treinta y dos

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Escuchar a la Nacha decir esa hueá me aceleró el corazón. El miedo se empezó a apoderar de mi cuerpo.

─Léemelo tú ─le pedí, poniéndome de pie para ir a mirar por la ventana de mi pieza.

Cuando estaba nerviosa me gustaba mirar por la ventana de mi pieza, porque el vidrio estaba heladito y como que me relajaba, hueón.

─No puedo leer semejante mierda, hueona. Léelo por ti misma ─Se puso de pie y me pasó su celular.

Respiré profundo y conté hasta tres en mi mente, jurándome a mí misma que ninguna hueá que leyera de los sapos culiaos me iba a afectar.

Respiré profundo y conté hasta tres en mi mente, jurándome a mí misma que ninguna hueá que leyera de los sapos culiaos me iba a afectar

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Después de leer esa hueá igual me sentí un poco mal.

─ ¿Cómo chucha supieron que el Fede me tocó el poto? ─le pregunté a la Nacha con rabia.

─No sé, hueón... ─La Nacha me quitó su celu─. Lo único que sé es que les voy a mandar la puteá de sus vidas ahora mismo por publicar esa hueá.

─ ¿Y si el Fede les contó? ─volví a preguntarle a mi amiga, mordiéndome la uña.

─ ¿Tú creís que sea capaz? Aparte lo mandó un anónimo po, hueona.

─Por eso te digo. Ponte tú que el Fede le dijo a sus amigos "compares, le toqué el poto a la Lidia", y uno de ellos mandó la hueá...

La Nacha me miró con una mueca.

─ ¿Y por qué algún amigo del Fede va a mandar esa hueá en contra tuya? Si ni tú los conocís a ellos, ni ellos a ti po, Lidia.

─En todo caso... ─Caminé hasta mi cama y me senté.

La Nacha se sentó a mi lado y me quedó mirando.

─ ¿Quién más, aparte de mí, sabe que el Fede te tocó el poto?

─El Alonso.... ─le respondí. Por mi mente pasó al tiro la idea de que él pudo haber sido el que mandó esa hueá, recordando lo que había pasado en la mañana─. Incluso ─agregué─, en la mañana me reclamó por la misma hueá.

─ ¿¡Qué?! ¡Cuéntamelo todo, maraca!

Le conté a la Nacha lo que había cuando subimos a nuestra sala después de ir a computación mientras ella me escuchaba atentamente.

─Ya ─me dijo─, ¿pero tú creís que el Alonso sea capaz de mandar esa hueá?

─No...

La Nacha volvió a leer la hueá de publicación mientras yo seguía pensando en quién chucha podría haber mandado esa mierda tan maricona.

─ ¡Hueona! ─gritó mi amiga─. ¡Se nos escapó el detalle más obvio e importante! La hueá la mandaron con minúsculas. ¿Conocís a alguien que escriba sin mayúsculas?

─A ver... ─le dije mientras sapeaba mis chats de WhatsApp. El Fede escribía con la mayúscula. El Alonso también. El Pato también. Y los demás eran compañeros con los que no hablaba mucho, y mi familia, y todos escribían con la mayúscula─. Nop, todos escriben con la mayúscula.

Enamorada de un ahueonaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora