Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]

23. ¡Yo no lo hice! [Bonus: Especial Halloween]

Historia completa de la imagen: http://herzspalter.tumblr.com/post/126632287880/donnergrauen-sleep-paralysis-is-a-hard-thing-to

El siguiente mes todo pareció volver a la normalidad, relativamente. Hawkmoth había vuelto con sus akumas que se les hacían bastante simples de derrotar debido a su entrenamiento que ambos habían iniciado tras la batalla con Lilith. Sus enfrentamientos contra los adeptos del villano de la mariposa no eran más que juegos de niños comparados con lo que los estaba aguardando en el futuro.

El entrenamiento que ambos portadores realizaban era el mismo, desde el manejo y control de su energía hasta el uso de sus instrumentos de batalla. No obstante, Marinette se hallaba a la delantera, dominando ya casi todos los aspectos que Tikki le había enseñado desde mucho antes que Lilith apareciera.

La chica se sentía más tranquila, pues las pesadillas ya casi no contaban como preocupación diaria, llevaba poco más de semana y media sin ningún terror nocturno, lo que había contribuido además a la recuperación completa de sus heridas de la batalla previa, permitiéndole volver a entrenar en la academia junto a Lilia, Félix y las demás niñas. Llevaba a Tikki consigo dado que había conseguido recobrar la memoria de los antiguos portadores de los miraculous, casi todos muy cercanos a ella, y no les molestaba a sus entrenadores que la kwami estuviese presente mientras la chica aprendía nuevos saltos y se deslizaba por el hielo con la misma libertad de antaño.

El mundo a su alrededor parecía haber recobrado su orden, tanto que supuso que finalmente habían parado las memorias de lo ocurrido en el pasado. Se sintió libre, su sonrisa volvió a reclamar su espacio en su rostro. Volvía a ser la misma Marinette despistada pero valiente. Dispuesta a ayudar a quien lo necesitara aunque no estuviese usando la protección que el prodigio le daba.

Bajó la guardia. Dejó de preocuparse en su objetivo como portadora de un miraculous.

Grave error. 

Esa tarde de mayo regresaba de su práctica vespertina en la academia, en lo poco que había asistido ya tenía dominada la coreografía propuesta para la competición que se aproximaba en tan solo días. 

Iba con la mente en las nubes, disfrutando del sosiego que el paisaje urbano le brindaba, mientras se dirigía hacia la parada de bus para aguardar a su transporte. 

Una brisa inusual pasó frente a ella, provocándole una sensación de incomodidad que se reflejaba en su repentino interés en la calle que poco a poco se oscurecía. Se encontró en soledad absoluta, ni un auto, ni un transeúnte, ni una sola alma deambulaba por el sitio. Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. 

Se sintió observada, lo que la instó a volver su vista hacia sus alrededores para buscar el origen de tal sensación sin obtener éxito alguno. Se distrajo en el acto, tanto que al llegar un autobús se subió sin siquiera verificar la ruta, volteando su rostro a ambos lados, aún preocupada.

El transporte iba abarrotado de gente, seguramente cada quien retornando a su hogar luego de un ajetreado día, por lo que no tuvo más remedio que acomodarse en el espacio libre para ir de pie, al lado de la ventana frente a la puerta del medio. Supo de inmediato que necesitaba distraerse con algo para evitar darle vueltas al asunto. Se concentró en la pantalla de su teléfono mientras el autobús se desplazaba por las calles de París, cada vez más lejos de la Notre Dame, del camino habitual a casa. Tikki se asomó discretamente entre su abrigo y su cabello, notando de inmediato que definitivamente habían errado al tomar el transporte. Ese mismo instante, Marinette sintió una inexplicable sensación que la obligó a dirigir su mirada hacia la ventana. Se aterró al ver que se hallaba bastante lejos de casa, con edificios que se le hacían extrañamente familiares pero que no lograba extraer de su memoria.