#4: Besa una princesa con resaca

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Es un dolor intenso.

En su cabeza se sienten como martilleos infernales y Charlotte solo quiere detenerlos, así que su primer impulso es quitarse su sábana de encima, solo que, no hay sábana y definitivamente no está en su cama.

Abre los ojos de inmediato. Nota que está en un lugar mullido, el techo tiene varios hilos de coser que cruzan de un extremo a otro, aviones de papel sujetados a estos con pinzas de ropa, luces navideñas, también ve de esas. Si, terminó en alguna especie de guarida del horror.

Se endereza y ve que si hubo una sábana, está en sus pies y debió haberla tirado moviéndose mientras dormía.

Está en lo que parece un compartimiento pequeño, aunque no se siente asfixiada, ella tiene problemas con los lugares pequeños. Hay posters de bandas de las que nunca ha oído hablar, hay un sofá-cama bajo ella, y es ahí es donde durmió.

Sigue inspeccionando con ojo crítico, hay una pequeña mesa y otro sofá enfrente, también hay una puerta que seguro lleva al baño y yendo al fondo puede verse una habitación improvisada.

No hay nadie allí y lo primero que hace es entrar en pánico, así que grita.

Se pone de pie dispuesta a huir, pero cuando está a punto de abrir la puerta que la llevará a la libertad esta se abre antes, revelando el rostro de Rachel con las cejas alzadas y una sonrisa poco a poco apareciendo.

—Parece que despertaste-comenta con una sonrisa.

Le gustaría mucho decir una obviedad, pero en lugar de eso pregunta:

—¿En dónde estoy?

—Mi casa—responde entrando y cerrando tras ella.

Charlotte da un nuevo vistazo, hay algo curioso con el lugar.

—Es una casa rodante—aclara—no quiero parecer una obsesionada pero muchos lo hacen así que le puse nombre, se llama Betty, pero no te confundas, Betty es un chico.

Charlotte frunce el ceño, a ella le importa una mierda si Betty es chico, chica o solo un vehículo confundido.

—¿Cómo terminé aquí?

—Ayer estabas cayéndote de borracha y como no supimos a donde llevarte te encerramos en el auto de mi hermano en lo que la fiesta terminaba—la ojiazul rueda los ojos—Alfie es un adicto, yo te hice compañía toda la noche, cuando terminó y volvimos decidí que dormirías mejor aquí. Supongo que hice una buena elección, no dejaste de roncar en toda la noche.

—¿Borracha?—fue lo único que Charlotte capto—¿yo?

—Claro—Rachel se mofa—Si no me crees hay un par de vídeos que prueban lo que digo en Snapchat y YouTube, te los envío si quieres—luego murmurando agrega—Prepárate para el porno.

—No me la creo.

—No sabes manejar la bebida princesa, ya sabes lo que dicen, si no lo controlas, no tomes.

Y Charlotte no puede creer que esté recibiendo una especie de sermón de...de ella.

Gruñe exasperada, tampoco puede creer que este pasándole esto. ¿Cómo se descuidó tanto? Y peor aún ¿Donde estaban sus amigas cuando una extraña y su hermano la llevaron a su auto? En serio, en otras circunstancias ella ya estaría muerta.

Revisa su celular y ve que tiene un par de mensajes de Susie y otro par de Adam, él siendo tan dulce como siempre, deseándole buenas noches y Susie cometiendo muchas faltas de ortografía para preguntarle donde está.

—¿Te duele la cabeza?—de nuevo, la voz de Rachel la interrumpe, ahora no parece burlarse de ella.

Charlotte no responde.

Al besar una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora