Capitulo #11

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Me levante al estilo Blanca Nieves, sin ninguna lagaña y desarreglada, con mis facciones relajada y en paz. Me bañe y me arregle y como toda una persona civilizada desayune y fui a la escuela temprano con Daniel y si ningun regaño, y por primera vez en la vida no fuimos a la oficina del director y no nos pusieron una detención. Somos unos ángeles.

¡Pues no! No estamos en una estúpida película, donde se levantan como si se maquillaran mientras duermen para salir relucientes en la mañana. Yo soy al estilo Ana de la película de Frozen, toda desarreglada y para el colmo tarde para ir a la escuela ya que mi amada alarma no sonó.  

"El mundo te odia mi querida Galiana."

"Cállate, no hace falta tu opinión."

"Solo te decía."

"No me importa."

Como decía, mi estúpida alarma no sonó y me tuve que bañar a lo rápido y furioso. Que hize el record mundial, si, si lo hize y fue un milagro porque este querido cuerpo escultural merece ser muy bien lavado. Aparte de hacer a Daniel esperar más de media hora de lo normal para que luego él se coma toda las luces de camino para la escuela, para evitar lo que menos queriamos. 

Una detención.

Una sucia y estúpida detención por mi estúpida alarma.

Yo se que Daniel me debe odiar en estos momento y lo sé por la mirada de perro que me da. Estoy en mí defensa no fue mí culpa, yo puse la alarma y la muy maldita no sonó. Para colmo mi madre no fue capaz de ir a mi habitación a despertarme, así que menos culpa yo tenía. Además el muy maldito de mi mejor amigo no me llamó o entró a mi casa para verificar si iba o no a la escuela. Daniel tiene llave de mi casa, así que no tiene excusa.

--Limpiaran todos lo baños, tanto hombres como mujeres cuando terminen todas sus clases. Por lo tanto, voy a verificar que a las cuatro en punto hayan ido donde el personal de limpieza para recoger las cosas que necesiten para el trabajo dado--dijo el director.

--Lo haremos, director--dijimos al unísono.

--Ahora entren a su próxima clase--dice dandonos unos papeles--. Aquí tienen su excusa de que estuvieron aquí--cogimos los papeles y salimos.

Al salir de la oficina Daniel, no se pudo aguantar más.

--Tu si serás idiota, verdad Galiana--dice Daniel realmente cabreado. Lo entiendo, igual yo lo estoy.

--Te entiendo Daniel, pero entiende de que no fue mi culpa.

--Si, lo fue. Es tu responsabilidad ser cargo de tus cosas.

--Lo se joder, pero tu también tienes llaves de mi casa, podrías haber entrado y preguntar por mí. Daniel, tú me conoces y sabes que soy muy despistada y una ayuda de tú parte hoy, no hubiese sido nada mal.

--Galiana, yo no estaré siempre detrás de ti, ya eres grande. Tengo cosas más importantes que hacer como desperdiciar mi tiempo en ir a buscarte hoy en la mañana--dice más cabreado. ¿Ok? Eso no me lo esperaba, pero lo que si sé es que dolió. ¿Porque se comporta así conmigo? El nunca lo había hecho, yo se que él no es capaz de hacer lo que hizo.

--¿Que te pasa? ¿Que te hize para que estes así conmigo?--al decir esas palabras me acordé en el día anterior. La promesa. Lo que habíamos prometido hace años atrás de no tener secretos entre nosotros, pero este secreto tiene una justificación--. No puede ser que estes así conmigo por lo de ayer. Simplemente es difícil de explicar, pero luego lo sabrás.

No me había dado cuenta que mis mejillas habían estado mojada desde hace rato hasta que sentí el sabor salado en mis labios. Estaba llorando frente a él otra vez.

Mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora