-Conozco pocas personas así, gente de sueños. En estos tiempos, pocos se permiten a sí mismos brillar -respondí a su pequeño monólogo, después de un rato, dejé que mis palabras se disolvieran en el aire. Me permití inclinar la cabeza ante su imponente postura porque, simplemente, no me quedaba de otra.
Me había ruborizado al hablar, y usted lo había notado. Yo odiaba eso.
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Usted, señor.
Short Story«Usted, señor, me desquicia, me revuelve las ideas. Embota mi mente y nubla mis sentidos. ¿Qué me hace señor? ¿Por qué no puedo actuar como una persona normal frente a usted? ¿A dónde se ha ido la pequeña Sky 'mademoiselle insolente'? ¿A dónde la ha...