que le pedían consejos sobre patinaje y ballet. Cuando la dejaban sola por algún asunto, ella se retiraba los lentes y se aventuraba a patinar sintiendo el vaho que se escapaba de las finas capas de hielo sintético que componían la pista de la academia. Se sorprendía a sí misma cuando la nitidez de su mirada retornaba con el solo hecho de sentir el clima gélido, sentía una felicidad inmensa al deslizarse con total libertad por el hielo. 

Y gracias a la controlada dieta que su madre había planificado para ella, tenía mucha más resistencia tanto en su entrenamiento diario como en el que secretamente llevaba junto a su kwami. Sin percatarse del tiempo, las tres semanas fijadas antes de la fecha pasaron demasiado rápido. La competencia que la llevaría de vuelta al arte sobre hielo sería entre semana, lo que implicaba que debía esforzarse el doble por cumplir con todas las asignaciones de las materias a las que faltaría. Y esperaba que Hawk Moth no arruinara sus planes creando akumas aquella tarde.

Aquel fin de semana, hizo todo lo posible por tener todo el tiempo necesario para entrenarse. Había pedido el día libre a sus tutores, y se había levantado temprano en la mañana para acabar cuanto antes sus quehaceres en su hogar y en el negocio de sus padres. Se vistió con ropa cómoda y preparó una mochila pequeña en la que guardó sus abanicos, una botella de té con infusión de frutas, su teléfono móvil, una cajita con dulces y algo de dinero. En poco menos de una hora, ya estaba en una zona bastante profunda del parque que estaba como a dos manzanas de su hogar. Verificando que estuviera sola, se acomodó cerca de la sombra de un gran árbol y se ubicó en posición de flor de loto. 

—Te noto muy feliz, Mari —dijo la kwami sonriendo mientras salía del bolso. 

—Lo estoy, Tikki —sonrió la chica—. El rally es en tan solo tres días y, aunque confieso que estoy muy nerviosa, me emociona saber que oficialmente regresaré al patinaje.

—Es bueno saberlo —respondió Tikki, flotando frente al rostro de Marinette.

—¿Qué haremos hoy, por cierto? —preguntó ella emocionada.

—Calma, pequeño saltamontes —dijo Tikki, imitando entre risas a los maestros de antaño de la lejana China—. Primero lo más importante, debes mantener tu energía equilibrada durante más de quince minutos. Solo entonces, te diré algo muy importante que debes saber ahora que tenemos una nueva villana en la ciudad.

—Me pides cosas imposibles —se quejó la azabache—. Pero, supongo que a estas alturas ya nada debería sorprenderme, ¿no lo crees?

—Quién sabe, Mari —contestó la criatura, muy divertida—. Hay muchas cosas que debes aprender todavía. Bien, pues manos a la obra...

La kwami se mantuvo explicándole miles de técnicas y situaciones para que Marinette pudiera lograr controlar su energía interna. Todo aquello era tan extraño y tan familiar a la vez, que le costaba entender por qué no se había percatado de todo antes. Se le dificultaba meditar teniendo miles de ideas en su cabeza, sin embargo, con ayuda de Tikki, fue progresando hasta finalmente superar el objetivo fijado por la criatura. Su vista estaba de vuelta y se sentía mucho más fuerte que antes, como si llevara el traje de Ladybug encima. 

—¡Bien hecho, Marinette! —se alegró la kwami, aplaudiendo el logro de la chica.

—No lo habría conseguido sola, Tikki. En verdad gracias por soportarme tanto —rió la chica, mas, destacaba su agradecimiento por su pequeña amiga.