9. Raíces orientales

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A día siguiente se debatió toda la primera hora de clase pensando en qué hacer para entender el personaje al que debía darle vida. Aún no le había pedido a su madre que le enseñara a danzar con el abanico, lo daba por hecho, tenía un día perdido.

—Si te quedas recostada sobre la mesa seguirás sin comprenderlo, Marinette —regañó Alya, quien era la única que conocía sobre los quehaceres de la azabache, aunque la información que su amiga le había dado estaba levemente modificada—. Vamos a la biblioteca, esta hora tenemos libre, quizá haya algún libro sobre China o Japón que hable sobre la bailarina.

—Geisha —corrigió Marinette, con la cabeza fija en la madera—. ¿En qué rayos estaba pensando cuando acepté hacerlo?

—Deja de quejarte y manos a la obra, que solo tienes dos semanas para hacerlo —aunque los constantes regaños por parte de la castaña le agobiaran en aquel momento, estaba feliz de que su amiga la apoyara e incluso estuviera auxiliándola con la delicada labor de investigación.

—Dos semanas y tal vez menos —sonrió Marinette. Se levantó y guardó sus cosas en su mochila. 

Se dirigieron a la biblioteca, donde empezaron a buscar en el área de literatura e historia universal. Encontraron varios libros que hablaban sobre la cultura china y la cultura japonesa, dibujos de tinta y palabras que eran desconocidas para la azabache a pesar de provenir de aquellos lares. ¿Era esto a lo que se refería su tía? Se sintió culpable por ignorar aquellos temas. Encontraron un libro que hablaba específicamente sobre las Geishas. Alya lo leyó en voz alta.

—"...Geisha, palabra que proviene de los fonemas chinos "Gei", que significa arte, y "sha", que significa persona. Una Geisha, es una persona que tiene habilidad en el arte..." —incluso Alya quedó sorprendida con el escrito, jamás se le había ocurrido investigar sobre el tema, continuó leyendo—"...La Geisha aparece en la era del Edo, siendo conocida como Geisha-machi. (...) Debido a la pobreza y hambruna, las familias campesinas solían vender a sus hijas para que fueran educadas en los hanamachis, debían tener pleno conocimiento en música, danza, poesía, modales, ikebana, ceremonia del té, shôdo y debían tener educación, por lo que asistían al colegio"

—Confieso que, solo entendí arte y persona —dijo Marinette sentándose con pesadez sobre la banca.

—No te des por vencida; vale, aún falta un poco más —animó Alya, dando vuelta la página—"... La aspirante a Geisha se denomina Shikomi, una vez completado su etapa de aprendizaje, se realiza una ceremonia en la que pasa a ser conocida como Maiko y es asignada a una Oneesan-Geisha, quien le otorga un nuevo nombre y se encarga de completar su entrenamiento..." —finalizó Alya, suspirando con resignación. Sabía que no se lo habían puesto muy fácil a su amiga, mas, reconoció que tal vez el representar a un personaje tan complicado le serviría para mejorar su actitud no solo con las personas desconocidas sino con cierto rubio a quien la azabache le tenía cariño.

Marinette solo suspiró, no tenía ni idea de por dónde empezar. Antes de darse por vencida, las palabras del libro atravesaron su mente haciendo que ella relacionara aspectos de su vida con la historia que debía representar. Ella había empezado a patinar cuando era una niña, Bridgette se había encargado de enseñarle todo lo que sabía, era su mentora, su oneesan. Ahora que entraría en el grupo sénior, cargaba con ella una responsabilidad mucho más grande, en el primer festival demostraría su talento, tal y como si fuera su ceremonia para convertirse en Maiko. Sonrió, al menos tenía una idea.

—¡Alya! —exclamó feliz—. Ya sé qué haré. Gracias, te debo una —abrazó a su amiga, cerró el libro que la castaña estaba sosteniendo y se dirigió hacia la mesa de la bibliotecaria donde entregó su carnet estudiantil para llevarse el libro prestado.

Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora