veintisiete

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¿Y quién chucha era el ahueonao de mi amigo?

¡Ah, sí, el Alonso!

Y ah, verdad que también me había usado para sacarle celos a la ex.

Me había olvidado de su existencia.

Me tensé inmediatamente al acordarme de él.

─Y también supe que estaban juntos ─agregó el Fede─. ¿Qué onda? ¿Terminaron tan luego?

─No estamos juntos. Lo odio ─le respondí en el oído.

─ ¿Por qué? ¿Te hizo algo?

─Queti. ¿Y quién te dijo que andaba en el cine con él?

─Un pajarito ─respondió soltando una pequeña risa ronca.

Focus, Lidia. ¡No me podía distraer con su melódica risa!

─ ¿Fue la compás? ─le pregunté luchando para no chorearme.

¿Esa era su venganza mortal? ¿Decirle al hueón que todos pensaban que me gustaba pero que solo encontraba rico, que yo estaba con el Alonso solo para "alejarlo" de mí? O sea, ni siquiera tenía sentido la hueá.

─No. Me contó el hueón que andaba con ella.

Me separé de él, sin sacar mis manos de su cuello y lo miré directamente a los ojos.

─Ya, ¿y? ─me piqué a chora.

¿Hasta dónde quería llegar con tanto interrogatorio? ¡No cachaba!

El Fede fijó la vista en mis labios y subió su mano lentamente paseándola desde mi cintura hasta mi hombroh, y después por mi clavícula hasta llegar a mis labios.

¡Esa hueá la hacía para puro provocarme! ¡Y había resultado! Hormonas culiás, stop.

─Y ahora pienso que me estai usando ─confesó.

¿Yo? ¿Usándolo? ¡Ahora no, hueón!

─ ¿Usándote para qué? ¡Te pasai rollos! ─me hice la hueona.

─ ¿Ah, sí? ─me preguntó levantando las cejas.

─Sí po. Aparte, a mí me contó un pajarito que tomai para no enamorarte.

El Fede se rió y sus ojitos se achinaron cuando lo hizo. ¡Se veía tierno el muy maraco! ¿Cómo podía pasar de ser verse terrible rico y violable a tierno y adorable en un segundo?

─Pero ahora no estoy tomando, rucia.

Ay, conchetumangaextralarga.

¡Me daba rabia que se creyera mino y le saliera!

─ ¿Cómo que no estai tomando? ─cagué el momento y miré hasta donde estaba mi vaso junto con su lata de cerveza.

─Apenas tomé un sorbo po ─me respondió mientras se lamía los labios y miraba los míos.

Sonó otra canción romántica y podría jurar que el Pato estaba poniéndolas a propósito. ¡Eso le daba más chances al Fede rico para provocarme!

Suavemente el Fede me apegó más contra él y juntó nuestras frentes. Sentía su respiración un poco agitada sobre mi cara. El olor de su perfume y su aliento con sabor a menta y chela hacían una combinación perfecta, aunque no lo crean.

¡Me temblaba todo, hueón! ¡Hasta ahí abajo! Sentía una explosión de emociones muy parecidas a las que sentí cuando el Alonso me dio un beso, solo que con mayor intensidad y eso que ni siquiera nos habíamos comido.

Enamorada de un ahueonaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora