Capitulo 27

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Lo primero que pensó en dejarse caer en la cama del hotel, fue que era la cosa mas incomoda en la que había puesto su bello cuerpo en toda su vida. Jackie no dejaba de moverse de un lado a otro enterrándose entre las cobijas, alegre poder estirar las patas por un rato, después de haber estado horas encerrada en su bolso. La verdad es que debería quemar ese bolso.

Cuando se levantó al día siguiente con ojeras en los ojos y el cabello enmarañado miró la hora y se dio cuenta de que eran las once de la mañana ¡Cuánto había dormido! Helga no recordaba la ultima vez que se había despertado tan tarde. Definitivamente los viajes la hacían sentirse muy cansada.

Por suerte la cachorra se veía en perfectas condiciones, que en cuanto se dio cuenta que había despertado, le saltó a la cara con infinitas lamidas que ―en vez de darle asco― le hicieron soltar una carcajada sorprendida.

― ¡Quédate quieta perra salvaje! ― le ordenó entre risas.

― Oh... miren quien se despertó― La voz de Richelle la hizo mirar en su dirección. La pelinegra llevaba una toalla enredada en la cabeza. El pijama que se había puesto la noche anterior yacía doblado en una de las cómodas del apartamento del hotel. Ahora vestía un vestido sencillo, pero lindo, de color gris con algunos detalles azules en las costuras cerca de la cintura y a la altura de los pechos. Helga recordó de inmediato que había visto a Jack hacer un boceto de el cuándo llevaba apenas dos semanas de visita. Frunció el ceño y se peguntó por qué la pelinegra se estaba arreglando tanto.

― ¿Por qué me frunces el ceño? ― le interrogó divertida. Helga se quitó las cobijas de encima, con cuidado de no echar a volar a Jackie por los aires.

― Te has bañado― le dijo como si fuese lo más obvio. Richelle la miró con cara sorprendida.

― ¡No sabía que eso te podría parecer muy extraño! ― Al comprender, Helga rodó los ojos, una sonrisa burlona se instaló en sus labios.

― No lo digo por eso tonta, yo sé que sí te bañas. Me refería a que te estas arreglando mucho. ― Ahora Helga comprendía por qué Adrián se exasperaba mucho con ella. Aunque Richelle siempre había sido una especie de hermana menor para Helga, como una familia.

― Hoy tenemos que ir al teatro Showplace of the Nation* Ya sabes, allí siempre se celebra el evento. ― Un quejido salió de los labios de la rubia. Volvió a dejarse caer en la cama y Jackie se le subió a la panza moviendo la cola.

― ¡Hoy es sábado! Creí que nos dejarían descansar del viaje al menos el fin de semana. ― refunfuñó. Pudo escuchar la risa de Richelle un poco ahogada pues se estaba quitando la toalla de la cabeza.

― ¿Tu quejándote del trabajo? Creí que eras una maquina trabajadora y tu único combustible era el chocolate y las novelas. ― Helga rodó los ojos a pesar de que no podía verla, una mala costumbre que no se había podido quitar con los años.

― Los viajes en avión me hacen sentir indispuesta. ― se excusó. Richelle dejó la toalla en la cómoda y se empezó a cepillar el cabello.

― Tranquila, el trabajo no empezará hoy. Pero tenemos que ir a ver a Robert para ver cómo lleva las cosas. Él se encargó de todo en nuestra ausencia y créeme, no se puso muy feliz. Robert es la clase de chicos que solo quieres besarlo para que cierre el pico por un rato. Lo odio, pero la maldita atracción que siento por él es legendaria. ― Helga pensó irónicamente que Richelle era la única que podía odiar a alguien, pero sentir atracción al mismo tiempo

― Increíblemente guapo, insufriblemente irritante. ― La imitó Helga desde su posición. Siempre decía lo mismo cada vez que lo veía. Jackie volvió a revolotearse en su pansa con alegría.

En Busca de una Familia (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora