Con los dedos.

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NARRA ALENA

Algo húmedo y áspero acarició mi nariz, sacándome de mi sueño. No abrí los ojos, me negaba, quería seguir durmiendo. A traves de mis párpados noté la claridad intensa del mediodía madrileño entrando por las ventanas del apartamento. Volví a notar esa sensación basta y mojada, seguido del sonido de un cascabel, lo que me llevó a pensar que era Midget lamiéndome.

-Ehjé.- oí a Willy reirse.- Madre mía el gato.

-Si si, le está haciendo un peeling.- bromeó Luzu, y pude oír, junto a las suyas, las risas de Samuel y Alex.- Y la otra que no se despierta.

-Dejadla anda, estará cansada después de la que lié ayer, y entre eso y que es de sueño profundo...-Samuel siempre tan considerado conmigo...

Recorde lo de ayer, el hombre, la pelea, comisaría, y mi ida de olla de la cual Willy me había sacado y Samuel había hecho que mi raciocinio volviera a funcionar. Entiendo además que Samuel reaccionara así, al fin y al cabo yo le arranqué los pelos a una chica por intentar ligar con él, así que creo que vamos empatados...

Tampoco tenía miedo al juicio, porque sabía que Willy encontraría la manera de demostrar que Samuel no intento herir de gravedad y mucho menos matar al señor ese.

Tenía la sensación de que a pesar de lo ocurrido las cosas iban a seguir yendo igual de bien.

-Callaros de una vez, cabrones.- murmuré a la vez que agarraba un cojín, abría los ojos y apuntaba al sofá de enfrente, donde estaban sentados. Se oyeron unas risas y después oí unos pasos hacia mi.

-Buenos días, bella durmiente.- la voz de Samuel susurrándome al oído.- Creo que es hora de amanecer.- emití una serie de sonidos guturales y acabé sentándome mientras me frotaba los ojos.

-Os odio.- dijé, y sonreí. Ellos rieron. Me hice un moño y me fui al baño a lavarme la cara.

Tuve que recoger todo lo que había tirado al suelo la noche anterior, pero gracias a dios el desastre no era mucho. Cuando salí, estaban todos en la cocina comiendo algo, y yo me uní a ellos.

-Gracias chicos, por lo de ayer.- comenté

-Tu eres tonta.- contestó Alex, riendo.- Siempre dando las gracias por cosas que es nuestro deber hacer.- me giré donde él, le abracé, y le planté un sonoro beso en la mejilla para después mancharle de chocolate.

-¿Si? Pues pillas.- vacilé, y así fue como empezó una guerra de comida que dejo mi cocina empantanada y que luego tuvimos que limpiar entre todos.

Y así nos dió la noche del día siguiente, con comida hasta las dejas y la ropa hecha un asco. Los chicos se fueron a sus casas, y yo acabé quedándo sola con Samuel.

-Perdón por liarla ayer.- me dijo en bajito con cara de arrepentimiento.- Perdi el control

-Yo también lo hice en nuestra fiesta de cumpleaños, ¿te acuerdas? Creo que estamos en igualdad de condiciones ahora.- Bajé la mira a su pecho.- Además, yo también perdí los nervios y me porté mal contigo ayer, pero ya me conoces, rabia y razonamiento en mi son antagónicos.

Samuel me levanta la mirada con su mano en mi barbilla, tiernamente, como suele hacer, y me besa, un beso que me abre las puertas a nuestro mundo, donde todo se supera, donde los buenos momentos se interponen, donde hay más risas que lágrimas, donde están nuestros amigos, nuestra familia, nuestra vida. Donde estámos él y yo.

Y nos besamos, y me enredo en su cintura. Me quita la camiseta y me suelta el pelo, notando como cae sobre mi espalda desnuda. A el tampoco le dura mucho la suya. Cuando nos queremos dar cuenta, estoy en la cama, sobre él, con mis manos enrredadas en su pelo y él saboreando cada palmo de mi cuerpo, danzando juntos, y tocando el uno al lado del otro el paraíso con los dedos.

Tras una pantalla. (Vegetta Fanfic.)[COMPLETADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora