Todo se rompe.

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NARRA SAMUEL

Me desperté a las 6 de la mañana a causa de una extraña sensación. Giré en la cama para intentar volver a dormir una hora más, pero no pude. El miedo me invadió. Alena no estaba. Por su lado, la cama estaba perfectamente hecha, por lo que no había dormido ahí. 

Me levanté sobresaltado a ver si estaba en cualquier otro sitio de casa. Nada, ni rastro de ella.

Alena no era de las que volvía de fiesta tarde. Más bien era de las que se aburría o se agobiaba y a las 2 estaba ya con el pijama en casa. Y además, de haberse quedado más tiempo, me hubiera avisado, y no lo ha hecho, ¿No?.

Agarré rapidamente el móvil y lo chequeé. Nada, ni un mensaje ni una llamada suya. Intenté llamarla varias veces, pero no me lo cogía. La incertidumbre, la angustia, el pánico me carcomían por dentro. Alena no estaría por ahí con el móvil sin bateria, o al menos sin avisarme antes, aunque fuese por una amiga. Sabe que me preocupo, y no le gusta que lo haga, así que haría todo lo posible por solucionarlo, por lo que esto no era normal. 

Respire hondo e intenté mantener la calma, pero no podía. Unicamente tenía malas sensaciones e ideas terribles pasaban por mi cabeza. Alena no bebe, Alena no hace nada malo, Alena no se mete en líos...¿Que coño habrá pasado?

Miro el móvil una vez más, y veo que tengo un mensaje de un amigo. Lo abro, y leo.

"Lo siento mucho, Samuel"

¿Que cojones...?

Y entonces lo entiendo. En otro mensaje una foto. Alena agarrada a los hombros de un hombre, y con la cabeza apoyada sobre él, saliendo del bar.

Se me cae el mundo encima. El corazón se me marchita, los músculos me flaquean y la mente se me nubla. Lanzo el móvil contra la pared, destrozándolo, y después me dejo caer al suelo. Lloro en silencio. ¿Por qué...? Joder, Alena, confiaba en tí. Te entregué mi vida y la has cambiado por un jodido polvo con cualquier gilipollas, que encima, por lo que parecía, podía ser tu padre. Has roto mi confianza en mil pedazos, has tirado mi amor a la basura, y lo has dejado todo por un rato de diversión. ¿Acaso no eras feliz conmigo? ¿Acaso no te daba algo que necesitabas? Podías habermelo dicho en vez de joderme de esta forma. 

Las lágrimas no podían parar de brotar en mis ojos. La angustia me inundaba, y aquel vacío  que sentía hace 4 meses vuelve y no me deja respirar. Golpeo el suelo con los puños, y abrazo mis rodillas, intentando encontrar algún tipo de consuelo. Pero no hay nada que me consuele ahora. Alena me ha sido infiel. La persona que más amo en el mundo, practicamente la persona por la que vivo, me ha traicionado. Me ha roto entero, cuerpo y alma.

Me levanto abatido, y con los nudillos rojos y algo ensangrentados. Cojo la escoba, y recojo los pedazos que quedan de lo que era mi teléfono móvil, y después los tiro. No puede quedar nada. No puede haber ninguna muestra de debilidad. La amo, pero después de lo que me ha hecho, el orgullo debe tomar el control.

Llamo desde el teléfono de casa a Willy.

-Mmm...- claro, estaba dormido.- ¿Quién es?

-Willy, soy Samuel.- digo con voz ronca, tajante y seria.

-Joder Vegetta, no son horas, ¿Que quieres?

-¿Puedo pasar unos días en tu casa?.- Al otro lado, silencio, pero podría jurar que Willy estaba reaccionando y poniendo los ojos como platos.

-Claro...Samuel, ¿Que ha pasado?.- su tono de preocupación hace que de mis ojos vuelvan a salir lágrimas.

-Te lo contaré hoy cuando nos veamos.- digo, con voz entrecortada y llorosa, y Willy se da cuenta, porque no insiste.- Tengo que dejarte.- Cuelgo, e intento recuperar la compostura

Saco todas mis bolsas y las relleno con mis cosas. Me visto con un pantalón de chandal y una sudadera cualquiera. Llevo todas las bolsas el recibidor, y allí espero a Alena. No me quiero ir sin una explicación, y sin decir todo aquello que tenga que decir.

Tras una pantalla. (Vegetta Fanfic.)[COMPLETADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora