Arnold no se había detenido a pensar en lo lógico de la situación. Le había entrado el terror tan de repente como si se tratase de un suspiro. Tal vez le preocupaba demasiado el hecho de perderla. Habían tenido sus problemas en el pasado, siempre le había parecido que la chica era una persona errática y misteriosa. Una chica llena de misterios, enigmas. Enigmas tan complejos que se había sorprendido a si mismo pensar en ellos cuando se iba a la cama, o al despertar. Quizá lo que pasaba era que ella no tenía explicación alguna, y eso le gustaba en cierta forma. Esa tarde en otoño, cuando creyó que su amistad se había borrado, quebrado o arruinado, realmente pensó que aunque la dejara sola, ella se las apañaría por sí misma, porque ella poseía gran fortaleza, una fortaleza que casi parecía sobrenatural. Sin embargo los años cobran, y ella no tuvo una vida normal, por desgracia. Helga era una persona que había disfrutado muy poco de lo bueno de la vida, por lo tanto, Arnold en su desesperación por llegar a su destino, pensó muy seriamente que ella tenía que disfrutarla de alguna manera. También se dio cuanta sorprendido de que ella le seguía importando. Cuando llegó de Londres, se dio cuenta que Helga era diferente; no encontró a la misma chica violenta y sumida en ira desenfrenada, ya no era inmadura. Es cierto que ella aún conserva el misterio que la caracteriza, también su odio a la humanidad y su aura de tristeza, pero lo seguía intentando, le verdad lo seguía intentado por más que se tropezaba. Helga aun quería vivir y ser feliz, y de alguna manera, ella seguía aferrada a los pequeños fragmentos de felicidad que le quedaba. Sintió una grande, muy grande tristeza, sin mencionar al pánico, al pensar que tal vez ese accidente era el colmo de los colmos, que esa pequeña gota bastara para derramar el vaso y ella se derrumbaría.
Por suerte, la cafetería no se encontraba tan lejos, solo a una cuadra de la editorial betsellers. Solo tuvo que cruzar una avenida llena de tráfico, que no fue muy difícil de cruzar gracias al abarroteo de los automóviles que se juntaban en manada por las carreteras. Iba a un paso apresurado, casi corriendo. no quería tardarse demasiado en llegar, sentía que el suspenso se lo comia vivo. Solo quería saber si su compañera de toda la vida se encontraba bien, y no en el peor de los casos. No le gustaba para nada el recibir malas noticias.
Entro en el pequeño establecimiento, estaba bastante lleno, la jornada laboral había terminado y muchos colegas o trabajadores del vecindario quedaban de verse en lugares como estos. Tuvo dificultad en localizar al albino, lo cual es increíble considerando lo llamativo que puede llegar a ser un casi peliblanco natural. Pero lo encontró después de dar dos vueltas por el establecimiento, estaba sentado en una pequeña mesa bebiendo lo que se podía ver un capuchino con unos cuantos postres a un lado. Tal vez ya llevaba tiempo esperando.
Se aproximó a la mesa y se sentó, asegurándose de que su rostro luciera lo mas inexpresivo posible. Estaba preocupado por Helga, pero no tenía por qué saberlo el. Jack le sonrió con travesura. Era extraño que después de tantos años, Jack aun conservara ciertas cosas.
― hola― lo saludo tomando un sorbo de su bebida. Arnold se debatió si debía ir al punto o no, cosas tan simples como saludarse le parecían tan frívolas en un momento como ese. Quería ir al punto.
― dime que le paso a Helga― exigió. Jack volvió a sonreír, pero la sonrisa no era traviesa, si no burlona.
― Ahora que veo que vas al punto, creo que no será muy conveniente que nos pongamos al día― comento con tranquilidad. La voz del albino se había vuelto casi desafiante. Arnold frunció el ceño y lo miro impaciente. No iba a permitir que retuviera la información hasta que dejara de jugar. Sinceramente a Arnold no le interesaba ponerse al corriente con ese hombre, siempre habían tenido una relación un poco extraña.
― me has llamado dicendo que que mi compañera de trabajo a sufrido un accidente ¿y tu quieres que nos pongamos al dia?― Lo ironico es que ahora que Arnold ya no quiere tener ningún tipo de amistad con el, Jack de pronto decide que sería buena idea socializar con él. Lo único que quería era saber de Helga, eso era todo. No parecía muy difícil de complacer.
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En Busca de una Familia (Corrigiendo)
FanfictionHelga a tenido una adolescencia muy difícil y turbulenta. Ahora a sus 23 años, y siendo considerablemente exitosa, lucha por olvidar su pasado. Sin embargo, el pasado vuelve a ella en forma de cabeza de balon. Arnold Shortman regresa a su vida como...