#20: Besa una princesa enamorada

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Charlotte no ha mencionado nada de cómo se siente su cabeza, no ha dicho nada en lo absoluto, ni sobre el dolor ni sobre cuál es el punto de que ella esté ahí.

Su madre se pasa de un lado a otro, dándole un tour a ella y al encargado de la decoración que ha contratado.
Él se mira bastante profesional ha de admitir, el problema que le ve a todo eso es que él está consultando cada cosa con su madre y viceversa.

¿Y que tiene de malo? Pues que, la boda es de ella y su opinión no está siendo tomada en lo absoluto.

Charlotte no había sido consciente hasta ese momento de que las únicas decisiones reales que había tomado son sobre el vestido y sobre dónde pasará su luna de miel , de ahí en más su madre y Adam se encargaron de las invitaciones, la decoración y la comida y sinceramente no se siente participé de lo que será el día más importante de su vida.

O es lo que dicen, puede ser uno de los más importantes y ella quisiera estar más involucrada.

No sabe si es porque desde un inicio siempre ha estado en las manos de su madre pero ahora no sólo su cabeza duele pero también comienza a sentirse enferma.

Se siente como esa niña que creyó haber dejado atrás, esa que deja que su madre tomé las decisiones por ella, que deja que hablé y decida por ella mientras se queda de brazos cruzados en una esquina y todo se resuelve siempre de esa manera, solo con ayuda de mami.

Dios, no lo soporta más.

—¿Qué color te parece mejor, Lotts? ¿Salmón o beige?—Elisa la cuestiona, aunque no pone mucha atención, está más concentrada en el catálogo que tiene en sus manos.

—¿Para qué?

—Para las cortinas.

—Beige—responde, su madre la mira durante unos segundos y niega.

—No me convence, serán color salmón—dice al hombre y continua hojeando el catálogo.

—¿Y porque me preguntaste entonces?

—Quería tener tu opinión.

—¿Desde cuando?—se siente como una pequeña explosión, su boca se movió por si sola y es la primera vez en bastante tiempo que le habla de manera tan altanera a su madre. Se arrepiente dos segundos después de soltarlo.

—Eso suena como una queja—Elisa la observa por encima de sus anteojos y cierra el catálogo—¿Vas a decir algo más?

¿Y saben? La confianza vuelve luego de eso.

—Lo estás planeando todo tú, cuando se supone que es mi boda, las invitaciones, comida, decoración, todo y finges que tomas en cuenta lo que yo quiero pero al final del día vas a hacer lo que te venga en gana.

Elisa mantiene su boca presionada en una línea tensa y Charlotte sabe lo que viene y porque eran pocas las veces que se animó a contradecir o echar algo en cara a su madre.

—Eso que dices habla más de ti que de mi ¿No crees?—y se humecta los labios porque eso va jodidamente para más—mira lo que haces, últimamente llegas tarde cuando se te cita, te distraes y pones mala cara cuando se te habla, TU eres quien no da opiniones a menos que se te pregunte, no pones nada de ti, has dejado de cuidar tu cuerpo y comienzo a dudar seriamente lo comprometida que estás con esta boda. Es el día más importante de tu vida y...

—¿Lo es para mí? ¿O es una especie de capricho que no cumpliste con la tuya propia? ¡Ni siquiera me gustan los tulipanes!—ataca apuntando el modelo de arreglo con tulipanes que habrá en cada mesa—¿O se trata del dinero? De lo mucho que van a beneficiarse todos de esta boda.
Elisa la mira y por un segundo luce desconcertada.

Al besar una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora