20. Quédate a mi lado y no te vayas

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(N/A: Sorry )


Otabek permanecía hincado completamente inmóvil con la mirada fija en el rostro bañado de lágrimas de Yuuri, quien miraba a su esposo.

Victor permanecía tendido en la hierba con sus ojos azules fijos en el cielo plagado de estrellas, todas brillando solo para él, Yuuri se arrodilló a su lado e inútilmente intentó cubrir la herida de bala en su estómago.

— Mi Yuuri—. Victor dijo con voz dulce. — ¿Algún día serás capaz de perdonarme?—.

— Victor, no—. Las lágrimas corrían libremente por el rostro del japonés, empapando los vidrios de sus gafas y ocultando sus ojos a la vista del ruso.

Con extremo cuidado Victor quitó las gafas azules del rostro de su amado y sonrió al ver los castaños luceros del menor, Yuuri acunó el cuerpo de su esposo mientras este seguía con la vista fija en él y con una sonrisa en sus labios.

— ¿Te vas a quedar a mi lado, Yuuri?—.

— Si, cariño—. Yuuri volteó a ver a Otabek y con la mirada le imploró ayuda, pero el kazajo era incapaz de mover un musculo, el arma tibia seguía en su mano

— Yuuri, mírame a mí por favor—. Victor acarició la mejilla del japonés con delicadeza. —Siempre fuiste lo único importante en mi vida, cuando creí que ya no tenía nada por qué vivir, apareciste tú y llenaste cada espacio en blanco—.

— Victor por favor resiste, voy a llevarte a un hospital—.

Yuuri estaba por intentar tomar a Victor en sus brazos cuando éste se alejó de él, se dobló sobre sí mismo y haciendo una gran arcada vomitó. Victor hizo un gesto extrañado cuando su mirada azulina reparó en que todo lo que había salido de él era sangre de un intenso y oscuro color rojo.

La bala había perforado su estómago, ahora era cosa de minutos para que todo acabara y cuando Victor miró el rostro de Yuuri ambos supieron que jamás lograrían llegar a ningún hospital.

— Quédate a mi lado y no te vayas, por favor—. Dijo el ruso y se tumbó pesadamente sobre la tierra, Yuuri se apresuró a su lado y sostuvo la cabeza del mayor contra su pecho mientras acariciaba su plateado cabello. — Hice las cosas tan mal, Yuuri, mi mayor miedo siempre fue perderte—.

— Vas a estar bien cariño, vas a estar bien—. Mintió el japonés.

Victor apartó los oscuros mechones de cabello que caían sobre los ojos de Yuuri y le miró directamente a las orbes marrones, su mirada estaba llena de un amor tan profundo que el corazón del menor se resquebrajó en pequeñas esquirlas finas como el cristal.

— Prométeme que vas a ser feliz, no voy a poder estar tranquilo si no sé si vas a ser feliz o no, necesito que me lo prometas—.

— Lo prometo Victor—. Dijo Yuuri con la voz quebrada.

— Dímelo—.

— Voy a ser feliz, Victor, prometo que voy a ser feliz—.

— Gracias—. Dijo Victor, miró el cielo con ojos soñadores y el oscuro firmamento adornado con cientos de estrellas le pareció bello e imponente, y se sintió feliz de poder estar bajo ese mismo cielo junto a Yuuri.

Sus ojos azules buscaron el rostro de Yuuri y los ojos marrones que tanto había amado cuando lo conoció fue lo último que vio antes de sonreír y exhalar un último aliento.

La cabeza de Victor quedó apoyada contra el pecho de japonés, su boca empapando la camiseta del menor con la sangre perdida y sus ojos cristalinos aun abiertos pero ya sin ver nada. Victor Nikiforov había partido al igual que lo hizo su madre Ninoska.

Bajo el cielo abierto y entre los brazos de la persona que más amaba.

— ¡No!—. Gritó Yuuri a voz en cuello, lastimando su garganta en el proceso — ¡Victor por favor, despierta!—.

Yuuri sacudió el cuerpo del ruso desde los hombros en un vano intento de que este volviera a sus brazos, lo tendió sobre el suelo y apoyó su oído sobre el pecho del cuerpo inerte de su esposo, la ausencia del latido fuerte y constante que siempre le había reconfortado terminó por hacer pedazos lo poco que quedaba de él.

— ¡Victor por favor, no me dejes!—. Yuuri se aferró al cuerpo sin vida de Victor, escondiendo su rostro en el cuello del hombre, tratando de grabarse en la mente el aroma de su piel, aquel que tanto había amado. —Victor, no te vayas—.

Yuuri sintió las cálidas manos de Otabek sobre sus hombros y en ese momento se dio cuenta de que estaba temblando, el kazajo le alejó con delicadeza del cuerpo de Victor y cuando lo logró envolvió al japonés entre sus brazos dejando que este escondiera el rostro en su pecho.

Se mantuvieron fuertemente abrazados durante lo que parecieron horas y finalmente, cuando Yuuri ya había llorado todas las lágrimas que poseía, ambos se pusieron de pie y ante la negativa de Yuuri de dejar el cuerpo de su esposo abandonado fue Otabek quien echó a andar en busca de alguna estación de policía incluso sabiendo el riesgo que eso implicaba.

El sol comenzaba a regalar sus primero rayos, los cuales iban a parar al rostro de Yuuri quien había vuelto abrazarse a Victor, cuando una patrulla policial dejó escuchar su sirena a lo lejos y entonces el japonés sonrió sinceramente.

El dolor seguía quemando en su pecho como una hoguera devorando todo a su alrededor y las ruinas del edificio se alzaban frente a él como la imponente figura de un monstruo, su cabeza ardía y sentía unas horrible ganas de vomitar.

Parecía que todo rastro de felicidad había sido borrado de su vida.

Finalmente un par de patrullas se estacionaron en el linde del terreno en el que se ubicaba el antiguo edificio, sintió sus pasos apresurados corriendo hasta el espacio trasero. Yuuri abrió sus ojos y cuando una mujer vestida con el uniforme apareció en su campo de visión, la expresión de lástima de la joven provocó las lágrimas del japonés seguida de una nueva tanda de espasmos.

Jamás había sentido tanto dolor en su vida y dudaba que pudiese sobrevivir en una vida en la que no existiese Victor. Cuando a su espalda escuchó la voz de un hombre anunciando que tenían un fallecido en el lugar, Yuuri cerró sus ojos y se durmió sobre el pecho frio de su esposo.

Se durmió sin importarle si volvía a despertar o se quedaba así por siempre, porque todas sus pesadillas ya se habían vuelto realidad. 

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Ya, actualicé hoy, se que pude haber puesto esta parte en el capitulo anterior pero no quise y quedó cortito, ya lo sé pero es porque este capitulo es solo para sufrir.

Nati querida ¿recuerdas que ayer preguntaste si alguna vez he llorado escribiendo y te dije que solo una vez? pues ahora son dos :'v

Quiero que sepan que no hice esto por el mero hecho de matar a un personaje, lo hice porque era necesario, en el capitulo 18 si mal no recuerdo puse que a Yuuri "le sería imposible elegir a uno si el otro existía" y esta es la respuesta.

Yuuri jamás iba a elegir a Otabek si Victor seguía vivo, así como tampoco hubiese elegido a Victor si aun estaba Otabek.

Lo siento y esperen por los 5 capitulos finales, creo que van a quedar tipo "no era lo que esperaba pero estoy satisfecho"

Besos y gracias por leer, votar y comentar. Gudbai.

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