20th.-El hada de porcelana.

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"Está en labor de parto".

Esa frase no dejaba de repetirse una y otra vez en la mente del moreno. Tanto él como Kyohei entraron al quirófano con Izuki y la pelirroja. La familia ya había sido alertada y estaba de camino al hospital.

No sabía qué era lo que más le dolía: el saber que estaba por tener un bebé que podría morir en cuanto naciera o que podría perder para siempre a Shun. Si algo le pasaba a ese bebé el chico se culparía por siempre, sin importar que ninguno supo antes de su presencia. Aunque estaba claro que el chico lo excusara diciendo algo como "Yo lo llevaba dentro y no lo noté antes. Es mi culpa" eso no significaba que lo dejaría desquebrajarse frente a sus ojos así como así.

Ni siquiera notó cuando ya tenía puesta la vestimenta quirúrgica. Lo único que podía hacer era sujetar la mano de su novio. Shun gritaba de dolor y daba toscas bocanadas de aire en busca desesperada de oxígeno. Kirishima Ranmaru, pediatra del hospital, asistía muy de cerca a la pelirroja, quien a su vez le decía a Kyohei como debía apoyarlos. El corazón de Nijimura se estrujaba con fuerza cada vez que Izuki gritaba, desmoronando su vida pues no podía hacer nada para ayudarlo, salvo sujetar su mano y hablarle para evitar que se desmayara.

Un último grito de Izuki al pujar bastó para que aquella tortura terminara. Más tarde se arrepentirían de pensar eso. Silencio. Jadeos. Preocupación. Terror. Todo pasó tan rápido que nadie supo cómo fue que se movieron. Izuki jadeaba totalmente adolorido y agotado. El bebé había nacido pero por alguna razón no lloraba. Tanto él como Nijimura dirigieron las miradas hacia el pequeño bulto ensangrentado en manos de la doctora pero algo en las expresiones de todos los dejaba intranquilos. Lo primero que sucedió fue que Ranmaru prácticamente le arrebató el bebé a Rachel, maldiciendo en voz baja. Los enfermeros se acercaron a ayudarle en cuanto los habló. Un fuerte llanto se escuchó luego de que aspiraran al recién nacido. Cuando creyeron que podrían verle Ranmaru lo envolvió entre sus ropas, saliendo disparado con Kyohei detrás de él. Al escuchar el llanto alejarse y la conmoción dejada atrás, Izuki reunió fuerzas de quién sabe dónde para protestar y exigir que le dejasen ver a su bebé. Rachel tuvo que dormirlo mientras que Nijimura parpadeaba con la mirada y la conciencia perdidas.

Arrastró los pies como pudo al escuchar a Rachel y se dirigió hacia el lugar en el que habría de estar su hija. Se sentía extraño al pensar que ya era padre. ¿Cómo asimilaría Izuki aquella noticia? Nijimura no era un desentendido total en ese ámbito. Había leído un artículo en el periódico sobre una madre primeriza que cayó en depresión post parto y trató de asesinar a su hijo. No recordaba cuáles eran los motivos por los que aquella mujer había hecho eso, sin embargo, aquella noticia parpadeaba alarmantemente en un rincón de su cabeza. ¿Izuki rechazaría a su bebé? ¿Lo daría en adopción? ¿Lo abandonaría con el crio? ¿Trataría de asesinar al bebé? Pensar en cualquier situación lo hacía sentir incómodo. Antes había hablado sobre formar una familia con Hayley y la chica vaya que se rió en su momento pues jamás se imaginaba a Shūzō como un padre y ahora que lo era, se dio cuenta que jamás había llegado a esa plática con Shun. Quizá mencionó en su momento que no estaba interesado en tener hijos hasta que terminara de estudiar, pero no recordaba en absoluto. Intentó mantener la cordura pero al llegar al NICU* sus pies de detuvieron y el corazón se le partió ante lo que vio.

Kyohei tenía desabotonada la camisa mientras cargaba al recién nacido junto a su pecho desnudo, otorgándole su calor. Le pareció escuchar a Rachel decir que era una pequeña niña aunque no estaba seguro pues estaba en shock en ese momento. La bebé era diminuta. Parecía caber en una de sus manos y, por lo que lograba ver desde afuera, su piel tenía un extraño color grisáceo. La mata de cabello que ocupaba su cabecita era abundante y de un color negro intenso. Su respiración se detuvo un momento mientras la observaba. Era suya, tan pequeña y tan frágil, pero suya.

Yes, I Am.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora