Corazón de Hielo [MLB] || [CANCELADA]

28. No los sigas

Adrien se quedó insatisfecho y muy confundido tras leer el último mensaje en su teléfono. ¿Cómo debía interpretar las palabras de su mentor? Era muy improbable que Marinette pudiera descubrir que él era ese divertido y algo excéntrico enmascarado con quien había entablado una gran amistad, una amistad que él empezaba a sentir como algo más si era sincero consigo mismo. Pero si Félix —que no tenía pinta de hacer bromas aunque Plagg le insistiera muchas veces en que el rubio era doblemente peor que él para ello— le decía que tuviera precaución entonces no tenía motivo para cuestionarlo, aunque por dentro se muriera de la curiosidad por saber la razón de tanto misterio con el tema.

Bufó resignado, resolvería sus dudas más tarde, por ahora tenía que concentrarse en proteger su identidad y a su amiga que había vuelto a perderse en la imagen de aquella florería en medio de la estación. Aún se preguntaba qué tanto le llamaba la atención en aquel sitio, por lo que inconscientemente, clavó su mirada en ella, con la sola idea de descifrar lo que pasaba por su cabeza al observar detenidamente cada movimiento o mueca que hiciera en su rostro, una mala costumbre que había desarrollado el tiempo que había pasado con ella en su forma heroica, y que, al menos aquella ocasión, hizo que no pasara desapercibido cómo ella vestía, cayendo en cuenta de la peculiar huella verde que ocupaba el centro del su suéter que se le hizo extrañamente familiar. Hace algunas noches que la había visto tejiendo un algo que pensó sería una bufanda, no dejaba de asombrarse de la increíble habilidad que tenía para el tejido, para todo en realidad. 

Pues no se le había pasado por alto que la chica a su lado era talentosa en muchas cosas. Y vaya que se sentía dichoso de ser uno de los pocos que conocían a fondo a la joven. Había pasado tanto tiempo con ella que fue inevitable no convertirse en mejores amigos, al menos su álter-ego lo había logrado. ¿Qué de diferente había con su versión civil? Eso era algo que aún no conseguía descifrar, ya hallaría forma de descubrirlo preguntándole a Marinette en persona. 

Cuando estuvo a punto de elogiar su forma de vestir, los murmullos a su alrededor se convirtieron de pronto en vítores y gritos eufóricos que se tradujeron luego en una muchedumbre entusiasta por recibir a alguien famoso que había arribado a los andenes. No tuvo la necesidad de descubrirlo por su cuenta, ya que pronto se mostró en las pantallas del restaurante la entrevista en vivo de una mujer que iba enfundada en una vistosa gabardina de piel falsa, acompañada por otra chica más joven, quizá de su edad, que no tenía cara de ser empática. Un mal presentimiento le volvió a recorrer el cuerpo.

—... Nos ha llegado la noticia de que planeas retirarte, ¿es eso cierto, Julia? 

—¿Retirarme? Vaya, los rumores corren como el viento. Aún soy muy joven para retirarme, Alec. El hecho de que tenga una aprendiz no quiere decir que me iré. Todavía tengo una competencia que ganar.

—Nuestros informantes nos han dicho que además de seguir los pasos de Catarina de France, ahora te enfrentas a su mejor alumna. ¿Qué opinas del acelerado progreso que Michelle Chen ha hecho durante la última temporada?

—Es sin duda desconcertante, a veces la suerte nos sonríe momentáneamente, ya sabes. Aunque debo admitir que es bueno refrescar la competencia —rió con malicia, incrementando los escalofríos que recorrían a ambos chicos. —No sabe con quién se está metiendo.

Marinette, que había vuelto en sí en cuanto escuchó la voz de su rival, mantenía una mueca de desagrado que se iba tornando en una enojada expresión. Si de por sí no le agradaba aquella mujer, vaya que ahora la despreciaba con muchos más motivos, algo tenía que le hacía sospechar, no era de confiar, lo tenía claro.

—¡Mari! Me alegro tanto de hallarte, creí que acabarías siendo arrastrada por ese río de gente —Lilia se apareció de pronto, corriendo para abrazarla, ignorando por completo al muchacho al estar notablemente preocupada por su aprendiz.