27. Con la mente en las nubes

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El frío vaho que el hielo emanaba le pegaba de lleno en el rostro. Se sentía cansada, pero daba su máximo por disfrutar el momento, por gozar de la libertad que el arte sobre hielo le brindaba. 

Se dejó llevar de la melodía que acompañaba sus pasos y el movimiento de sus manos que fluían al compás de la música. No había fallado ni un solo salto ni aterrizaje, su puntuación era prácticamente perfecta. Sin embargo, había un pequeño inconveniente que no la dejaba contenta, que no le permitía gozar del todo aquella historia que tanto Lilia como Félix y ella se habían esmerado en representar mediante el patinaje.

Encarnaba ahora la princesa del bosque de los espíritus, decidida a defender su hogar de cualquier amenaza que atentara contra el constante equilibrio que mantenía la armonía del lugar. Su traje, que lo había armado ella misma durante la semana, estaba inspirado en la vestimenta de la protagonista, mezclando en un degradado sencillo azul, blanco y marrón, destacando ciertas regiones con aplicaciones de lentejuelas correspondientes a cada color. Se había esmerado mucho para confeccionarlo, era la primera vez que se aventuraba a usar telas y detalles de ese tipo, pero estaba satisfecha con el acabado. 

Aunque durante la semana hubiera tenido que esconderlo tras las inesperadas visitas de Chat Noir que cada día se habían tornado más y más constantes. Pero no lo reprochaba. Hasta agradecía que él estuviera cerca para no dejar que su ánimo decayera, pues, si lo hacía, volvía al mismo estado de aquel día. Y vaya que le era complicado controlar su energía interna, le afectaba incluso durante las horas de clase, donde cualquier factor podía cambiar su estado de ánimo y, por ende, desatar esa oscuridad que intentaba arrebatarle su luz.

Así, no podía mantener su concentración absoluta mientras se deslizaba sobre el hielo, pensando cada cierto tiempo en la posibilidad de que algún nuevo ser oscuro se apareciera en ese exacto momento, o que su debilidad provocara un desajuste total en su recién descubierto poder. 

Pues estaba consciente de aquella sensación que intentaba materializarse cada vez que se perdía en la emoción de patinar, la misma que le permitía interactuar con el hielo cada vez que practicaba en soledad. Y le preocupaba que alguien pudiera notarlo. 

«Solo un salto más, un poco más... Resiste, Marinette», se daba ánimos mentalmente.

Intentó despejar su mente recordando cómo iba la historia que había inspirado su coreografía. La princesa tenía que enfrentar a un ser de luz corrompido por la oscuridad, un espíritu convertido en demonio, acción que ella representaría en una serie de movimientos cordinados con sus manos simulando un arma, para, después, realizar piruetas bastante complejas que marcarían el final de su presentación.

Mas, no pudo evitar relacionar la historia de la princesa con su situación actual. Después de todo, Lilith no era un "simple" enemigo más como los akumas que había enfrentado. Corrían un riesgo mortal, una sola falla podría convertirse en su final decisivo... 

Sintió una punzada de dolor en su ojo izquierdo nuevamente, definitivamente tenía que apartar esos pensamientos de inmediato. Estaba segura que para ese instante su mirada ya se estaba coloreando de oscuridad, no podía permitir que alguien lo notara. Respiró profundamente mientras retomaba su concentración para moverse con una agilidad imprescindible, necesaria para lograr que la princesa cobrara vida a través de su arte. Se deslizó hasta quedar en el centro de la pista, mientras la melodía se desprendía suavemente de las teclas de un piano que resonaba pulcramente por los altavoces.

Empezó con una pirueta camel, al son de la música que se iba tornando más lenta, seguida de una pirueta baja de la que se fue incorporando hasta realizar una en ele, girando todavía en el mismo eje, y aunque ejecutaba correctamente su coreografía, se sentía mareada, confusa, con un presentimiento extraño revoloteándole la cabeza. Cerró los ojos en un intento de alejar esa sensación, sin conseguirlo del todo. La última pirueta incrementó su velocidad de giro hasta terminar en una pose quieta observando hacia el techo. Sintió una lágrima resbalar de su ojo izquierdo, señal de que había vuelto a la normalidad, o al menos su mirada. 

Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora