Lirios blancos y nube de novia adornaban pulcramente el recinto donde el enlace matrimonial se llevaría a cabo. Ese aire inocente calaba hondo en un grupo de personas que habían sido llevados a la fuerza a presenciar el evento y es que, por más que quisieran decir que estaba horrible, lo cierto era que aquella decoración blanca, con dichas flores como protagonistas, terminaban por otorgar un aura sofisticada al lugar.
-No puedo creer que me hayan obligado a venir a esta farsa. En cuanto el juez pregunte si alguien se opone me levantaré y seguiré con mi plan. Necesito un cojín...
-Cállate Ahomine. No tenemos permitido hacer algo, así que quédate en silencio. Sinceramente no puedo creerlo, me tomé la molestia de despertarlos a todos desde muy temprano y no dejan de quejarse. Además, algunos de ustedes se revelaron usando vestuarios inapropiados. Y lo digo por ti Rachie.
En efecto, la pelirroja lucía un vestido azul de mangas largas, con un escote prominente en la zona del busto y las piernas. Si bien era cierto que todos habían optado por vestuarios llamativos, lo cierto era que el de Rachel llamó la atención de todos desde que salió de su habitación. Bien justificada era la molestia de Hiroki que luchó por quitarle esos trapos a su hija, no obstante ésta esquivó cada uno de sus intentos. El castaño los había arrastrado a todos ahí, así que se aguantaba.
-Al menos traten de tener un poco de optimismo. Miren a Natsuki-kun, no es posible que un niño tenga más tacto para leer los ambientes que todos ustedes.
-No es eso Fujiwara-sama, es que Murasakibara-san se va a casar con Himuro-san.
-Natsuki, eres tan ingenuo como Kagami.
-¡Cierra la boca Ahomine!
-Ojalá tuviéramos ese optimismo.- Kuroko le sonrió con ternura al niño antes de mirar a Kōki.- Por cierto, ¿en dónde está Akashi-kun?
-Ah, está con la familia de Murasakibara-san. Se siente tan mal que tuvo que ir a disculparse con ellos por todo lo que está pasando.
-¡Ahg! ¡Ya no aguanto esto! La persona que nos estaba forzando a venir ni siquiera ha llegado.
-Y además está que...
-No nos dejó despedirnos de Tatsuya.
Hyūga torció la cara en una mueca llena de irritación. Teppei tomó su mano dándole una pequeña sonrisa con la cual el chico se sonrojó. No necesitó que su novio dijera algo para saber exactamente lo que estaba pensando pues fue viendo a sus hermanos uno a uno solo para notar que todos estaban igual de tristes. Hanna se había llevado a su hermano a primera hora de la mañana en completo silencio, sin dar oportunidad de si quiera decirle adiós. Izuki tenía a su hija en brazos mientras Nijimura tomaba su mano. Hyūga chistó bajo para después recargar la cabeza en el hombro de su chico. Claro que esa acción fue un reflejo.
-Para ser una mujer hermosa sí que tiene un corazón horrible.
-Espero no estés hablando de mí, Hyūga.
Hannah apenas llegaba al lugar, claro que no se detuvo a platicar puesto que era la testigo del pelilila y tenía que acompañarlo en el altar. Aunque los chicos se hubieran acercado para preguntar por su hermano la respuesta que les hubiera dado sería la misma que ellos pensaban: Himuro lo había decidido así porque las despedidas eran muy difíciles para él. Además de que el maestro de ceremonias anunció la entrada del novio.
Los presentes giraron la vista hacia la entrada por donde Murasakibara caminaba con tristeza en el rostro. Al ver a todos sus amigos y a Akashi junto a su madre, tuvo que contener las lágrimas. En ese momento deseaba tener su cabello más largo para poder desanudarse la coleta y cubrirse el rostro por completo con su cabellera. Al posicionarse en el altar apretó los puños para evitar salir corriendo. Su padre y su futura cuñada lo observaban con orgullo.
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Yes, I Am.
FanfictionLos humanos siempre han culpado al Diablo de las cosas que no pueden explicar, excusándose en que las aberraciones creadas por seres paganos deben eliminarse de la faz de la Tierra. Pero el Diablo no tiene nada que ver en la existencia de los doncel...