16th. La felicidad no es para siempre... ni para todos.

519 24 10
                                    

Para Kuroko no resultaba difícil resistir las náuseas o los antojos. Para sus casi cinco meses de embarazo su vientre se notaba hinchado y le estorbaba un poco al hacer ciertas actividades. Kuroko no tenía ninguna queja en cuanto al padre de su pequeña, Kagami, el chico que se levantaba con él en las noches que las náuseas le ganaban el duelo a Kuroko para vigilarlo mientras vomitaba en el baño o simplemente se mantenía recostado a su lado, con ambas manos envolviendo su vientre mientras le decía a su pequeña bebé que dejara dormir a mamá en las pocas ocasiones en que la pequeña parecía reacia a dormir cerca de las costillas del chico; así era el comportamiento de Kagami desde que se enteró de su embarazo. Iba a todos los lugares posibles con Kuroko, cuando tenía que ir a la oficina le mandaba mensajes cada media hora por petición del peliceleste ya que de seguir haciéndolo cada cinco minutos, el pelirrojo no podría concentrarse en sus deberes.

Esa noche, mientras Kuroko luchaba contra la posición que su retoño escogió para descansar y Kagami le sobaba nuevamente la barriga con los labios pegados a su cuello, murmurando entre sueños a su hija que fuera buena y se acomodara mejor, los labios de Tetsuya esbozaron una sonrisa al recordar la reacción de Taiga al enterarse ese mes que tendrían una niña. Lo primero que hizo fue hundir el entrecejo, buscando atentamente el lugar que indicaba el sexo del bebé. Al principio creyó que el bebé estaba de nalgas, hasta que Rachel señaló nuevamente hacia la zona que el pelirrojo buscaba. Ahí sí que quedó en shock. Tendría una niña, y no cualquier niña, una niña hermosa que se parecería a Kuroko. Piel blanca y tersa, cabellos celestes, poca presencia y la habilidad que tenía Kuroko para sacarlo fácilmente de sus casillas. Kuroko quería que se pareciera a su papá: cabello rojo, alegre, deportista, un aura angelical y sus adorables cejas. Fue entonces que decidieron el apodo perfecto para el bebé: reisei, que significa calma, serenidad; todo porque Kuroko casi no tenía los síntomas del embarazo y también porque la bebé casi no molestaba salvo algunas noches.

En momentos como esos, en los que la bebé estaba decidida a demostrar su presencia, Kuroko no volvía a dormir, salvo una media hora, sin embargo esa noche no lo haría ya que tenía algo en mente, un asunto que requería su completa atención y la de su hombre: salvar la relación de Midorima y Takao.

-Kagami-kun.

-Mmm...

-Kagami-kun, despierta.

-Vuelve a dormir, aún es temprano.

-No puedo. Tengo que hacer algo, ambos tenemos que hacerlo.

-¿Quieres ir al baño?

-No Kagami-kun, no quiero ir al baño. Despierta.

Kagami se sentó de mala gana, recargando la cabeza en la cabecera de la cama, permitiendo que Kuroko se acurrucara a su lado para observarle mientras seguía el propio pelirrojo seguía somnoliento.

-¿Qué sucede esta vez?

-Es sobre Midorima-kun y Takao-kun. No estoy de acuerdo con la actitud que tienen todos. Sinceramente quiero ayudarlos, conspirar que sigan juntos. Ambos se necesitan pero son demasiado orgullosos y testarudos como para admitirlo.

-Incluso si dices eso no es algo que esté a nuestro alcance. Me refiero al hecho de que si ellos no quieren retomar su relación, entonces ni con nuestra ayuda lo harán.

-Eso es lo que me impide dormir. No quiero que sean infelices, Kagami-kun. Si yo estuviera en su situación agradecería cualquier cosa que me acercara a ti.

-Kuroko...- El mayor suspiró resignado. Conocía muy bien a su novio y sabía perfectamente que Tetsuya no se daba por vencido cuando se le metía algo en la mente; más aún con esa expresión que no reflejaba ninguna emoción.- Está bien, haremos algo, por ahora descansemos. Es malo para ti y para el bebé no descansar. Mañana iremos a una cafetería después de clases para que discutamos mejor ese asunto ¿te parece bien? Así tendremos tiempo a solas y podremos relajarnos.

Yes, I Am.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora