8th.- Tienes que estar bromeando.

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Los chicos comenzaron a respirar tranquilidad a partir del día en el que Kouki había hablado con Akashi y así, un mes después aquel hecho estaba casi en el olvido... o no tanto como ellos quisieran pues si bien Akashi no había intentado nada tan estúpido como aquello, su comportamiento se asemejaba al de un acosador, sin embargo Midorima no tenía el tiempo suficiente como para andar detrás de su amigo todo el tiempo. Todavía tenía que concentrarse en las clases y en su amistad con Takao.

Hay que recordar que los chicos estudiaban en el mismo salón sólo por un tiempo debido a un curso en el que todos debían participar y por más habilidoso e inteligente que Takao fuera, el chico debía regresar a sus clases de acuerdo al grado en el que iba pues el director de la facultad se negó a subirlo de grado a pesar de que Takao obtuvo nota perfecta en el examen de ubicación que le fue aplicado.

Con Takao lejos de su lugar, Midorima encontró la forma de sincronizar sus horarios para tener espacio suficiente en el suyo y compartir ciertos momentos de su día con el chico, tales como el almuerzo, la hora deportiva y el trayecto a los autos para ir a casa.

Aunque para Takao las clases resultaban aburridas pues ya sabía todo lo que estaban enseñando, lo cierto era que agradecía en el fondo la distancia que se había interpuesto entre él y el chico de ojos verdes. Arreglaron sus diferencias durante el mes en el que Akashi estaba en terapias después de lo ocurrido en aquella casa y los chicos siguieron llevándose tan bien como antes, aun cuando no podían negar que entre ratos la tensión crecía entre ellos y era en parte al comportamiento irracional y confuso que Midorima tomaba en ciertas ocasiones con asuntos referentes al azabache.

Takao aún no comprendía la razón por la cual Midorima e Imayoshi no congeniaban y se rehusaba a creer que era porque alguno de ellos tuviera algún sentimiento hacia él. Para Takao, Imayoshi era un buen amigo y más que eso, un senpai sabio, razón por la cual al azabache le agradaba pasar tiempo con el mayor, no sólo porque resultaba divertido, sino también porque le enseñaba cosas sumamente interesantes y, debía admitirlo, con ellas podía impresionar al peliverde y charlar con él durante horas.

Llegada la hora del almuerzo, Takao se dirigió tranquilamente a la cafetería para conseguir algo ligero pues ese día Hiroshi exageró con el desayuno y todos comieron más de la cuenta. Al final se decidió por una ensalada de pollo y onigiri, acompañado por un postre de moras que se veía sumamente delicioso y aparentemente fue elaborado por los estudiantes de gastronomía.

Se sentó en una mesa alejada del bullicio y esperó tranquilamente a Kouki pues lo había visto entrar casi al mismo tiempo que él. Takao comía distraídamente ya que Kouki tardaba demasiado y una voz a su espalda hizo que casi se atragantara con la comida.

-¿Eso es todo lo que vas a comer?

-¿S-Shin-chan? Creí que no tenías tiempo para el almuerzo.

-Terminé antes de tiempo. ¿Te importa que me siente?

-Adelante, después de todo Kou-chan está tardando demasiado.

-No puedo soportar eso... toma.

Midorima tomó una pieza de emparedado de su propio plato y lo colocó en el de Takao antes de sentarse a su lado.

-Con la ensalada está bien, hoy desayuné demasiado.

-Es un trozo pequeño, no te quejes. ¿Cómo van tus clases?

-Demasiado aburridas, enseñan todo lo que ya sé.

-Trata de no escapar de clases tan a menudo. Sé que no es divertido escuchar algo que ya sabes pero las asistencias son importantes y si no te ven en el salón creerán que sólo estás jugando y que estas aquí con el dinero de tus padres.

Yes, I Am.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora