Los pasos de Victor resonaban con un fuerte eco sobre el suelo de mármol.
Su imponente figura hizo presencia en una espaciosa habitación, las ventanas que iban desde el techo hasta el piso dejaban entrar suaves rayos de sol que robaban platinados destellos a las múltiples espadas que colgaban de las paredes restantes.
Frente a él, en un sillón aterciopelado de color rojo sangre descansaba un hombre mayor. Entre sus largos dedos en forma de garra sostenía una copa con un líquido color rubí, al ver a Victor frente a sí sonrió de manera lobuna.
— Vitya—. Dijo el hombre con un tono de voz nada tranquilizador.
— Yakov—. Victor pronunció el nombre del mayor con profundo respeto mientras se inclinaba en una reverencia.
— Hace tiempo que no venias a verme, hijo ingrato—. Yakov hizo una pausa. — El japonés te tiene ocupado, ¿es esta una visita por cariño o necesitas un favor?—.
— Me parece que ambas, padre—. Victor cerró el espacio que lo separaba de Yakov, y al llegar a su lado se arrodilló frente a él, sosteniendo una de sus manos. — ¿Recuerdas lo de Záitsev?—.
— Lamentablemente si, parece que el recuerdo de ese malparido me va a perseguir por un buen tiempo más—.
— El problema padre, es Altin—.
— ¿El sujeto que lo mató?—. Yakov sonrió burlonamente mientras con la mano libre de la copa sacudía suavemente el cabello de Victor como si este fuese un niño.
— Si, supongo que estás enterado de que se escapó de prisión—. Victor se puso de pie con lentitud mirando a Yakov a los ojos.
— Algo me había contado Mila, no te preocupes Vitya, voy a encargarme de que vuelva a la cárcel lo antes posible—.
— Eso no va a bastar padre, hace un par de días llegó a casa una carta de ese sujeto donde decía que iba a arrebatarme todo lo que amo... estoy preocupado por Yuuri—.
— Entonces hijo, ¿Qué es lo que necesitas?—. Yakov apoyó la punta de sus dedos en su sien izquierda.
— Lo necesito muerto—.
*****
Victor caminaba a paso apresurado hasta su auto con las manos ocultas en los bolsillos, miró al cielo con una leve preocupación, las nubes parecían avisar que dentro de poco dejarían caer una torrencial lluvia.
Agitó la cabeza con suavidad, apartando los plateados mechones que caían sobre sus ojos y que el viento se negaba a dejar en paz, subió a su auto con rapidez y en seguida prendió la calefacción dejando que esta devolviera algo de sensibilidad a sus entumecidos labios.
Condujo a casa con cuidado, usando el recorrido casi como una guía de lo que estaba bien hacer, sus pensamientos y culpas del pasado le atormentaban con crueldad.
Si había algo de lo que Victor estaba orgulloso era de poder llamarse un hombre con criterio y un gran sentido de la moral inquebrantable, por eso le dolía saber que en algún momento había traicionado esa parte de sí mismo por la sangre de su sangre.
Y más le dolía aún el saber que de alguna forma le había fallado a su Yuuri.
Justo en ese momento, Victor sentía que estaba pagando por todos los pecados de su vida, el lugar de donde provenía le quemaba como una brasa ardiente en la garganta y hacía que sintiera unas ganas casi incontrolables de llorar. Sabía de sobra que jamás debió haber aceptado aquel trabajo que su padre le había encargado pero ahora no era momento de arrepentirse.
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• Masks • Otayuuri AU•
FanfictionVictor Nikiforov y Yuuri Katsuki son un famoso matrimonio de abogados, ambos llevan una vida feliz y plena, pero las cosas se complican al enterarse de que uno de los hombres a los que Victor había conducido a la cárcel se ha fugado. Otabek Altin es...