#15: Besa una princesa cariñosa

687 80 56
                                    

—Así que…¿Qué vamos a ver?

Charlotte pregunta luciendo como un cachorro de feria, destila felicidad pura mientras da dos sentones sobre el colchón logrando así acomodarse mejor.

Rachel se abre paso a través de la ropa que ha quedado en el suelo, aún tiene que encontrar su sostén, el calor del momento, una disculpa. Vistiendo solamente unos calzoncillos blancos con estampados de girasoles y llevando en una mano un mega tazón lleno de frituras de queso y en la otra una coca cola de dieta de dos litros, luce justo como el momento en el que una buena foto debería de ser tomada.

Charlotte a su vez viste su conjunto de ropa interior completo, desde el respaldo de la cama donde se apoya puede alcanzar a distinguir sus pantalones de los de Rachel, que yacen uno junto al otro unos cuantos metros apartados.

Charlotte aún no se siente del todo segura con su cuerpo expuesto, le ha costado trabajo dejarse ver en desnudez y en plena luz y después de haber mantenido relaciones con la pelirroja durante las últimas dos horas y ya sin esa constante presión palpitante entre sus piernas, el pudor vuelve poco a poco a ella.

Había sido tentada en ponerse toda su ropa de nueva cuenta pero una mundana frase como “así déjalo, hace mucho calor” la convencieron de mantener sus manos flojas y su piel expuesta por otro lapso de tiempo. Además Rachel no se muestra molesta ante la idea.

—Me tomo mi responsabilidad de ser quien escoge la película muy en serio—Rachel dice solemne mientras pasa a su compañera el tazón de frituras para tener una mano libre y acomodarse a su lado, las dos sentadas contra el respaldo y con piernas extendidas, que Rachel no tarda en entrelazar—Creo que te va a gustar, va sobre un individuo que es constantemente rechazado por la sociedad en la que vive por su físico, pierde su hogar y es condicionado a que si quiere recuperarlo tendrá que cumplir con las sucias tareas que el líder de dicha sociedad le impone.

Charlotte asiente.

—¿Tenías que contarme toda la película?

—Sh—Rachel arrastra la computadora hasta el inicio de sus piernas, sobre la sábana porque esa mierda suele calentarse y se niega a quemarse está vez.

La película comienza y es imposible para Charlotte no alzar una ceja incrédula desde el inicio.

—Shrek.

—Si—Rachel sonríe y pone pausa a la película para no perderse de nada y ver la reacción de la rizada.

—Escogiste Shrek—recalca—creí que sería algo que no había visto, he visto Shrek como un millón de veces.

—Bien por ti, porque yo soy una virgen en este, vas a presenciar mi primera vez con Shrek.

—¿No pudiste ser menos perturbadora sobre eso?—Charlotte cubre su rostro con ambas manos—¿Nunca habías visto a Shrek?
—No.

—¿Y la reseña tan detallada que me diste?

—Vi el tráiler—Rachel guiña un ojo—encontré el disco en el ático de Alo…

—¿Estabas husmeando en sus cosas otra vez?

—Se le llama exploración y lo tomé prestado, lo devolveré cuando terminemos.

Rachel vuelve su vista a la pantalla y pone play.

—No creo que le importe de todas formas.

Pausa de nuevo.

—Déjame ver a Shrek en paz, princesa.

—No estoy vendándote los ojos—replica.

Rachel reanuda la película y da antes una miradilla de advertencia donde no aceptará más interrupciones y Charlotte no va a dárselas. A cambio ve una sombra de dientes aperlados asomarse en una pequeña sonrisa.
Entonces terminan viendo Shrek un viernes por la tarde, piernas y risas entrelazadas, Charlotte casi puede imaginarlas así todos los días. Si fueran una pareja, ellas podrían hacer eso. Charlotte trata de esconder ese pensamiento de nuevo en la caja de Pandora de donde salió, no quiere seguir el hilo a lo que eso podría llevarla, pero Rachel por un segundo se gira y besa rápidamente su clavícula y es todo, su imaginación tiene acceso libre a la fantasía.

Al besar una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora