Si me buscas...

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NARRA ALENA

Samuel me mira patidifuso mientras yo trabajo en el huerto junto con él. Vale que sea una vaga, que no haya hecho deporte en mi vida, y que mi recorrido diario más usual es de la cama al sofá y viceversa, pero eso no quiere decir que no me mueva nunca...

Su padre se ha ido a la tiendo más cercana con su madre a comprar comida para hoy, mientras la abuela prepara todo en la cocina y el abuelo escucha la radio. Típica escena familiar.

Y yo estoy aquí para cambiarla un poco.

Cuando Samuel está de espaldas a mi, tomo un poco de tierra y se lo lanzo a la espalda. Él se gira y me mira, mientras yo me río.

-Uis, perdón, se me ha ido un poco.- digo en tono de falsa dusculpa, y los ojos de Samuel brillan con el ardor de la venganza. Coje otro poco de tierra y me lo tira, dandome en el abdomen.

-¿Con que quieres guerra, eh?- me dice, amenazante.

-Ahá.- yo, en tono pasota y vacilante, respondo a la vez que me doy la vuelta. De repente, noto sus brazos rodeándome, me eleva, y cuando me quiero dar cuenta, ambos nos estamos revolcando en restos vegetales y lanzandonos incontroladamente tierra el uno al otro, poniendonos hechos un desastre.

La diferencia de peso, de fuerza y de habilidad, además de la complexión atlética de Samuel frente a la mía, esqueletica, me hacen perder la guerra, acabando prácticamente enterrada.

-Esto es juego sucio, tengo desventaja.- digo, indignada, pero a la vez no puedo aguantarme la risa. Samuel me ofrece una mano, la cual agarro, y me levanta de un tirón, tomandome por la cintura.

-Nunca empieces una guerra que no puedas terminar.- me dice, al oído, y los músculos de mi vientre se contraen. Le besaría si no fuera porque tenemos ambos tierra en la cara y no es la forma más saludable.

Después de esto, tardamos poco en terminar con la huerta. Cuando todo está en el almacén, me acerco a Samuel, y pongo los labios cerca de su oreja.

-Si me buscas, estoy en la ducha.- le susurro, y después me alejo, mirandole con mirada pícara y lasciva

Entro al baño y me quito la ropa, la cual esta bastante sucia. En mi móvil comienzo a reproducir "Never Say Never" de The Fray. Cuando estoy bajo el chorro, noto como la puerta se abre. Un ruido sordo de caida suave, y la mampara. Después, unos brazos me rodean, y unos labios besan la zona de detrás de mi oreja.

-Te encontré.- Samuel en un suave susurro. Me giro entre sus brazos, y nos plantamos el uno frente al otro. Me empuja debajo del chorro, y yo le arrastro conmigo. Ambos nos mojamos bajo la corriente de agua, y nos besamos. Primero delicadamente, pero la pasión y el deseo van superando las barreras del control.

Samuel me toma en brazos, y yo enrrosco mis piernas en su cintura. Nuestros besos devoran el cuello del otro, sus hombros, su pecho. Y de repente, una embestida me llena. Otra, y otra. Cojemos el ritmo.

La canción cambia, y suena "Carlifornia King Bed". Canción perfecta para el momento. Mis muslos se contraen y apenas tienen fuerzas para sujetarse. Samuel respira con la boca entreabierta, mirandome a los ojos. Yo inclino la cabeza para atrás, y disfruto cada estimulación que mi cuerpo recibe, cada beso, cada choque. Finalmente no aguanto más. y llego a un orgasmo masivo, que me destroza en mil pedazos. Tras de mi, Samuel, con una respiración y un pulso descontrolado.

Ambos nos deslizamos al suelo de la bañera, y allí nos quedamos, él, yo, la música, y la caida continua de agua, empapando cada parte de nuestro cuerpo.

Tras una pantalla. (Vegetta Fanfic.)[COMPLETADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora