25. Uno para el otro.

248 19 1
                                    

La niebla lo cubría absolutamente todo. No tenía manera de guiarse entre aquel lugar desierto ni siquiera con la ayuda de su visión nocturna, se encontraba prácticamente en mitad de la nada, desolado, perdido. 

Trataba de guardar la calma mientras deambulaba en un solo sentido, confiando en su instinto gatuno que le decía que no debía desviarse de esa dirección. Y en poco menos de un minuto pudo entender el porqué.

Luego de caminar por lo que sintió como una hora entera, atisbó a casi diez metros de distancia una silueta que permanecía de rodillas en el suelo, como un niño que parecía llorar al mantener sus ojos cubiertos por sus manos. Su piel se erizó, las orejas de su traje se movieron previniéndolo de no bajar la guardia mientras se aproximaba a su objetivo. 

No era nuevo para él hallarse en medio de ese desolado lugar, pero no estaba asustado, sus ojos brillaban con intensidad junto a una sonrisa que decoraba su rostro, preparado para enfrentarse a lo que él llamaba sueños recurrentes, sin pararse a detallar con mayor ahínco lo que destrozaba al dormir.

Empuñó su báculo cuando estuvo a unos cuantos metros de distancia.

—¿Estás perdido? —inquirió, fingiendo una voz amena. —No deberías rondar por este sitio tú solo...

No recibió más que lamentos a cambio, mientras el niño permanecía aún en la misma posición. Se preparó ante la inminente llegada de lo que ya conocía, como si no fuese más que otro videojuego de los que acostumbraba a jugar con la chica de cielo azul en su mirar, anticipando cada movimiento de su adversario que, a pesar de su invisibilidad, no pasaba desapercibido por la aguda vista del minino que era muy capaz de no solo sentir, si no ver su oscura energía casi como algo tangible. 

Con una sola estocada destrozó un cuerpo invisible que emitió un estridente alarido hasta desaparecer por completo. Una sonrisa satisfecha se dibujó en sus labios.

—Je! ¿La misma táctica otra vez? —se burló mientras le hablaba a la nada. —Ya deberías saber que repetirlo no funcionará conmigo jamás.

—Siempre puedo volverlo a intentar, hasta que cree miedo en ti, gatito —mencionó una oscura voz femenina que poco a poco se fue materializando del otro lado de lo que pronto se transformó en una especie de coliseo destruido al disiparse la niebla. Una figura esbelta totalmente cubierta por una capa se hizo presente. —Y no me falta mucho para conseguirlo.

—Sigue soñando —dijo confiado, para lanzarse al ataque con su báculo, mismo que, según sus anteriores experiencias, habría terminado enseguida al espectro que tenía enfrente, pero con el que no atinaba a asestarle ni un golpe. Le costó mucho más tiempo poder acercársele siquiera. 

—Y aún cuando no consiga tu temor... Me basta con tener el de tu amada —rió maliciosamente, mientras el muchacho abría los ojos con sorpresa y confusión. —¿Crees que he usado la misma técnica más de dos veces? —sus risas se tornaron estridentes ruidos que afectaba su audición gatuna. —¡Qué ciego has sido, Chat Noir!

—¿Q-Qué? —fue lo único que pudo articular antes de ser lanzado con una fuerza extraña hacia el otro extremo del estadio, golpeando su espalda con lo que parecía una pared traslúcida. 

«¡Déjame!», pidió una voz desesperada que provenía del otro lado de la pared, una voz que se le hizo muy familiar al héroe, pero que no pudo discernir entre a quién de ellas le pertenecía.

—¿Mi lady? —posó su mano en la pared, observando con mayor detenimiento lo que había del otro lado.

Grande fue su horror cuando notó una silueta femenina muy conocida para él, tendida en el suelo frío, inmóvil, rodeada de lo que parecían cientos de sombras monstruosas. 

Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora