-Ya déjame en paz...- dijo Helena mientras trataba de librarse de los brazos de Josh.
-No te preocupes que no te voy a besar...- dijo él después de soltarla- Sólo quería estar seguro de que aún me querías...
-Y ya tienes tu prueba...- grita Helena enfurecida- No seas ridículo Josh, dejé de quererte cuando dejé de pensar que yo era la de mala suerte, la que no viviría sin ti, cuando me di cuenta que no eres suficientemente hombre para respetar a una mujer...ahora vienes con la intención de cumplir con tus caprichitos de muchacho tratando de besarme...pues sepas, para mi eres un asco.
Carmela que venía acercándose se adelanta para defender a la amiga.
-¿Qué pasa? Y tu que haces aquí? Lárgate Josh... vete a tu lugar...
-No...no es necesario que le digas nada a ese estúpido, no es digno ni de escuchar la voz de una mujer Carmela...sinceramente Josh, como estás ridículo en esa camisa, quieres parecer jovencito? Pues estas terriblemente equivocado...- ríe Helena dejando la escena acompañada de Carmela.
-¿Que fue eso?- pregunta Carmela siguiendo a Helena que corría en dirección a su coche ya a fuera del hotel.
-Trato de besarme Carmela, Josh trato de besarme...
-¡Qué bastardo hijo del demonio!- dijo Carmela tratando de contener la furiosa Helena.
-No va a ser fácil Carmela, pero cada vez que lo tengo cerca de mi me doy cuenta de lo cuanto necesito a Ernandez a mi lado...
-Hablando en él, mira quien viene...- dijo Carmela señalando a Ernandez que caminaba ligeramente en dirección al coche.
-Mejor me voy...- dijo Carmela despidiéndose.
-¡Gracias por cuidarme!- sonríe Helena dándole un beso en la mejilla.
-¡Adiós!
Carmela sale con su coche y Helena sigue esperando a Ernesto frente a la puerta.
El estacionamiento estaba vacío, era subterráneo, dos o más coches aún estaban por salir, seguramente eran de los otros periodistas hospedados y de los clientes.
-¿Está todo bien?- pregunta Ernandez mirando a Helena.
-Sí... me pasó algo pero...ya estoy más tranquila...-responde Helena tratando de ocultar sus nervios.
-¿Fue el maldito Josh?
-Intentó besarme Ernandez...
-¡Desgraciado! Maldito desgraciado... pero fue mi culpa, te deje sola...- dijo Ernandez enfurecido caminando de un lado a otro frente a Helena.
-No me besó...
-Helena, necesito que me digas algo... te veo tan nerviosa, aún lo amas?
-Te amo a ti...- responde ella sin moverse de donde estaba.
-Eso para mi ya basta...- sigue él, mientras la abraza con fuerza.
-No te preocupes con él ...- susurra ella levantando la mirada- Fue muy importante en mi vida y eso no puedo negar, pero voy soportarlo...
-No me encanta para nada la idea de que este tipo va a estar cerca de ti...
Helena lo besa apasionadamente y lo mira a los ojos.
Su mirada era firme sin embargo era desesperada, algo que Helena tenía en sus ojos, los ojos de Helena, los que muchas veces sirvieron para poner miedo a sus adversarios, que en mucho más veces retrataban el riso que la boca no podía dar pero que en este momento pedía nada más que protección.
La noche era fría, a pesar de ser en fin del verano. La neblina estaba fuerte por la calle.
El coche fue "abandonado" en una esquina antes del departamento y los dos corrieron como niños por la avenida desértica.
-No puedoooo más...-grita Helena parando ya casi "sin respiración" unos metros a frente de un "agotado" Ernandez que trataba de alcanzarla.
-Nadie...me iba creer...se dijera...que...tu estabas...así... con los zapatos en la mano...en plena avenida...- dijo Ernandez intercalando cada palabra a una larga respiración.
-Si vuelvo hacer eso, me muero...-ríe ella sentándose en el suelo.
-Mira el cielo que negro... está fantástico...- dijo Ernandez cuando finalmente logró alcanzarla.
-¿Aún tienes aire en tus pulmones?- ríe Helena como una niña atrevida.
-¿Porqué?- pregunta Ernandez acercándose a ella.
-Para besarme...- ella lo abraza suavemente.
-Para eso tengo todo el aire del mundo...
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Después de la noche anterior, los ánimos estaban un poco más tranquilos en la oficina.
Fernanda estaba a todo el tiempo con un teléfono en la mano hablando animada con algún tipo muy interesante.
Carmela seguía con sus trabajos en la Secretaría de la oficina acompañada de Tonks que la seguía por todos los lados incansablemente.
Helena y Ernandez intercambiaban besos y caricias, los besos voladores eran los más frecuentes.
Así pasó el tiempo. Dos semanas para ser más precisa.
Llegó el día del viaje a Brasil, el periódico se quedó en responsabilidad del señor Contreras que a pesar de estar ya lejos de sus actividades aceptó animadamente.
-¡Mi hija! Que te vayas bien...- dijo el viejo señor Contreras al despedirse de Helena.
-Cualquier cosa que necesites por favor llámame...- dijo ella.
-Papá, ya nos vamos. Éxito con el equipo, pronto regresamos.- sonríe Ernandez, el último a despedirse.
-Que tengas un buen viaje mi hijo...
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El vuelo era el de las 8:30 de la mañana, no debería tardar mucho, en 7 horas estarían en Brasil.
"Damas y caballeros sean bienvenidos a bordo de el vuelo Nº 567, con destino a: aeropuerto internacional de Guarulhos, Sao Paulo..."
Ya acomodados en sus asientos, se distribuyeron miradas, risas... en cuestión de minutos ya estaban todos dormidos.
"Señoras y señores, sean ustedes bienvenidos al aeropuerto de Guarulhos, Sao Paulo.
Para su seguridad, es importante que permanezcan en sus asientos..."
-¿Ya llegamos?- pregunta Helena despertando asustada con la voz que anunciaba la llegada.
-Bem vindos al Brasil...- ríe Ernandez tratando de utilizar todo su portugués en una cordial bienvenida.Fin del capítulo.
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El cuento del destino
RomanceDos grandes emprendedores, una periodista y un empresario que se ven enredados en las trampas del destino y conocen el amor de una manera con la que no esperaban nunca. Les advierto, el amor viene de donde menos se espera, de donde menos lo imaginas...