veintiocho

6.7K 418 295
                                    

Me quedé observando a la Nacha con los ojos bien abiertos. Ella se sacó el cojín de la cara y comenzó a sonreír lentamente.

─ ¡Me estai hueveando! ─la acusé, sonriendo junto con ella.

─Puta, sí, me cachaste. En volá nos comimos y culiamos en tu pieza ─soltó seriamente.

¿Khá?

¿Khé?

¿Khí?

¿Khó?

¿Khú?

─ ¡Ya po, Nacha! ─la reté.

La culiá me tenía terrible confundida... ah, qué fleta soné. No, pero la dura, no sabía qué creerle porque mi cerebro estaba muy lleno de copete como para poder pensar.

─ ¡No te estoy hueveando, culiá! ¡Es fleto! ¡Te lo juro por mi perra culiá! ─confesó.

¿El Caquín fleto?

No, imposible.

Si era tan pelao como el Fede rico...

Pero... ¿Han cachado que hay fletos que tienen caleta de amigas?

¡Todo calza, conchetumare!

─Hueona, no... ─me negué a creer mientras me paraba del sillón. Comencé a caminar por el living intentando procesar esta nueva información─. ¡¿Y cómo sabí?!

─El hueón me contó. Me dijo que en este poco tiempo yo me había convertido en alguien súper importante pa' él, aunque siempre lo saco de quicio, y yo en mi mente pensé; "este hueón me va a tirar los corríos", y no po, hueón. Me dijo que tenía un secreto que solo sabían el Fede y su prima, y ahí pensé "este hueón es casto", pero no po, hueón. De ahí me costó un mundo que me contara el secreto culiao, pero al final me dijo "soy homo", así tal cual. Culiao formal.

─Es imposible, hueón ─proseguí, tapándome el hocico─. El Caquín... ¿cómo va a ser fleto ese culiao? A lo mejor te confesó que es el detergente Omo, ah.

─Hueón, te juro que estoy igual de impactá que vo...

─ ¿Y si te lo dijo de hueveo?

La Nacha me miró con los ojos entrecerrados, como si mi pregunta fuera muy hueona.

─Estoy igual que cuando supe que Colton Haynes es fleto... ─confesé.

─Ah hueón, ni me lo recordí, que aún no supero que Colton es fleto ─se quejó la otra─. Qué desperdicio de hombre, por la chucha. ¿Por qué la vida es tan injusta?

─Igual te podí dar vuelta al Caquín... ─propuse como quien no quiere la cosa.

La Nacha me volvió a mirar con los ojos entrecerrados y acto seguido me tiró el cojín que tenía en su regazo, que me llegó en toda la cara.

─Chupa el pico, maraca de mierda. ¡Te cociste! ─le grité.

La cobarde culiá se paró como ninja del sillón y empezó a arrancar del cojín y de mí. Corrió hasta el comedor y empezó a trollearme poniendo la mesa entremedio de ambas.

─Ven pa' acá po, culiá ─le grité, acomodando el cojín en mi hombro como si fuera un saco.

─Tírame la hueá desde allá po, maraca ─me desafió─. Apuesto que no le achuntai ni cagando y pasai a romper alguna hueá.

La pensé, o intenté pensarla, pero me distraía al toque porque el copete culiao seguía en mi organismo, así que al final me aburrí de pensar y la miré feo.

Enamorada de un ahueonaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora