~Llegó el día~

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Salí de casa a las 5:15 am , me había despedido de la abuela la noche anterior, ella insistía en acompañarme a la parada del bus pero no quise que se regresara sola a la casa, sería muy peligroso. Para entretenerme en el camino decidí leer mi libro favorito, esta era la sexta vez que lo leía y no conseguía cansarme o aburrirme de el, leyendo el tiempo me pasó volando y cuando quité la vista del libro ya estaba en la estación que quedaba a una cuadra de la casa de tía Valentina, nos saludamos, subí mi maleta mientras ella me pedía un taxi, cuando bajé el taxista ya me esperaba, ella le pagó y me marché, oh cielos por qué tengo los nervios a mil, saqué mi inhalador para usarlo, sentí que me faltaba el aire.
Cuando entré un guardia me detuvo en la puerta, preguntó mi nombre y le extendí la carta de mi padre con todos los sellos que traía puestos, revisó mi bolso y cortésmente me condujo hacia el camino de las visitas, en realidad no me lo esperaba, creí que sería como en las películas pero e vez de una cárcel esto parecía un hotel, un hombre de unos treinta más o menos que tomaba el sol en la piscina cautivó mi mirada, parecía muy relajado con sus lentes de sol recostado hacia atrás en el borde de la piscina.
A unos cuatro metros estaba mi padre tomando un jugo de naranja mientras leía el periódico, tenía ropa informal, no llevaba uniforme, acaso llegué a la cárcel o a un "Club de millonarios" .
-Hola Kate-me dijo sin aún quitar la vista de su periódico-
-Hola...-dije tratando de mostrar un poco de frialdad-
-¿Ya sabes que vas a estudiar en la universidad Kate?-
-Medicina, quiero ser médica forense.-
-Interesante, vas a lidiar con muertos.-
-Es mejor que lidiar con vivos...-

Se quedó mirándome a los ojos por unos instantes y desvié la mirada para no encontrar esos ojos otra vez, le pregunté si podía caminar un rato sola, me dijo que si, tomé mi libro y caminé hacia un lugar lleno de grandes palmeras, me senté bajo la sombra de una de ellas a leer mi libro. Al frente de mi se encontraba el apuesto hombre que había visto en la piscina pero esta vez estaba leyendo un libro, levanté la vista un poco más y allí estaba en sus manos "El vendedor más grande del mundo" de Og Mandino, no puedo creer lo que mis ojos ven, ese hombre estaba leyendo mi libro favorito, se acaba de ganar un pedacito de mi; no tardé en acercármele, desde que lo vi en la piscina algo en el me cautivó.
-Hola...-dije un poco nerviosa-
El me miró y bajó la mirada hacia la mano donde tenía el libro, al ver que leíamos lo mismo me invitó a sentarme a su lado.
-Un libro muy interesante para una adolescente como tú- dijo mientras miraba mi cabello y las pocas pecas que había en mi rostro-.
-Lo amo en verdad, lo he leído unas seis veces con esta y me encanta, enseña muchas cosas y eso es lo que más me impresiona-.
-Si, yo también lo he leído varías veces y me ha sido de gran ayuda aquí.-
-¿Cuál es tu nombre?-
-Armando, ¿Y el tuyo?
-Kate, ha sido un placer pero me tengo que marchar-
-Me gustaría verte otra vez Kate-
Me levanté y nos miramos por última vez, caminé hasta donde estaba mi padre, me despedí de él y salí rumbo a casa de tía Valentina en un taxi.

El diario de Kate💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora