...FIESTA In Fraganti.

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NARRA ALENA

La gente empezó a llegar a mi casa a eso de las 22:00. Los primeros en llegar fueron Luzu, Lana y Rubius con Mangel y un par de amigas; y el último, como era de esperar, Willy, que llego casi 45 minutos más tarde.

La música, muy buena, escogida por Samuel, sonaba alto. La gente bailaba, fumaba, bebía, hablaba, reía...Se lo pasaban bien. La gente con acompañante bailaban pegados a el/ella, como en una especie de ritual de seducción.

Y Samuel y yo no estabamos fuera de ese grupo. Ambos con una cerveza en la mano, bailábamos juntos, mi cuerpo contra el suyo, nariz con nariz, y nuestros labios a tan solo unos milímetros. De vez en cuando nos dabamos besos sueltos, a lo que un grupo de personas ya bastante borrachas vitoreaban y silbaban.

-Madre mía, van ha dejar la casa hecha un desastre.- Samuel me informa, riéndose.

-NOS van a dejar la casa hecha un desastre.- recalco, riéndoma también.- y VAMOS a tener que limpiar mucho.- Samuel me miro poniendo ojillos para luego carcajear.- Eso no te va a servir.- entre risas, aunque con el volumen de la música no se si oyo esto último.

Y de repente, oigo por los altavoces "Descalzos nuestros pies", de Rulo. Samuel me agarra de la cintura, y me acerca aún más a él. Me toma la mano, y nos movemos al compás de la canción. El resto a nuestro entorno hace lo mismo, él que puede, y el que no hace alguna chorrada.

-¿Y esto?.- Le pregunto sonriendo a ras de su boca.

-Una declaración de principios.- me dice, y ambos nos miramos profundamente.- Na, te vi cantandola el otro día. No lo haces mal.- Noto como me ruborizo, y él se ríe. Después, me besa. Joder, que beso. La sangre comienza a correr ardiendo por mis venas, pasando por todo mi cuerpo, todas mis terminaciones nerviosas. El pelo de la nuca de me eriza, noto una sacudida en la columna.

Respondo el beso, aumentando la intensidad a niveles insospechados. Vamos andando, yo hacia alante, él hacia atras, hasta quedar su espalda contra la pared.  Con un rápido movimiento, Samuel cambia las tornas, quedando yo ahora con mi parte de atrás apoyada contra el pladur. 

La gente a nuestro alrededor baila, bebe, fuma, habla, ríe. Mientras, Samuel y yo perdemos el control. Le tomo de la mano, y le llevo hasta nuestra habitación, mientras nos miramos con ojos lascivos.

-Creo que ha llegado el momento de la recompensa.- le digo, traviesa. Cuando llegamos a la habitación, echo las manos a mi espalda para bajarme la cremallera, pero Samuel las toma a la vez que me besa.

-Quiero hacerlo yo.- me susurra, y con una especie de paso de baile, me gira sobre mi misma, quedando mi espalda contra su pecho. Me retira el pelo delicadamente hacia un lado, y, no sin antes acariciar sensualmente mi cuello, toma la cremallera, y me la baja lentamente hasta abajo. Dulce espera... . El vestido cae a mis pies, y después me desabrocha también el sujetador, que cae. Me besa el cuello. y baja con sus labios por mi columna hasta mi rabadilla. Después, baja mis bragas, quedando completamente desnuda. 

Entonces yo me giro, y le beso a la vez que desato hábilmente, con paciencia, cada uno de los botones de su camisa, y se la quito, tirándola lejos. Después, desabrocho su cinturon, su bragueta, el botón de sus pantalones, y tiro de estos hacia abajo, arrastrando los bóxers.

Samuel me toma en brazos y me empotra salvajemente contra la pared. Yo mientras le beso el cuello, el pecho, los hombros, la boca, y tiro de su pelo y arraño su espalda, con ansias desesperadas de él. Después, me tira a la cama, quedando él encima mío, pero yo me siento y rodeo con mis piernas su cintura. Él me toma de las caderas, y me ayuda a coger un ritmo. Dicho ritmo, cada vez es más acelerado y placentero. Estoy con Samuel, en nuestra burbuja, y fuera de ella se oye la música y las voces.

No nos importa, somos Samuel de Luque y Alena Martín, juntos. Samuel cierra los ojos y se muerde el labio, mis músculos se tensan y mi boca se abre buscando una necesitada bocanada de oxígeno.  Finalmente estallamos juntos en mil pedazos, y nos quedamos tal cual estamos, yo descansando mi cabeza en su hombro, y el descansando su cabeza sobre la mía.

-¡Samuel!.- se oye la voz de Willy, bastante tocado, tras una apertura rápida de la puerta.- ¿Dónde hay más hielo?.- Yo me giro, y Samuel mira hacia la puerta con los ojos como platos. Willy nos observa, de piedra, con una copa en la mano. Suceden unos segundos tensos. Samuel y yo desnudos, en posición, yo de espaldas, y con mi trasero a la vista, y Samuel de frente. Willy se lleva la mano a los ojos, para taparse.- Perdón, perdón, perdón.- repite, mientras cruza como puede la puerta y la cierra de nuevo tras de sí.

Samuel y yo nos miramos, ambos rojos como tomates de la vergüenza. Después, Samuel comienza a reírse levemente, después me río yo, y al final acabamos los dos con sonoras carcajadas.

-Y ahora hay que salir...- le digo a Samuel.- No vaya a ser que venga otro a comprobarlo.- Ambos volvemos a reírnos, para luego darnos un tierno y dulce beso en los labios.

Tras una pantalla. (Vegetta Fanfic.)[COMPLETADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora