Una tercera parte de la clase moría de sueño; otro grupo más, parecía tener mejores cosas que hacer que prestarle atención a un hombre que divagaba. Luego estábamos los otros, que no tanto es que nos aburriéramos, pero la mayoría de los que conformaban el tercer grupo de igual forma se dedicaban a ignorarlo. Yo no, yo escuchaba atentamente y sonreía. Sonreía porque era usted el que hablaba, sonreía porque me hacía sentir identificada y, sonreía también, porque usted lo hacía conmigo.
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Usted, señor.
Short Story«Usted, señor, me desquicia, me revuelve las ideas. Embota mi mente y nubla mis sentidos. ¿Qué me hace señor? ¿Por qué no puedo actuar como una persona normal frente a usted? ¿A dónde se ha ido la pequeña Sky 'mademoiselle insolente'? ¿A dónde la ha...