Después de besarlo
Helena vuelve atrás un poco avergonzada. Limpiando la boca como si hubiera besado a un cactus en el desierto.-¿Que te paso? No te gusto besarme...- pregunta Ernandez mirándola con unos ojitos tiernos.
-No...es que... no es que no haya gustado, no es eso...- habla ella sin saber lo que decir - Mejor me voy... eso ...no sé que me pasa... Por favor salga de mi coche, necesito irme de aquí!
-No antes de terminar lo que empezaste!- habla el besándola otra vez con pasión.
Era inevitable no corresponder la pasión en los besos de Ernandez.
-¡No sigas por favor!-habla ella poniendo su mano sobre la boca de Ernandez- Yo no puedo tener nada contigo, nada más que una relación de trabajo. Todo eso es nuevo para mi, yo jamás en tanto tiempo estuve tan cerca de un hombre como estoy aquí contigo, yo tengo miedo...
-¿Tu tienes miedo?- pregunta el.
-Miedo de sufrir Ernandez, miedo de ser traicionada otra vez, yo juré que jamas eso me volvería pasar y no quiero...no quiero relacionarme con nadie. Todo lo que quiero es trabajar mucho a punto de olvidar lo que es el amor.
-Pero dime, ¿no sientes nada cuando me besas? No tiemblan tus manos... ¿no tienes mariposas en el estomago todas las veces que me ves pasar? Por que a mi Helena, a mi me pasa eso todas las veces que te veo, ya no puedo estar sin ti...- habla Ernadez acariciando el rostro de Helena - Antes yo pensaba que era una locura, cosa de mi mente pero me di cuenta que ya no puedo estar lejos de ti y si estoy cerca quiero abrazarte, besarte, protegerte como sea, no dejar que nadie te quite la sonrisa de tus labios.
-¿De verdad sientes todo eso por mí?
-Mucho más de lo que imaginas...
-Mejor nos vayamos de aquí... la gente ya nos esta mirando, y pronto va a venir a alguien...y ya lo sabes...
-¿A donde crees que podemos ir? que piensas de irnos otra vez al bosque de chapultepec...
-¡Me encantaría!- habla ella sonriendo- No tengo buenos recuerdos de ese lugar pero vamos...
-Te prometo que de esa vez nadie te va a pisotear...- ríe Ernandez besando a la frente de Helena.
El día estaba caliente y el sol brillaba sobre el lago verde y vivo. Había una pequeña cantidad de personas caminando por aquella zona. Solamente en el lago algunas lanchas para remar se movían lentamente.
-Que bueno que aceptaste venir hasta aquí...
-Tenemos que aclarar eso que nos esta pasando...- dijo Helena con una mirada firme.
Los dos están sentados en unos bancos frente al lago.
- Helena, yo me enamoré de ti...te acuerdas cuando nos conocimos por primera vez en la gráfica. Desde ese momento no pudo sacarte de la cabeza.
-¿Mismo sin no saber quien yo era? Mismo después de pelear conmigo por el teléfono... ¿Como sabes que estas enamorado?
-Yo me enamoré una vez Helena, era muy joven para mejor decirlo, tenía mis 18 años y me enamoré perdidamente de una mujer... ella fue mi novia pero...
-Los dos terminaron...-interrumpe ella.
-¡No! Ella se fue sin decirme a donde, años después descubrí que ella, estaba muerta...
-¿Pero como? - habla Helena con una cara de espanto.
-Se murió algunos meses después, estaba enferma y no quería que yo me enterase de su enfermedad. Después... bueno, después tuve una relación repentina con Fernanda...
-¿Fernanda? ...fue tu novia?
-Si, pero fue una cosa que no... no debería haber pasado, algo de momento... duró uno dos meses...
-Pero a mi me parece que... ella...
-Si, por ella nosotros aún estaríamos juntos, pero... yo soy muy sincero con mis sentimientos Helena...-habla él.
-Sí... - habla ella frunciendo una ceja y mirando al lado- ¿Y me quieres así el suficiente para decírmelo?
-Lo que siento por ti es algo nuevo, me enamoré cuando te vi, puedes no creer pero cuando escuchaba tu voz por el teléfono te odiaba mortalmente... pero te odiaba aún más por lo que sentía al escucharte. Mis manos temblaban...
- ¿De nervios?- ríe Helena.
-No sé explicarte... pero sentía algo en mi corazón... en el fondo... pero sentía... cuando te vi con los cuadernos jamás imaginé que de alguna manera podría ser mi enemiga de teléfono... Me quede en éxtasis. Tu belleza, tu sonrisa, tus ojos que sonríen cuando hablas. Me enamoré de ti, de tus besos...
Ellos se besan lentamente y quedan juntos con los ojos cerrados.
-¿Crees que me puedes enamorar así con sus caricias?
-Yo te digo Helena me enamoré con tus ojos, con tu mirada...me enamoraste con tu carácter... Quiero enamorarte como me enamoraste tú... con el alma. ¿Lo aceptas?
Fin del capítulo.
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El cuento del destino
RomansaDos grandes emprendedores, una periodista y un empresario que se ven enredados en las trampas del destino y conocen el amor de una manera con la que no esperaban nunca. Les advierto, el amor viene de donde menos se espera, de donde menos lo imaginas...