(POR FAVOR, LEAN LA ANOTACIÓN FINAL.)
NARRA SAMUEL
La impaciencia y la incertidumbre de no saber lo que ahí dentro estaba ocurriendo me estaba matando.
¿Estaría bien Alena? ¿Habría recaído? El simple hecho de pensar que podría necesitarme y yo no podía hacer nada me llenaba de rabia.
Mi mayor miedo era el de no poder frenar otra nueva caida de Alena al vacío. El de volver como hace unos días, verla inerte. Que mi Alena se fuese. Y lo peor, que se fuese y no volviera.
¿Que mierda de norma es esa que me prohíbe estar con ella? ¿Por qué? ¿Acaso ella es tonta y yo le voy a comer la cabeza? ¿O es que piensan que voy a saltar sobre ese perro y le voy a destruir a golpes? Aunque no fuera por ganas, no era gilipollas, ni Alena tampoco. La gilipollez era dicha regla.
Y mi incertidumbre no evolucionó a algo mejor.
De repente, vi a Alena salir a la velocidad del por la puerta con un papel en la mano. En su rostro podía verse el dolor y el espanto ante algo nuevo. No se como estaba reaccionando ahora, ni que hacer al respecto, pero algo no iba bien. De hecho, algo iba muy mal.
Fui a agarrar a Alena, para intentar calmarla, pero en un rápido movimiento me esquivó, sin emitir una palabra, y continuó su trayecto hacia el exterior. La seguí muy de cerca pero a la vez sin agobiarla, el mensaje había sido claro.
Alena se detuvo tras haber cruzado la puerta, y se llevo las manos a la cabeza. Comenzó a respirar profundamente, intentando controlar algo que se iba haciendo más grande en su interior a cada segundo. Después, bufó y acontinuación emitió un gruñido de ira.
Fue donde ella y la rodeé con mis brazos. Volvió a intentar zafarse, pero esta vez no lo consiguió. Giró entre mis brazos, y golpeo mi pecho con sus manos varias veces, sin éxito, al final se detuvo, y poso su frente en mi. En una de sus manos podía ver un papel arrugado con muchos nombres y números.
Hundí mi mano en su pelo, tranquilizándola. Alena no lloraba, simplemente expresaba su angustia de otras formas. Sus ojos brillaban con otra luz diferentes, su rostro estaba desencajado, y su mandíbula.
-Tranquila, eh, ya está, está hecho...- intentaba relajarla, y parece que poco a poco lo conseguía.
-Es él de nuevo.- dijo, y yo no sabía a que se refería.- Es ese hijo de puta de nuevo.
-¿Quién?.- pregunte, confuso, ofuscado.
Alena no respondió, y note la caída de algunas lágrimas procedentes de su rostro. Estuvimos así delante de la comisaría por minutos, hasta que Alena solto una bocanada de aire, y me miro con los ojos hinchados.
-Hace...muchos años. Tantos que no lo creía posible, pero lo es.
-Alena, cuentamelo.- insistí, y Alena realizo un gesto afirmativo.
-Tenía 8 años. Mis padres ya comenzaron a dejarme a usar el internet con una cierta libertad. Por aquel entonces, yo ya apuntaba maneras de "rarita", y pasaba mucho tiempo en casa sola.- río melancólicamente. Odiaba el sonido de esa risa.- Inocente de mí, me metí en un juego multijugador con chat para gente de mi edad. Pero digamos que...el control no era muy bueno.- se detuvo, suspiro, y prosiguió.-
Un jugador comenzó a hablar conmigo a solas, y me pidió la cuenta de correo. Tenía 8 años, y no era muy consciente de las cosas, así que se lo dí. Aquel jugador...comenzó a decirme cosas que en el momento no comprendía, pero que no tarde muchos años en comprender. Me pedía que...- noto como se le hace un nudo en la garganta, y el esfuerzo que realiza para que las palabras salgan de su boca.- que me masturbara. Yo no sabía a que se refería, y nunca le hice caso (Y menos mal.), pero él quiso abusar sexualmente de mi.
Recuerdo como llamé a mi hermano, sin entender nada, y este a mi padre. En menos de 5 minutos, tenía al policía del municipio a mi lado, diciendome lo que tenía que escribir, y que debía seguirle la corriente para conseguir lo que necesitaban.
Tardaron meses en cogerle. Como yo, 75 niñas más se habían visto afectadas.
Es curioso.-continuó.- que algo no duela en el momento, si no tiempo después, cuando comprendes lo que ocurrió en tu entorno. Y que cuanto más tarde lo recuerdes, más te afecta.- termino con esta frase, y yo la abrazé más fuerte.
-El nombre, los apellidos, sus antecedentes...Es él, Samuel, es el mismo.- me dijo, abriendo el papel.- Ha salido de la cárcel hace 4 años. Y lo peor...fijate en el nombre de los denunciantes.- me entrego el papel.
Yo lo extendí, y me dispuse a encontrar algo familiar, pero era complicado entre tal maraña de nombres. Tras repasar varias veces la lista, lo acabé viendo.
"Alberto Martín. 3 de Marzo de 2007. Abuso sexual al menor. IP: 3591.95739.345"
El nombre del padre de Alena figuaraba en los papeles.
-Ese hombre, Samuel, ha sido el que me ha violado. El mismo.- miraba a Alena, conmocionado, sin saber que decir.
Todo esto era demasiada información. Era trágico. Me la imagino con 8 años confundida e incapaz de protegerse contra aquella atrocidad, al igual que hace unos meses ante el mismo hombre... . ¿Cuantas probabilidades hay que esto ocurra? Y lo peor...¿Por qué a Alena?.
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¡HOLAA!. Quería comentarles solo una cosa:
Quizá, este sea uno de los capítulos más especiales para mí de todo el fanfic. Para mi, es una manera de liberarme, y de desahogarme.
Veran...Es una parte de la historia de mi vida. Es real. Yo he vivido esto tal cual en mis carnes. Es una confesión mía hacia vosotros, entregando a esta novela parte de mi ser, de mi vida. Se vive tal cual está contado, y esta lacra a día de hoy sigue.
Desde aquí, sólo quería entregarles este trocito de mi ser, y transmitirles un mensaje: El de la lucha contra este tipo de prácticas.
De las 75, gracias al cielo, no fui de las más afectadas, pero estas cosas pueden traumatizar a una persona y marcar su vida para siempre.
Desde aquí, aunque sé que nunca lo van a leer, agradecer a mi padre, a mi hermano, y al cuerpo de la policía local, que me sacaron de esta situación.
Y sin más, me despido. Espero que aprecien el este pedazito de mi, y que comprendan la importancia de acabar con esto.
Un beso^^
Twitter: @Sarin98YT
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Tras una pantalla. (Vegetta Fanfic.)[COMPLETADA.]
FanfictionHistoria que refleja que, en todos los lados, en cada esquina, puedes encontrar aquello que te falta para ser feliz. No sabes quién ni cuando, ni como será, solo sabes que tienes que luchar hasta el final por aquello que más quieres, aunque la vida...